En busca de 8.600 asientos libres
Vueling, Air Europa, Lufthansa e Iberia se hacen cargo de los pasajeros afectados por la crisis Hoy hay otros 14.000 viajeros ‘colgados’
Fátima Pérez, canaria de 30 años, viajó hace unos días a Barcelona junto con dos miembros de su familia para un trasplante de médula ósea. Usó un billete de Spanair subvencionado por el Servicio Canario de Salud. Ayer debía despegar su avión de vuelta a casa a las 11.10 de la mañana, pero solo unas horas antes Spanair anunció que dejaba de volar. Ella y sus acompañantes tuvieron que pagar cada uno 108 euros para lograr otro billete y esperar hasta las 16.25 para volver a casa. “Nos enteramos el viernes por la noche de la noticia vía Internet”, declaraba resignada, como muchos de los 8.600 pasajeros que ayer tuvieron que buscar una alternativa para poder viajar. Los últimos en encontrar solución fueron los viajeros con destino a Malí, Gambia (destinos exclusivos de Spanair) e Israel, que al cierre de esta edición ultimaban los detalles de su viaje.
Los más desconcertados eran los usuarios extranjeros. Algunos, como el alemán Gero Tinnefeld, consultor de 39 años, no sabía que Spanair había quebrado hasta que llegó a Barcelona. Tinnefeld salió a las 9.00 de Múnich gracias a Lufthansa, que le había recolocado en uno de sus vuelos. “En Múnich corría el rumor de que todo era por una huelga de pilotos de Spanair. Nadie nos dijo que dejaba de operar”, explicaba.
Al aterrizar supo que su vuelo de vuelta ya no existiría, y nadie le pudo explicar qué pasaría con su billete de regreso. Otro pasajero argelino exclamaba en francés que no comprendía por qué tenía que poner dinero de su bolsillo. “Es un derecho universal que la compañía, el aeropuerto o quien sea se responsabilicen de los efectos colaterales. Esto es una tomadura de pelo”, exclamaba alterado.
Pero los afectados no se limitan a territorio nacional. Otros sufrían el impacto en lugares más remotos. Un total de 118 pasajeros de la compañía estaban desatendidos en el aeropuerto de Banjul, en Gambia. Otros 130 pasajeros también se quedaron en tierra en Nador (Marruecos) después de no poder embarcar rumbo a Barcelona.
Los vuelos a África, a Malí y Gambia, fueron los más difíciles de recolocar
Uno de los afectados del vuelo a Banjul era Coli, de 33 años, que se iba tres meses de vacaciones a su tierra natal, Gambia. Llegó ayer desde su casa en Lleida y renegaba porque no tenía claro qué pasaría con los 550 euros que pagó por su viaje. “Por lo pronto podemos irnos a casa, pero para la vuelta nada es seguro”, explicaba.
Una situación similar le sucedía a María Fernando, una austríaca que también iba para el país africano, haciendo escala en Barcelona. “Esto no es bonito. Cuando abordé en Viena no me avisaron de la crisis de Spanair”, explicaba mientras trataba de encontrar su equipaje.
Pese a tal situación, la gestión por parte de los pocos empleados de la compañía que estuvieron de cara al público fue ejemplar, al menos en El Prat. Los pasajeros atendidos se despedían dando ánimos a los trabajadores, abocados al paro. “Nosotros acabaremos recolocados en algún otro vuelo tarde o temprano, pero ya veremos qué pasa con sus puestos de trabajo”, explicaba José Luis Rodríguez Torres, de 33 años, que también perdió su vuelo a Canarias.
Según informó Aena, a las 19 horas, de los pasajeros varados en El Prat, se habían recolocado 2.764 pasajeros con Vueling, 3.584 con Iberia, 916 con Air Europa y otros 500 con Lufthansa. Quedan pendientes unas 200 personas con destino a Tel Aviv, aunque un portavoz de Spanair aseguró que se les estaba encontrando asientos entre hoy y el lunes. Hoy había programados vuelos de Spanair para más de 14.000 personas en toda España, a las que también habrá que encontrarles un asiento libre.
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