El paso adelante de Rubén Olmo
El Ballet Flamenco de Andalucía estrena 'Metáfora', la suma de varios lenguajes
Rubén Olmo es un políglota del baile y lo va a demostrar mañana con el estreno absoluto de Metáfora, el principio de una nueva era del Ballet Flamenco de Andalucía (BFA), con el que abrirá el Festival de Jerez. El bailaor y coreógrafo, que retoma el proyecto de la Consejería de Cultura antes liderado por Cristina Hoyos, ha dado un giro radical a la compañía y apuesta por sumar lenguajes. "El BFA tiene que bailarlo todo, por supuesto, llevándolo hacia un latido flamenco. Hay que pensar también en otros lenguajes andaluces como la escuela bolera, la danza estilizada o el folclore. En Andalucía hay mucha riqueza y esta es la única compañía pública andaluza, así que nuestro deber es aunar los lenguajes de la danza, no separarlos", comenta Rubén Olmo (Sevilla, 1980) durante un momento de respiro de los ensayos en la sede del BFA en la sevillana calle Calatrava.
El nuevo director del BFA se presenta con un espectáculo "muy ambicioso" que incluye otro estreno: una partitura para orquesta compuesta especialmente para este montaje por el onubense Agustín Diassera y el sevillano Jesús Cayuela. Metáfora, que da título a toda la producción, estará interpretada por la Orquesta de Córdoba con la dirección musical de Juan Luis Pérez, aunque la música se ofrecerá en directo en contadas ocasiones para no encarecer las representaciones.
"Creo que tenemos que darle un respiro a los grandes compositores, un desahogo. Granados, Falla o Albéniz van a estar ahí siempre; pero ahora necesitamos partituras nuevas para poder recrearnos con ellas. Es algo que siempre se ha hecho. Por ejemplo, El sombrero de tres picos fue un encargo a Falla de los Ballets Rusos —formación que también encargó a principios del siglo XX música para ballet de compositores como Debussy, Ravel, Satie o Strauss—, los ballets han trabajado tradicionalmente con composiciones originales", afirma Olmo quien, tras pasar por el Ballet Nacional de España como primer bailarín, formó su propia compañía en 2006.
El espectáculo, el primero de la nueva era del BFA y tras el cambio de director, abre el viernes el Festival de Jerez
Metáfora, que después de su estreno en el Teatro Villamarta de Jerez iniciará una gira andaluza, cuenta también con dos invitadas de excepción: Rocío Molina y Pastora Galván, quienes interpretarán sus propias coregrafías. Molina protagoniza Caminante, el tercer movimiento de la composición para orquesta, y el pasado martes pasó la mañana ensayando su pieza con Olmo, ya que éste la sustituirá cuando su agenda no le permita bailar.
"Me he inspirado en la música, que es maravillosa. Tiene mucho aire de Albéniz y Falla. Lo que he hecho ha sido lo que me apetecía: dejarme llevar 100% por la música que está llena de colores y de matices", explica la bailaora y coreógrafa malagueña Rocío Molina (Premio Nacional de Danza 2010). La suya será la parte más contemporánea de Metáfora, una obra que comienza con un solo de Olmo, titulado La danza como metáfora del pensamiento, y continúa con cuatro movimientos en los que podrán verse "todos los estilos", incluidos los verdiales "estilizados" de Málaga y Granada. "En Esencia, el segundo movimiento dedicado al folclore, hemos recuperado el artillerito, una especie de romanza de la época de Napoleón que los artilleros onubenses le cantaban a sus mujeres", comenta el director de la compañía. Para la parte de la orquesta Juan Ruesga, que firma la escenografía, ha partido de una fantasía del propio Olmo. "Es un templo basado en el patio [mudéjar] de las Doncellas del Real Alcázar, el templo en el que conviven todas las danzas", aclara Rubén Olmo, quien obtuvo el Giraldillo a la Mejor Coreografía en la última Bienal de Flamenco de Sevilla.
Pero, recreaciones aparte, la primera parte del espectáculo es "flamenco a la antigua usanza". Aquí se incluye Alegrías de Coral, un homenaje a la Escuela Sevillana que encabeza Matilde Coral. "He tirado de todos nuestros recursos, del mantón y la bata de cola. Las batas son de un verde esmeralda que hace que las chicas —las seis del cuerpo de baile más Pastora Galván— nos evoquen el mar", comenta Rocío Coral, quien firma la coreografía.
"Hacía falta un montaje diferente. El Ballet Flamenco tenía que dar un paso adelante",dice convencido e ilusionado Rubén Olmo.
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