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La casa Aramburu se pone moderna

Cádiz Preview convierte un palacio del XVIII en centro de creación contemporánea

Una visitante en la muestra Cádiz Preview, en la Casa Aramburu.
Una visitante en la muestra Cádiz Preview, en la Casa Aramburu.EDUARDO RUIZ

Imposible que María Luisa, Micaela y Álvaro Aramburu hubieran imaginado alguna vez que su majestuosa casa se llenaría de fotografías de seres humanos con cabeza de perro y de pasteles hechos de cerámica o que albergaría una lámpara reciclada con botellas de Solán de Cabras. Dicen algunos que los conocieron que los hermanos Aramburu eran tan sobrios y majestuosos como su casa de la plaza de San Antonio de Cádiz. Por eso seguro que nunca se hubieran imaginado su mansión ni tan moderna ni tan llena de pueblo.

 El palacio Aramburu abrió sus puertas al público el jueves casi de noche. Decenas de personas tuvieron que hacer turnos para entrar a ver el continente y el contenido. El continente, la propia casa. El contenido, Cádiz Preview, una iniciativa del colectivo Sinmurallas con el que pretende mostrar piezas hechas por creadores y artistas gaditanos.

Hay muebles, objetos de cerámica, ropa, esculturas, fotografías, cuadros y hasta bombones y chocolates de formas impensables. "Creo que este tipo de iniciativas pueden servir para hacer ciudadanía. Para formar, para mostrar modelos de excelencia, ejemplos que podemos imitar", afirma Francisco Cano, promotor del evento. "Es un edificio estupendo que, por sí solo, tiene su atractivo. Nosotros lo hemos completado con propuestas, con proyectos de diseño gráfico, de moda, de arte... Intentamos atraer a todas las disciplinas de la cultura, con una oferta añadida de actividades, conferencias y presentaciones de libros", añade el promotor.

Francisco Cano decía el viernes que la casa se había quedado pequeña para todo lo que querían mostrar. Tan pequeña, que en la puerta se agolpaban decenas de ciudadanos de todas las edades para entrar en el palacio minutos antes de la apertura de sus puertas. La entrada, presidida por una espectacular escalera en curva, apenas presagiaba el contenido de las estancias. El dúo artístico Vendaval, en la primera habitación, ha instalado Cocinando una trama, con platos y comidas de cerámica de colores, con las que quieren mostrar "el artificio ceremonioso que a menudo envuelve las relaciones sociales".

El palacio alberga una inciativa del colectivo gaditano Sinmurallas

Muy cerca de este festín artístico-gastronómico, el creador Arsenio Rodríguez, o MundoArtsenio, enseña los nuevos muñecos fabricados con miembros de otros. O una espectacular lámpara azul realizada con 900 botellas de agua de Solán de Cabras. Otro de los atractivos de Cádiz Preview es que los ciudadanos que se acerquen hasta el palacio Aramburu estos días podrán también expresarse libremente gracias a la idea de Espacio Creativo La Bañera.

La muestra se cierra el lunes, día 19 de marzo, festivo por la celebración del 200º aniversario de la Constitución de 1812. Así que, en la sala que ocupa La Bañera, quien quiera podrá desahogarse: "Nuestra idea es un muro en blanco donde cada uno puede coger su rotulador y exponer su idea del bicentenario", explica Carlos Criado, miembro de este grupo. "No queríamos mensajes institucionales sino más bien las visiones personales sobre esta conmemoración", añade. Algunos de estos mensajes pueblan ahora lo que hasta hace no tanto era el dormitorio de Álvaro Aramburu: "Por aquí, vivienda digna". "¿Hacia dónde?" "Por un poco de ilusión, en tiempos de pesimismo".

Pero no todo es contemporáneo en Cádiz Preview. Muchos se acercaron hasta la casa atraídos únicamente por el inmueble, de tres plantas, erigido en el siglo XVIII y reformado a principios del XX por el arquitecto municipal Juan Cabrera Latorre. Un palacio tan ecléctico que contrasta estos días con un contenido tan moderno. Allí vivieron los tres hermanos Aramburu, propietarios del Banco de Cádiz, conocido como Banca Aramburu. Se llamaban Álvaro, María Luisa y Micaela. No dejaron descendencia directa, aunque en el Museo de Cádiz, una jovencísima Micaela pintada por Zuloaga aún contempla a los visitantes con los brazos en jarras y media sonrisa en los labios. Quizá no le disgusta del todo lo moderna que está su antigua casa.

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