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Disputa por la casa de Camarón

El Ayuntamiento de San Fernando compra el patio de vecinos donde nació el legendario cantaor. El inmueble está casi en ruinas

Fachada de la casa natal de Camarón.
Fachada de la casa natal de Camarón.ROMÁN RÍOS

Aunque José Monge Cruz, Camarón de la Isla, cantó que su infancia fue “fragua, yunque y alcayata”, en referencia al oficio de su padre, que fue gitano fragüero, también habló de sus años de niñez en el barrio de Las Callejuelas, con la cercanía de un universo de esteros, salinas y marismas bajo el intenso cielo azul. El cantaor nació allí cerca, en el número 29 de la calle del Carmen, una vivienda que ha sido noticia en los últimos días por el anuncio del Ayuntamiento de San Fernando de la adquisición por 45.195 euros de la casa natal del artista. En realidad, la vivienda es un humilde patio de vecinos de arquitectura sencilla en el que la familia de Camarón ocupaba apenas dos habitaciones. Así se puede observar en uno de los programas —que incluye una fiesta familiar— de la serie Rito y geografía del cante, que emitió TVE en los años setenta del pasado siglo.

A los pocos días de ese anuncio, el grupo de Izquierda Unida en la corporación isleña denunciaba que el coste de la finca se elevaba a 190.000 euros, al incluirse en la operación de compra la permuta de otra vivienda cuyo valor habría que sumar a la cifra ofrecida.

Ni que decir tiene que esa denuncia obtuvo respuesta por parte del portavoz del equipo de gobierno, pero, más allá de la disputa, lo que ha quedado en el aire es la finalidad de tal adquisición y el futuro uso que se le pueda dar al inmueble que, por otra parte, se encuentra muy deteriorado y en estado casi ruinoso. Ese aspecto no fue suficientemente aclarado por el gobierno municipal, que en nota de prensa no pasó de algo tan vago como un uso “eminentemente cultural y turístico”, calificando al lugar como “un nuevo reclamo para aquellos visitantes interesados en conocer los lugares que marcaron la vida y la obra de Camarón de La Isla”.

En realidad, y a pesar de su deprimente estado, como reclamo ya existía dentro de una de las rutas turísticas de la ciudad, la de Camarón, que cuenta, además, con paradas en otros lugares como la fragua de su padre en la calle Amargura, la popular Venta de Vargas, su monumento, su mausoleo en el cementerio municipal o la peña flamenca que lleva su nombre.

Tampoco la casa —por sus reducidas dimensiones— parece responder a las exigencias de una posible sede de algo que se ha convertido en una antigua asignatura pendiente de la ciudad para con el cantaor: la creación de un centro de estudios o una fundación que preserve su legado y que canalice además el turismo cultural que Camarón sigue atrayendo.

El alcalde isleño, José Loaiza (PP), ha calificado la adquisición del inmueble como un paso más para constituir la Fundación Camarón de la Isla, un proyecto que afirman haber reactivado desde el gobierno municipal y “que está superando todas las trabas que impedían su puesta en marcha”.

Sin embargo, fuentes consultadas conocedoras del tema muestran una cierta incredulidad, algo que viene ya de antiguo. No en vano la fundación también fue un empeño del anterior mandatario de La Isla, Manuel María de Bernardo (PA), quien igualmente anunció en diversas ocasiones una inminente constitución de la misma. Este último reservó una nave contigua a la Venta de Vargas para la edificación de la misma, pero sobre esa posibilidad el actual alcalde no se quiere pronunciar en tanto no se termine de constituir formalmente la citada Fundación.

Todo ello ocurre en los primeros días de 2012, el año que marcará el vigésimo aniversario de la temprana desaparición del artista en el mes de julio de 1992. La que se muestra como una oportunidad única para reivindicar y capitalizar la figura del artista parece hasta ahora haber pasado desapercibida para los regidores municipales.

No es el caso de un grupo de aficionados y promotores locales que están preparando un ambicioso festival cultural y musical bajo el nombre de Isla Camarón. Este tendría lugar entre el 2 y el 8 de julio con la aspiración de que la ciudad se ponga a la altura de Camarón y que los ojos del flamenco, por una semana, se fijen en el cantaor y en su Isla. El programa, pendiente de convenio con el Ayuntamiento, pretende que la ciudad se convierta en una “isla de encuentro donde se analice todo el legado artístico del cantaor y su presencia en el cine, la literatura y la música”.

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