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A lomos de la corrupción

El PP andaluz cargará su campaña final sobre el caso de los ERE Arenas consolida su lugar predominante en la dirección nacional

Sanz abraza a Arenas durante el congreso del PP en Sevilla.
Sanz abraza a Arenas durante el congreso del PP en Sevilla.JULIÁN ROJAS

Una de cal y otra de arena. Pocas veces una frase hecha viene tan al pelo. Javier Arenas suele repetir que si alcanza la presidencia de la Junta hará un cambio tranquilo, sin rencores, sin revanchas, sin resentimientos, y perfuma sus intervenciones con una letanía de reformas bienintencionadas (y desdibujadas), que adjetiva de múltiples maneras. Mientras, su número dos, Antonio Sanz, golpea con fuerza contra el PSOE con la trilogía paro-despilfarro-corrupción. En la segunda jornada del XVII congreso del PP, el protagonismo lo tuvo la cal, y fue Sanz quien se encargó de esparcirla con un durísimo mitin salpimentado de invectivas al adversario por el caso de los ERE: “Paraísos fiscales, cocaína, juergas y borracheras de los altos cargos, eso es lo que tenemos en Andalucía con los socialistas. Su puntilla será la corrupción”.

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Sanz mostró de esta manera la senda que ha escogido su partido hasta el 25 de marzo. No habrá tregua. En su cuarto intento para alcanzar la Junta, esta vez Arenas se lo juega todo. Las expectativas son tantas que ya no hay marcha atrás. Si no gobierna porque se queda al borde de la mayoría absoluta, y PSOE e IU pactan un Ejecutivo de coalición, el líder del PP tiene poco margen de maniobra. Hasta las elecciones municipales del 22 de mayo había jugado la baza del salto a la política nacional. Es decir, tenía un pie en Andalucía y otro en Madrid. Pero el desplome económico y el consiguiente desmonoramiento del PSOE fue configurado un escenario cada vez más favorable, y ahora ya se ha instalado la idea de que la llegada de Arenas a San Telmo es una certeza. Lo contrario sería un fiasco.

Por eso Sanz, que leyó una comunicación política sobre Andalucía en el plenario del cónclave, incidió en que el exceso de confianza es el peor enemigo. Las encuestas —que sitúan a Arenas en la presidencia— no ganan las elecciones, recordó, y llamó a la humildad de la militancia y a realizar un sobreesfuerzo final. “Una cosa es ir de favoritos y otra, de ganadores”, exclamó. “Hay que seguir luchando, echarse a la carretera, a los pueblos”.

Que en este momento, al menos, resulte impensable el regreso de Javier Arenas a la política nacional —como hizo en 1996, tras perder contra pronóstico frente a Manuel Chaves— no quiere decir que haya descuidado procurarse un lugar predominante junto a Mariano Rajoy y no retroceder. Este le confirmó ayer en la vicesecretaría de Política Territorial y le señaló como número tres, pisándole los talones a la secretaria general, Dolores de Cospedal, a la sazón, presidenta de Castilla-La Mancha.

La lectura del PP andaluz es que Cospedal no ha logrado salir del congreso como la clara vencedora. Según fuentes de la cúpula autonómica, era lo que pretendía, que se viera que había quedado muy por encima. Y precisamente por esta razón —porque si ella salía de la ganadora sin paliativos, Arenas lo haría de perdedor, y en pleno trance electoral—, la organización andaluza ha procurado que los equilibrios queden en tablas.

Antonio Sanz destacó en los pasillos del congreso que Rajoy ha subido un escalón las competencias del líder andaluz, al pasar su vicesecretaría al primer lugar de la preeminencia (antes lo era Organización), y también porque los andaluces en el comité ejecutivo son más (de 10 a 12). Suprimidos prácticamente los coordinadores (solo dos), Juan José Matarí queda como secretario de Política Autonómica. Las incorporaciones son la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y la presidenta de Nuevas Generaciones (miembro nato), Beatriz Jurado, que es andaluza. “Más peso en una ejecutiva reducida”, apostilló Sanz

Pero Castilla-La Mancha tiene una presencia similar y Cospedal, además, ha conseguido su principal propósito: que en la calle Génova no haya un coordinador que dirija realmente el partido, como dicen sus partidarios que intentaba Arenas. En cualquier caso, el presidente del PP andaluz sigue siendo el hombre fuerte de Rajoy y el único contrapoder real de la secretaria general. El líder del partido y presidente del Gobierno le regaló esta frase de la tribuna de oradores: “Confieso, sin ningún pudor, que estoy sintiendo ya la alegría por el triunfo de Arenas”.

El líder andaluz, por primera vez, puede ofrecer resultados tangibles. Él lo ha explicado muchas veces: Después de muchos años de dificultades e “incomprensiones”, ha ganado unas elecciones generales el pasado 20 de noviembre. Por eso considera que este congreso es el suyo. No solo cuenta la proximidad de las elecciones autonómicas. En esta cita multitudinaria la organización andaluza está también en condiciones de lucir músculo: más militantes y más votos que ninguna.

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