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Javier Vallejo
Gema Matarranz y Manuel Salas, de Histrión Teatro, en los papeles de Emma y Robert.
Gema Matarranz y Manuel Salas, de Histrión Teatro, en los papeles de Emma y Robert.

La primera imagen da en la diana: un sofá solitario volcado en medio de la escena simboliza el fin de la larga relación extramatrimonial entre Emma y Jerry, que tanto se amaron encima de él, pero también simboliza la caída en desuso de las antaño exitosas comedias burguesas de adulterio y tresillo, cuyo esquema de relaciones triangulares Harold Pinter recicla en Traición, para darle un sentido dramático opuesto. Emma y Jerry llevan años sin verse: de lo suyo no queda ni el rescoldo. El autor británico coge la historia por el final, y nos la va contando de atrás adelante, de manera que, cuando en la última escena asistimos al incendiario encuentro inaugural entre los futuros amantes, ya sabemos lo que les espera con pelos y señales. Dirigidos por el bonaerense Marcelo Subiotto, los actores de la compañía granadina Histrión Teatro interpretan a la manera porteña, encabalgan algunos pies con sus réplicas correspondientes, lanzan a volea la primera frase de la escena próxima desde el final de la escena anterior y conducen el espectáculo completo a velocidad de crucero. Tal modo de hacer les funcionó de miedo en Los corderos, montaje escrito y dirigido por Daniel Veronese (con quién ya están preparando el próximo).

En este Pinter el quid está en lo que no se dice, y en los intersticios del lenguaje, tapadera de las emociones. En la inteligente puesta en escena de Subiotto echo de menos mayor tiempo de juego, silencios desde donde disparar las palabras como dardos, una veta de ambigüedad en la traza de los personajes, y grosor conceptual. A este reparto de buenos actores, la locura bipolar de los esquinados personajes veronesianos le calza mucho más orgánicamente que la inescrutable contención pinteriana, tan fría, tan exigente, tan británica. No ayuda al mejor fin de tan meritoria empresa la disposición interior del nuevo Teatro Conde Duque, donde el público se acomoda en una grada (como en el Matadero o en Cuarta Pared) pero el escenario, en vez de estar a ras de suelo, como corresponde a tal disposición de la platea, se alza un metro por encima, dejando además un ancho pasillo vacío hasta la primera fila de espectadores. Con más cercanía, Traición ganará luz y pegada.

TRAICIÓN

Autor: Harold Pinter. Traducción: Rafael Spregelburd. Intérpretes: Gema Matarranz, Constantino Renedo, Manuel Salas. Dirección: Marcelo Subiotto. Teatro Conde Duque. Del 7 al 25 de marzo.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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