El colectivo ciclista recibe con reparos las novedades
La cesión de espacio para las bicis en la calzada en el nuevo eje Alcalá-Mayor, lo mejor valorado
“La bicicleta tiene que estar integrada en la movilidad y para ello se necesita un cambio a nivel de infraestructura y otro de percepeción”. Cuando Ana Botella pronunció estas palabra, ayer desde Madrid Río, se olvidó de añadir un tercer pilar para ese cambio: creérselo. Esa sensación es la que tuvieron diversos representantes del colectivo ciclista durante la presentación de las nuevas señalizaciones de Madrid Río, el eje ciclista Alcalá-Mayor y la Guía ciclista de Madrid.
“Es una oportunidad perdida”, opinaba sobre las señales en el parque junto al Manzanares Juan Merallos, de la Coordinadora Nacional de la Bicicleta (ConBici; www.conbici.org). Tras obviar las consideraciones de varias agrupaciones -entre ellas Pedalibre que ha roto relaciones con el Consistorio hasta que deje claras sus intenciones con respecto a la bicicleta-, el Ayuntamiento estableció un espacio común para ciclistas y peatones en el parque que se ha demostrado imposible para la convivencia. Para solucionarlo, Botella presentó unas señales que expulsaban al ciclista urbano de la zona. “Hay que proteger al peatón pero no se debe excluir a las bicis”, agrega Merallos. Aunque la mayoría de asistentes compartía su opinión, algunos ciclistas entendían el parque como una zona de ocio y no como un corredor de comunicación. “Al final, se acabará destinando un espacio a la bicicleta en esta zona ya sea en el parque o en las zonas aledañas”, confiaba la arquitecta Belén Moneo, perteneciente a Madrid en Bici.
A pesar de reafirmarse en su errónea decisión de hacer convivir a peatones y ciclistas en Madrid Río, el Ayuntamiento parece que ha aprendido algo de la ridícula acera-bici de Serrano: las bicicletas tienen que compartir espacio con los coches y no con los viandantes. Un cambio de visión que generó un impacto positivo en la comunidad de pedaleantes. “Es la primera intervención que no se hace a costa de los peatones”, se felicitaba Iván Villarrubia (aka Villarrambla) del blog En bici por Madrid. El eje Alcalá-Mayor de 4,5 kilómetros, cuyas obras empezarán en verano, no solo es el proyecto estrella del Consistorio con respecto a la bicicleta; es la única obra licitada con una inversión de 610.000 euros.
Las arcas públicas adeudan unos mil millones de euros a proveedores, según el propio Ayuntamiento, lo que ha provocado la congelación de cualquier partida. “La crisis ha paralizado todo pero para apostar por la bici no hace falta mucha inversión. Además, siempre se puede contar con el apoyo de los colectivos que tienen una gran experiencia”, añade Villarrubia. Un grupo de usuarios, organizados como Madrid en Bici, fue el que ideó el mapa de calles tranquilas y que el Ayuntamiento ha ampliado y editado como la Guía Ciclista. “Este documento puede ayudar mucho a fomentar la circulación en bici porque recuerda que las calles de la ciudad no son solo de uso exclusivo para los coches”, explica un representante del colectivo Biernes.
A pesar de este impulso emocional a los pedales, la comunidad no olvida que Botella formó parte del anterior equipo de gobierno; un ejecutivo que entre 2007 y 2011 no cumplió ninguna de sus promesas con respecto a la movilidad a dos ruedas (http://blogs.elpais.com/love-bicis/2011/05/promesas.html ). “El problema es que el propio Ayuntamiento no termina de creerse lo de la bicicleta. Saben que tienen que hacerlo pero les falta voluntad”, sentencian desde Biernes. Belén Moneo considera que durante la presentación se han visto algunas matizaciones de base que pueden ser muy interesantes. “El nuevo equipo, liderado por Elisa Barahona, nos da confianza. Ahora habrá que ver cómo ejecutan”, concluye Merallo.
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