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EL JUICIO POR LA MUERTE DE AMAIA AZKUE

Las pruebas de ADN contra Ander E. se reproducen sin “ninguna quiebra”

La acusación aporta como testigo al psiquiatra que trataba al presunto asesino

El abogado de la defensa, Joanes Labayen, (izquierda) y el hermano del acusado acceden a los Juzgados de San Sebastián.
El abogado de la defensa, Joanes Labayen, (izquierda) y el hermano del acusado acceden a los Juzgados de San Sebastián.JESÚS URIARTE

Las principales pruebas periciales que incriminan a Ander E. como presunto asesino de Amaia Azkue se están reproduciendo en el juicio que se celebra en los Juzgados de Menores de San Sebastián sin “ninguna quiebra y de forma positiva para la acusación”. Según fuentes del caso, las huellas y el ADN encontrados en varios lugares del automóvil de la víctima, como el freno de mano, el volante o el intermitente, inducen a pensar que fue el acusado quien conducía el coche en el que se trasladó a la mujer al embalse de Ibai-Eder, en Azpeitia, donde fue encontrado su cadáver.

Las pruebas presentadas ayer durante la declaración de un ertzaina que tomó parte en la investigación judicial desmontan la versión que el acusado ofreció cuando se exculpó del supuesto asesinato, cometido el pasado 16 de marzo, al señalar que una tercera persona, un desconocido a quien el joven atribuye la muerte de la vecina de Zarautz, fue quien conducía el coche cuando le recogió mientras hacía autoestop.

La defensa critica que la Fiscalía no investigase tras la segunda declaración

Hoy se cumple un año de la muerte de Amaia Azkue, un suceso que conmocionó a Gipuzkoa no solo por la brutalidad con la que se ensañó el supuesto asesino sino también por la falta de claridad en la versión de los hechos que aporta el acusado, como por las dudas que genera el móvil del robo que defienden la acusación particular y la Fiscalía.

Durante la cuarta sesión del juicio, en la recta final, testificó el médico forense, Luis Miguel Querejeta, quien dio las pistas de cómo pudo transcurrir el día del crimen. Querejeta certificó el momento de la muerte de Amaia Azkue, una hora según fuentes del caso, en la que el acusado no ha podido “acreditar” dónde se encontraba.

En cuanto al móvil económico, que la defensa señala como “insostenible”, la acusación mantiene que la causa del asesinato fue el robo porque “no se ha aportado otro móvil”, según las mismas fuentes. La fiscalía se remite a las dos veces que el supuesto asesino fue al cajero de una sucursal bancaria para extraer dinero; la primera vez sacó 300 euros y la segunda, dos días después del asesinato, no pudo lograrlo porque la tarjeta estaba desactivada.

La acusación particular ha aportado como testigo, y no como perito, al psiquiatra que trataba al joven. Ander E. acudía a un especialista a raíz de sus problemas con los estudios. Según la versión de los hechos relatada por el presunto autor del crimen, el mismo día del asesinato acudió por la tarde a su consulta en San Sebastián. Al no presentarse el psiquiatra como testigo pericial éste no pudo hacer una valoración sobre el estado mental del acusado.

Por su parte, la defensa es muy crítica con la Fiscalía por la rapidez con la que se cerraron las diligencias de la instrucción tras la segunda declaración del acusado cuando se desdijo como autor del crimen de Amaia Azkue. Ander E. reveló a sus padres que no era el asesino pocos días después de que el joven acusado confesase su implicación cuando se entregó en la Fiscalía de Gipuzkoa el pasado 18 de agosto, un día antes de cumplir la mayoría de edad.

La defensa pidió un sobreseimiento de la causa para que se siguiera investigando y solicitó un retrato robot del desconocido a quien el acusado señala como el asesino, pero la Fiscalía lo rechazó.

El acusado, asesorado por su abogado, tardó cinco meses en hacer la segunda declaración exculpatoria porque la defensa quería, una vez levantado el secreto de sumario, estudiar los 5.000 folios de la instrucción judicial. Desde el día que declaró el acusado, la Fiscalía tardó tres semanas en cerrar la instrucción y acusar a Ander E. sin realizar más diligencias.

Según fuentes próximas al acusado, la Fiscalía tuvo que ir a “toda velocidad” para cerrar la instrucción porque no podía permitir que Ander E. saliera del centro de menores de Zumárraga donde estaba internado, entonces le quedaban dos meses y medio de internamiento según la Ley del Menor. “Si fuera mayor de edad, estaríamos empezando la instrucción”, señalan las mismas fuentes.

Durante la quinta sesión del juicio testificarán algún testigo de la acusación y se presentarán más pruebas periciales.

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