Las iglesias de Terrassa y la exposición de Miró, premiadas por los museólogos

Santa Maria, Sant Miquel y Sant Pere de Terrassa forman uno de los conjuntos eclesiásticos más destacados de Cataluña. En pie desde el siglo IV, una rehabilitación en 2009 les ha devuelto, en parte, su aspecto original. La polémica restauración de 2009, que eliminó una intervención anterior de Puig i Cadafalch que construyó un baptisterio visigodo donde no lo había, ha sido reconocida por la Asociación de Museólogos de Cataluña (AMC) con uno de los premios que entregó el viernes “por la puesta en valor y la intervención respetuosa con los restos”, algo que no siempre ocurre. La cuarta edición de estos premios ha reconocido también la ampliación de las termas de Baetulo, la ciudad romana de Badalona, que con 3.500 metros cuadrados, es uno de los yacimientos bajo tierra visitables más grandes; el proyecto sobre las tumbas reales de Santes Creus del Museo de Historia de Cataluña, como ejemplo de la interdisciplinariedad y la difusión, y la exposición sobre Joan Miró, La escalera de la evasión, que cerró sus puertas la semana pasada, y que ha visitado por más de 230.000 personas.

“Los premios son un reconocimiento al trabajo que se está haciendo en los museos pese al momento que vivimos”, asegura Carme Clusellas, presidenta de la AMC, que reúne a unos 500 profesionales del sector. Otros de los premiados con menos repercusión, "pero con mayor desarrollo territorial", según Clusellas es el nuevo Espai del Peix del Museo de la pesca de Palamos, por dinamizar y estimular el territorio más inmediato, o la exposición temporal Xarxes, los primeros intercambios, hace 6.000 años, de la Diputación de Barcelona por comparar un material como la variscita, una piedra de intenso verde que aparece en un buen número de yacimiento para hacer joyas en la prehistoria, con la moda, casi universal, de los pantalones tejanos.

En la entrega de los premios sobrevoló el nuevo Plan de Museos que presentó el pasado día 7 el Departamento de Cultura. Clusellas cree que es un buen punto de partida, “un esquema que habrá que desarrollar; un plan mejor que el vigente por que es menos rígido y está menos jerarquizado”. De todas formas, la especialista asegura que plantea muchos interrogantes, como “la falta de maduración, el solapamientos de ideas y focalizar el orden y la gestión en los museos que son competencia de la Generalitat, mientras que falla en el territorio”. Para Clusellas, la Generalitat debería tener presente el modelo de red de museos locales que desde hace años desarrolla la Diputación de Barcelona. “Es un modelo que hay que tener en cuenta”.

Clusellas valora positivo que se plantee la necesidad de crear una colección nacional de arte y un depósito para el material arqueológico. “Si juntáramos todo el material arqueológico depositado en los museos colapsaríamos la Rambla”, asegura.

La actual crisis económica hace difícil la materialización del plan para Clusellas. “Faltan medios y el año 2013 será aún peor. Los museos no son solo cuatro, hay censados 113, de los cuales 90 o 100 no cuentan con la dotación económica suficiente. Hay que pagar la luz, el agua y la seguridad. Y del resto del presupuesto, un 5 o un 10%, las actividades”, se queja Clusellas, que dirige el museo de Granollers. El nuevo plan prevé que, con ayuda de la Agencia del Patrimonio, se busque una financiación externa para los diferentes museos. “Va a ser difícil, y a la gente que trabaja ya se le exprime bastante”, se queja.

Tras ser presentado el nuevo Plan de Museos a la prensa, la Junta de Museos tuvo noticia de las intenciones de la Generalitat cuando Joan Pluma, director General de Patrimonio y responsable del plan, lo presentó a los máximos representantes de los museos catalanes en la reunión de una semana después. Allí los representantes del Ayuntamiento de Barcelona fueron los más reacios y no dejaron de manifestar su malestar por no haber sido consultados. El Ayuntamiento, gestor de museos como el Picasso o el Museo de Ciencias Naturales, pidió tiempo para discutir el tema y aseguraron que lo harían en los órganos municipales y no en la Junta de Museos. Para la administración local el plan de Mascarell es solo eso, un plan a muy largo plazo.