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Induciendo la orientación sexual

Julián Quintanilla y Secun de la Rosa presentan una natural adaptación de 'Guillermito y los niños, ¡a comer!' de Guillaume Gallienne

Javier Vallejo
Secun de la Rosa en un momento de la actuación.
Secun de la Rosa en un momento de la actuación.

Si quieres saber si alguien es zurdo contrariado, lánzale una pelota por sorpresa y observa con qué mano la coge, o con cuál le da cuerda al despertador. Pero si pretendes saber si lo eres tú, párate a pensar con qué mano orinas: quizá es con la que escribirías a bolígrafo si te hubieran dejado a tu aire. Detectar una orientación sexual contrariada tiene más miga que hacer un test de lateralidad. Guillermito y los niños, ¡a comer! es un monólogo autobiográfico sobre la inducción de la identidad sexual con el que el actor Guillaume Gallienne, sociétaire de la Comédie-Française, obtuvo el Premio Molière 2010 al espectáculo revelación.

Julián Quintanilla, su adaptador, lo ha traído a España con buen criterio y mejor tino, y Secun de la Rosa ha acabado de naturalizarlo: ambos lo hacen enteramente suyo. En Guillermito y los niños, ¡a comer! un joven nos cuenta su vida desde los 12 años: siempre se sintió niña, y su madre lo trató como tal. De ahí el distingo que hacía entre él y el resto de sus hermanos cuando los llamaba a la mesa. Con su voz atiplada, Guillermo abre un largo flash-back en el que vemos cómo sus tías lo confunden con mamá cuando se pone al teléfono (“tienes su misma voz”) y cómo su padre acaba enviándolo a un internado británico para que le metan en vereda: “Inglaterra, ese país donde para llamar a un niño en vez de decir: ‘¡Ven!’, dicen: ‘¡Boy!”, bromean de su cosecha Quintanilla y De la Rosa.

El ingenioso monólogo tiene mucha guasa en boca del actor de origen barcelonés, que templa el juego y lanza los chistes directos a portería. No hay quien se los pare. Resultan especialmente elocuentes los dos episodios sobre su iniciación sexual truncada, y desopilante el del casting cutre de Tómame el Pelo Producciones. Después de habernos hecho reír un rato, llega un momento en el que empezamos a temernos que lo que se nos cuenta no tenga más objetivo que ese y no vaya a parar a algún sitio, pero vaya si va: mejor no se lo destripo. Con humor, conocimiento de causa y sumo tacto, la obra muestra que la sexualidad se orienta alentada no solo por deseos innatos sino también por una amalgama de intereses, patrones de conducta y deseos inducidos que a veces contrarían la tendencia natural de cada uno. Limpia, la dirección escénica de Quintanilla, y brillante en su exactitud la interpretación de De la Rosa.

GUILLERMITO Y LOS NIÑOS, ¡A COMER!

Autor: Guillaume Gallienne. Intérprete: Secun de la Rosa. Adaptación y dirección: Julián Quintanilla. Teatro Lara.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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