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La política dinamita la mayoría sindical

La ruptura de ELA y LAB saca a la luz la profunda división en sus estrategias La central de Muñoz firmó en 2010 convenios para menos de 56.000 trabajadores

Pedro Gorospe
Los secretarios generales de ELA, Adolfo Muñoz, y LAB, Ainhoa Etxaide, durante la manifestación de ambas centrales el pasado Primero de Mayo en Bilbao.
Los secretarios generales de ELA, Adolfo Muñoz, y LAB, Ainhoa Etxaide, durante la manifestación de ambas centrales el pasado Primero de Mayo en Bilbao.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

El sindicato nacionalista ELA ha roto con casi todo y con casi todos en Euskadi, donde es la central mayoritaria. En el ámbito vasco tienen más influencia sus ausencias que sus acciones, mientras que su discurso de contrapoder, que le ha llevado a abandonar todos los órganos de diálogo social, acaba quebrando en el resto de España, donde siguen manteniendo presencia activa en los de ámbito estatal.

Si en Euskadi ya es histórica su posición radical frente a UGT y CC OO, que ha ido dando lugar a su progresiva salida del Consejo Económico y Social (CES), el Consejo de Relaciones Laborales (CRL), Hobetuz, o la Mesa de Diálogo Social, fuera del País Vasco cambia de actitud y mantiene su presencia en el CES español. En 2010, la central abertzale recibió en conjunto del Gobierno central, incluida la subvención por su representatividad, 558.826 euros.

ELA coincide con el ala más liberal de la CEOE en defender los convenios de empresa

La pasada semana, ELA rompió también la mayoría sindical que formaba con LAB, que tantas veces había exhibido en los últimos años, tanto frente al resto de centrales como de las Administraciones o las patronales. El sindicato que encabeza Adolfo Muñoz, que desde 1995 ha estado unido a LAB, la central de la izquierda abertzale, salvo una ruptura entre 2001 y 2003, hizo saltar por los aires, más por razones políticas que sindicales, el puente soberanista que unía sus orillas.

Muñoz dio por acabada la unidad de acción en una entrevista en el diario Gara, en la que explicó en un gesto de “desleal autoafirmación”, como sostiene LAB, que la principal discrepancia era la transformación que se estaba operando en este tras la llegada de Bildu al poder en las principales instituciones guipuzcoanas. LAB había perdido su independencia, criticó Muñoz. Un argumento político que, sin embargo, oculta la profunda brecha sindical que ya estaba separando a ambas organizaciones y generando tensiones evidentes.

La líder de LAB, Ainhoa Etxaide le respondió en un acto con delegados en San Sebastián que su central no se supedita a ningún partido, “pero tampoco a ningún sindicato”. En un lenguaje muy claro, Etxaide vino a decir a Muñoz que no se puede dejar tirados a los obreros. “Nuestras reivindicaciones no pueden ser posiciones para atraer trabajadores a nuestros sindicatos”, le espetó.

El problema es que ELA es el principal responsable, aunque no el único, de la paralización de la negociación colectiva, que mantiene a más de 528.000 trabajadores vascos, casi el 60% de la población ocupada de la comunidad autónoma, sin actualizar sus condiciones laborales y salariales. Paradójicamente, la central nacionalista viene a coincidir así con el ala más liberal de la CEOE, aunque por motivos radicalmente distintos, en considerar a la empresa como el ámbito natural de la negociación colectiva.

La ruptura de ELA y LAB en 2001 fue un calco de la actual

LAB difiere de forma radical y, junto a CC OO y UGT, apuesta por los convenios provinciales como paraguas para los trabajadores más desprotegidos de las pymes, frente al sálvese quien pueda de los convenios de empresa.

ELA firmó en 2010 —los últimos datos anuales disponibles— convenios que solo afectaron a 55.616 trabajadores, aunque firmó más convenios que nadie (186). La mayoría eran de empresa. Los sectoriales, los menos.

 Hace una década, la ruptura de la unidad de acción que que entonces protagonizaron José Elorrieta al frente de ELA y Rafael Díez Usabiaga en LAB resultó casi un calco de la actual. Esta segunda central hizo entonces bloque en los convenios del Papel y del Metal con UGT y CC OO.

 El problema fue también, como ahora, el modelo sindical. En el ámbito de las empresas ELA gana y pierden todos los demás, “incluida la gran mayoría de los trabajadores, que se quedan sin unas condiciones de referencia para aplicar donde no puede haber negociación de empresa, es decir en casi todo el tejido industrial vasco, las pymes”, destacan fuentes sindicales.

El desarrollo de ELA en las empresas es muy fuerte y dispone además de una considerable caja de resistencia, que acaba canibalizando a todos los afiliados de otras fuerzas. LAB, con la mitad de representatividad que su hasta ahora acompañante, firmó en 2010 la mitad de convenios que este (94), pero incluyerin a bastantes más empleados (89.180).

Sin convenios provinciales se pierde también el principal elemento de redistribución de la renta pactado entre empresarios y trabajadores. “Hay que mantener las estructuras de negociación provincial para cuando lleguen mejores tiempos. Perderla perjudica a los trabajadores y, en cierta manera, deslegitima a los sindicatos y también a las estructuras patronales”, explica un experto de la UPV.

LAB, CC OO, UGT y Confebask apuestan por los convenios provinciales

Los últimos acuerdos alcanzados en Madrid por la patronal CEOE, CC OO y UGT han puesto en valor la prevalencia del convenio provincial sobre el de empresa, la estructura de la negociación y el pacto como base para la flexibilidad interna. Todo ello pese a la última reforma del anterior Gobierno socialista, de junio pasado, y las presiones del actual ministro de Economía, Luis de Guindos, para que prevalecieran los de empresa.

También por eso siguen en la mesa de negociaciones, en busca de un acuerdo interconfederal LAB, CC OO y UGT, junto a Confebask. Buscan la prevalencia de los convenios provinciales y el desbloqueo de la negociación colectiva. Si llegan a un acuerdo habrá nacido, aunque sea puntual, una nueva mayoría sindical transversal. Entre los tres superan el 50% de representatividad.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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