Cante: corazón y cabeza

Comienzo de gala en Madrid del Festival Flamenco de Bankia: lleno absoluto para oír a Estrella Morente, que se encuentra en un momento espléndido. La cantaora domina el escenario con autoridad, tiene poder —yo diría, incluso, poderío— y además posee los secretos del cante. Cante de corazón, lo siente muy dentro, pero también de cabeza, por el racional uso de sus facultades en todo momento. Su actuación estuvo cuajada de momentos de gran relieve, que le dieron desde el primer momento el aplauso de un público, varias veces puesto en pie.

Acompañada por un grupo completo y competente, comenzó con ese rompecabezas, que ya hacía el padre, de tonás sobre un colchón de música de cuerda, que es siempre un número de gran impacto por la emoción y el duende. Una primera parte más flamenca que la segunda, que remató con soleares y seguidillas de gran envergadura, punto culminante de sus cantes jondos.

Tras un solo de guitarra muy efectivo de Montoyita, Estrella se entregó a una variedad más liviana de canciones aflamencadas, y brilló. Canciones que hace de pie, intercalando con gracia pasos de baile. Se le nota a gusto.

Después llegaron los complementos que redondearon el festejo. Primero dos emocionantes cantes a palo seco: silencio absoluto en la sala. Luego hizo un homenaje a Carmen Amaya: cantó, bailó y golpeó los nudillos sobre la mesa.

Por último, saltó al patio de butacas y cantó con decisión un chotis, que redondeó el cuadro. La secundó en todo momento un excelente cuadro flamenco. En fin, una noche que la cantaora guardará en la memoria con gratitud y reconocimiento.