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Cuatro años más en barracones

Los padres de alumnos de la escola L’Univers denuncian el retraso en la construcción del centro El Ayuntamiento alega dificultades económicas

Camilo S. Baquero
Algunas de las familias de la escuela L’Univers, al lado de los barracones.
Algunas de las familias de la escuela L’Univers, al lado de los barracones.CARLES RIBAS

“A sus majestades estimados Reyes de Oriente: queremos la escuela nueva del barrio. Los niños y niñas de Gràcia”. Así rezaba una pintada sobre un muro de la calle de Bailèn, en el distrito barcelonés de Gràcia. El mural, con forma de una gran carta, señalaba el solar, antes ocupado por una gasolinera y varios edificios, que debería albergar la escuela infantil y de primaria L’Univers. En 2009, el Consorcio de Educación de Barcelona informó a los padres de alumnos de que estarían tres años en unos barracones en la plaza del Poble Romaní. Pero, a principios de enero, la regidora del distrito, Maite Fandos (CiU), les comunicó que no hay disponilidad económica y que tendrán que esperar cuatro años más en sus ya masificadas instalaciones.

Mientras los pequeños alumnos optan por la vía mágica para pedir las nuevas instalaciones, sus padres intentan que tanto la Generalitat como el Ayuntamiento de Barcelona, que conforman el consorcio, desbloqueen los recursos para construir la escuela. “Es una cuestión de voluntad política, de querer implicarse. El Ayuntamiento tiene margen de inversión y deuda”, asegura Albert García, el padre de dos pequeñas que asisten a P-5 y P-3.

Los barracones fueron diseñados en su día para albergar tres cursos de una sola línea. Sin embargo, la gran demanda de plazas —una de las necesidades crónicas del distrito— y la confianza en que las obras de Bailèn llegarían pronto a buen puerto hicieron que se recibieran dos líneas para el curso 2009-2010. Los cursos siguentes, sin embargo, se abrió solo una. “El curso que viene se tendrá que instalar un nuevo barracón para primaria y aquí ya no hay más espacio”, explica García.

La biblioteca es un

El espacio de la escuela solo tiene dos posibilidades de crecer: sobre pipi can o en el patio donde juegan los pequeños. Con la llegada del nuevo curso, aseguran los padres, las instalaciones no puede responder a las necesidades de 50 niños de entre seis y siete años. Tampoco hay una sala polivalente, ni cocina, y si llueve, los niños tienen que permanecer encerrados. La biblioteca es un pequeño mueble con ruedas que se lleva al aula que la requiera.

Representantes del consorcio aseguran que esperan agilizar la construcción, pero no se atreven a dar una fecha. Por el solar se pagaron 15 millones de euros. Según una portavoz, este año se entregará el proyecto ejecutivo del centro, pero aún no hay noticias de una licitación. Curiosamente, en la página web del consorcio se anuncia septiembre de 2013 como fecha de entrega.

La preocupación por el crecimiento de los barracones tampoco tiene respuesta y los padres temen que se derive a los niños a otros centros, como el Pau Casals. “Ya hay una identidad y un proyecto en esta escuela. Los que nos inscribimos aquí queremos defenderlo”, explica García. En el aire también está flotando la comparación con lo que sucedió en la Escola Mediterrània, en la Barceloneta. El Ayuntamiento prestó a la Generalitat su parte, unos cuatro millones de euros, para desencallar el proyecto. “¿Por qué no nos tratan a todos por igual?”, se preguntan los padres. Tal vez encuentren un esbozo de respuesta el próximo lunes, cuando se reúnan con el regidor de Educación, Gerard Ardanuy (CiU).

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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