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Baltar gastó 4,7 millones de fondos europeos que no cumplen sus fines

Seis estaciones de tren se convirtieron en espacios de ocio ahora abandonados

Feijóo inaugura la remodelación de la estación de Os Peares, en mayo de 2010. / XOÁN CRESPO
Feijóo inaugura la remodelación de la estación de Os Peares, en mayo de 2010. / XOÁN CRESPO

En 2003 el maná de los fondos europeos sirvió para dar forma al proyecto transfronterizo “estaciones vivas, espacios vivos”. A través de un acuerdo firmado entre el Adif y el Instituto Ourensano de Desarrollo Económico (Inorde), la Diputación de Ourense encabezó la remodelación de seis estaciones ferroviarias de la provincia, con el fin de convertirlas en espacios de ocio y turismo. Ocho años después, los socialistas ponen en duda que los seis millones de euros consignados para obras (4,7 millones procedentes de Europa) hayan ido a parar al proyecto. “De estaciones vivas nada, porque están más que muertas”, explica el grupo socialista provincial.

 Los planes propuestos para captar los fondos Interreg III no se adaptan a los finalmente realizados. La reforma de las estaciones se ha completado, pero los contenidos no. La remodelación de la estación de Santa Cruz de Arrabaldo estaba presupuestada en algo más de dos millones de euros. El edificio rehabilitado se iba a destinar a exponer coches antiguos, pero está cerrado y cuando se abra será un “museo del traje folclórico”.

La estación de Baños de Molgas acoge desde mayo de 2011 el museo de Moncho Borrajo, que no figuraba en ningún informe. La obra costó 943.000 euros, la mitad del dinero usado para la de Santa Cruz siendo la de Molgas bastante más grande. Además de contar con restaurante, allí se expone en horario restringido vestuario del artista, una colección de 1.000 sortijas o pinturas de Miró y Dalí.

De todas las propuestas, la única parecida a lo proyectado es el “aula del tren”, un pequeño espacio expositivo que gestiona la asociación de amigos del ferrocarril Carrileiros, en una de las salas de la estación de Os Peares. La inauguró Alberto Núñez Feijóo en 2010, aunque ahora funciona a medio gas: la cantina histórica prevista es una tasca cerrada, no hay centro de interpretación y sólo abre cinco horas los fines de semana.

La de Os Peares es la que más se acerca al proyecto y solo abre cinco horas en los fines de semana

Otras tres viejas estaciones remodeladas siguen cerradas. Según el Inorde, Vilar de Barrio funciona como albergue “solo bajo solicitud” y Campobecerros “tiene un problema con la luz”. Vilavella también tiene el candado echado a pesar de haber consumido 1,5 millones de euros del erario público. El proyecto recoge la creación de 14 puestos de trabajo que no existen.

El presidente del Inorde y diputado provincial, José Manuel Freire Couto, defiende el proyecto. Sobre la oposición dice que “no tienen ni puta idea”. El PSOE, dice, “hace un totum revolutum, pero aquí no hay ninguna corrupción”. Freire insiste en que los edificios se han reformado, aunque reconoce que han cambiado los proyectos y que han tenido que solicitar prórrogas. Según la ficha de ejecución, las obras deberían estar rematadas el último día de 2005. “No se puede crear alarma. Son unos ignorantes”, concluye.

José Ignacio Gómez, portavoz socialista, admite que “el lavado de cara se hizo, pero no se sabe nada de los contenidos”. Si los proyectos presentados no se adaptan a los realizados, entiende que hay un “malgasto de fondos públicos”.

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