Estopa llega para comerse Madrid
Los hermanos Muñoz llenan el Palacio de Deportes este sábado después de dos años sin grandes conciertos en la capital, su cuartel general durante las giras
Unos superventas musicales se pueden permitir ciertos experimentos. Por ejemplo, aparcar el rasgueo de guitarra maquetera que les ha dado el éxito y abrir su nuevo disco con un tema que oscila entre el rock duro y el sonido de una máquina de matar marcianitos. Pero hay ciertas cosas con que unos chicos de barrio orgullosos de serlo no juegan. Por eso si Estopa contara que lo que les gusta de la capital es la tórtola a la parrilla con morcilla líquida de La Broche de Sergi Arola sus fans se llevarían el disgusto de su vida. Que no cunda el pánico: el Madrid de los hermanos Muñoz está más bien en Coslada, el sonido Caño Roto y las cervecerías con huesos de aceituna por el suelo.
Este sábado los hermanos David y José Muñoz presentan en el Palacio de los Deportes de Madrid su Estopa 2.0 y ya anuncian que el primer tema del concierto será Mañanitas, el de la máquina arcade. “A los primeros que nos ha sorprendido el disco es a nosotros: por eso le pusimos lo del 2.0, pero es que hay que quitarse prejuicios”, explica José. Lo estrenaron hace unos días en Zaragoza y aseguran que la prueba de fuego salió bien: “La gente estuvo entregada”. Hacía dos años que no daban un gran concierto en la capital, pero utilizan la ciudad como base en las giras. No solo por conveniencia geográfica, también porque David está casado con una ciudadana de La Elipa. En realidad se trata, como ellos, de una hija del pueblo extremeño de Zarza Capilla, pero sus padres en lugar de emigrar a Cornellà igual que hicieron los Muñoz pusieron rumbo a Madrid. “Por eso aquí estamos tan cómodos”.
Los padres de Estopa son conocidos en Cornellà por regentar La Española, el bar que está enfrente de la comisaría. Como experto en materia hostelera, José no tiene problemas en adscribirse al mito de la caña madrileña: “Es verdad que está más buena que en otros lados. Será el agua”. Da pruebas de haber estudiado a conciencia el fenómeno. Habla de nebulosas de sabor y capas, pero resuelve que “a lo mejor es que se tira con más gracia”. Conocen bien los bares de Ezequiel Solana, donde bajan a ver el fútbol, pero el espíritu científico les ha llevado lejos. “Antes grabábamos en el estudio Sonoland, en Coslada, y aprovechábamos para echar unas cañitas también por allí”. La conclusión es que su sitio favorito es El Nájera, en Guzmán el Bueno, donde les ponen tapas de solomillo troceado y huevos rellenos.
'Sonido Caño Roto'
A pesar de que se les identifica con una variante de la rumba catalana cercana al pop, la música Estopa tiene unas raíces geográficamente dispersas. El tanguillo extremeño está entre ellas, y también aseguran que “el sonido Caño Roto mola mucho”. No es el único ingrediente madrileño del menú sonoro con el que se educaron, compuesto principalmente por cintas de cassete en la radio del coche familiar. “Mis padres le daban a Los Chichos y Los Chunguitos, y eso se nos nota”, dice José. En la capital reconocen que no pisan a menudo territorio rumbero. En general, no van a demasiados conciertos, “alguna vez al Honky Tonk a ver una jam session con Leiva de Pereza”.
Cuando se despega de los bares, de la casa de los suegros y los parques y canchas de baloncesto de La Elipa, el recorrido madrileño del grupo se reserva una parada en la Puerta del Sol. Aunque aseguran que no lo compusieron pensando en el 15-M, en sus foros de seguidores el descontento político que emana uno de los temas del disco, Alma animal, se identificó enseguida como una referencia al movimiento de protestas ciudadanas. “De verdad que no lo hicimos por eso”, dice José, “pero escucho la canción y me vienen a la mente imágenes de las protestas de esos días. No sé por qué”.
La gira terminará el 12 de octubre donde empezó, en Zaragoza. Hasta entonces seguirán tocando todos los viernes y sábado por el país. “Nos gusta hacerlo solo los fines de semana porque así estás a tope. Si no, los conciertos se resienten”. Hasta entonces los Estopa seguirán entrando y saliendo de su cuartel madrileño. Si los encuentran en un bar hay que avisar que tampoco es fácil reconocerlos: a menudo se ocultan debajo de un montón de periódicos deportivos. Los propios y los rivales, porque aunque estén fuera de Barcelona hay un asunto en el que no dejan de ser muy caseros. “Iniesta, eres el amo, el puto amo”, les gusta repetir.
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