Pedradas en la sien
Ramón Irigoyen publica sus mejores poemas que abarca una etapa creativa desde 1979 hasta el año pasado
Cuando el aventajado alumno de los jesuitas, James Joyce, relata en su Uysses la ejecución del verdugo de Dublín y explica que dos dulces ancianitas evocan, mientras la esperan, “la más deliciosa de sus canciones titulada La flor de mis blasfemias”, no podía imaginar que, décadas después, aquellas damitas tuvieran un émulo pamplonés afincado en Colmenar Viejo.
Ramón Irigoyen, blasfemias aparte, acaba de presentar en Ámbito cultural de El Corte Inglés Poesías reunidas (1979-2011), que incluye cuatro libros, dos publicados ya, Los abanicos del Caudillo y Cielos e inviernos, más dos inéditos, Romancero satírico y La mosca en misa. Incluyen poemas —“pedradas en la sien”, los define—, tallados con una cantería verbal tan rotunda como esmerada, que pone de relieve la soltura de un profesor universitario que ha compartido su vida con Homero, Eurípides y Esquilo.
Con su cultura clasicista, despegada del barniz adquirido cuando seminarista —a su pesar, asegura— Irigoyen despliega un arsenal de erudición insólito ya en nuestro tiempo, que le parapeta tras una atalaya satírica que muy pocos se atreverían a asaltar. Desde tal bastión fundamenta su discurso, que define de corrosivo y consecutivo a la postración sufrida tras la pérdida de una fe entendida como droga; ello le lleva, pues, a convertir la poesía en su “particular metadona”.
Definido por Juan García Hortelano como “descomunal poeta” y loada con guirnalda su prosa castellana por Francisco Umbral, Irigoyen, autor de 15 libros y traductor de otros tantos, es un poliedro literario que ha incorporado a sus hábitos aquello que los grandes dramaturgos de Hélade provocaban desde el arranque mismo de sus obras: una situación adjetiva que comprometa gravemente el decoro del espectador-lector y que llamaron skandalo…
Tierno defensor a ultranza de todas las mujeres —salvo, inexplicadamente, de María de Nazareth— Irigoyen bracea contra el poder, la arrogancia y el silencio impuestos por caudillos, sacerdotes y demagogos.
Poesías reunidas 1979-2011. Por Ramón Irigoyen. Ediciones Visor. Madrid, 2012. 14 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
María Corina Machado denuncia amenazas de “ejecuciones extrajudiciales” a presos políticos en Venezuela
Feijóo remite a la jueza sus ‘whatsapps’ con Mazón el día de la dana y pide declarar por vía telemática
El abogado de Sijena ofrece un acto de conciliación al director del MNAC, pero exige su dimisión
Ana Peleteiro anuncia que está embarazada cinco meses después de su aborto: “Nuestro angelito en el cielo nos ha enviado el regalo más grande”
Lo más visto
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Comprobar Lotería de Navidad 2025: consulta la lista de números premiados
- El PP de Almeida vota en contra de dedicarle a Robe Iniesta un centro juvenil porque antes quiere hablarlo con su familia
- La cúpula de Vox votó por unanimidad la destitución de Javier Ortega Smith




























































