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Gómez y Lissavetzky se retan en el congreso regional socialista

El secretario general del PSM y el portavoz socialista en el Ayuntamiento compiten por recabar apoyos en el cónclave socialista que comienza hoy en Alcalá La federación socialista reabre las viejas heridas de las primarias

Jesús Sérvulo González
Tomás Gómez y Jaime Lissavetzky se abrazan tras conocer la debacle socialista en las pasadas elecciones autonómicas y municipales.
Tomás Gómez y Jaime Lissavetzky se abrazan tras conocer la debacle socialista en las pasadas elecciones autonómicas y municipales.KIKE PARA

El 19 de junio de 2010, Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), creó a los tomasistas. En aquella época arreciaban las voces desde el partido apoyadas por Ferraz, sede nacional del PSOE, para que el exalcalde de Parla diera un paso atrás y cediera la candidatura socialista para la Comunidad de Madrid a otro aspirante “con más posibilidades y que ofrecían mejores resultados en las encuestas”, como esgrimían la dirección federal. Gómez y sus acólitos llamaron uno por uno a todos los secretarios generales de las 142 agrupaciones de la región para que le manifestaran su apoyo en un comité federal convocado para tal fin. Y así se hizo.

Aquel día Gómez retó al aún secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y ganó la partida. La historia que sigue es conocida: Ganó las primarias a la exministra Trinidad Jiménez por un estrecho margen y tras una dura batalla que provocó la ruptura del PSM. Fue candidato y cosechó la mayor derrota del partido en Madrid, un fenómeno repetido en casi todas las federaciones de España. Gómez insiste una y otra vez que desde las primarias se ha dedicado a consolidar su proyecto político. Asegura que ha tratado de cerrar las heridas de aquel bronco proceso interno. Ha visitado varias veces cada agrupación de la comunidad para, según su versión, recomponer el partido. Pero no ha conseguido aplacar a sus detractores.

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Varios sectores críticos, más o menos minoritarios, se quejan de que durante todo este tiempo Gómez ha excluido a las voces disonantes y a los que no le respaldaron en las primarias. Cuentan como ejemplo el caso de Pedro Castro, alcalde de Getafe, al que trató impedirle que se presentara a las elecciones municipales. Y recuerdan la composición de las listas para el Ayuntamiento de Madrid y para la Asamblea regional, donde, aseguran, excluyó a casi todos los nombres que se opusieron a él en las primarias.

Durante estos dos años se ha producido un enfrentamiento larvado en la federación socialista. Los tomasistas contra el resto. Nunca ha sido fácil determinar el peso de las voces críticas. Desde el entorno de Gómez aseguran con vehemencia que son minoría. “Entre un 5% y un 10%”, estiman desde el entorno del líder madrileño restando importancia a estos movimientos. Ahora, cuando la federación se prepara para pasar estado de revista, la batalla se recrudece. “Las primarias comenzaron con arañazos terminó con heridas y ahora hay una úlcera”, asegura uno de los dirigentes que discrepan de Gómez. Juan Barranco es uno de los dirigentes que tratan de apaciguar los malos ánimos que aparecen de vez en cuando en el partido. El exalcalde socialista de Madrid respalda a Gómez pero busca consensos entre los otros grupos.

El PSM celebra entre hoy y mañana el congreso extraordinario para elegir a los delegados que participarán en el 38º Congreso federal en Sevilla para elegir al relevo de Zapatero. De momento hay dos aspirantes: el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba y la exministra de Defensa Carme Chacón. El escenario ha acentuado la desconfianza entre los diferentes sectores del socialismo madrileño polarizado en dos movimientos: Los críticos con Gómez agrupados en torno a la candidatura de Rubalcaba y los tomasistas que defienden la lista elaborada por el secretario general de Madrid. Hasta el momento Gómez no se ha decantado a favor de ningún candidato. Asegura que espera para conocer los argumentos de ambos aspirantes y aguarda por si se presenta una tercera vía. Mientras, juega a alimentar la posibilidad de que puede dar el paso en función de los apoyos previos que reúnan Chacón y Rubalcaba antes del congreso federal. Gómez ha reclamado que defenderá la "autonomía de Madrid" en el congreso federal. Ha encabezado las voces que reclamaban mayor participación para elegir al líder del PSM. Pero también ha tirado alguna chinita a Rubalcaba.

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En este contexto, el fin de semana pasado se celebraron asambleas locales en casi todas las agrupaciones de Madrid para elegir a los delegados que, a su vez, mañana elegirán a los representantes del PSM que participarán en el 38º Congreso federal de Sevilla. El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, lidera la lista de Rubalcaba y considera que el resultado de las asambleas dejó un reparto igualado. Su entorno asegura que consiguieron el 40% de los representantes. El equipo de Gómez niega la mayor y se aferra a que han ganado en 102 de las 142 agrupaciones socialistas. Lo cierto es que durante las últimas semanas se han producido acusaciones cruzadas entre ambos bandos.

El punto álgido de esta disputa se produjo el pasado miércoles, a dos días del congreso, cuando el comité de Garantias del PSOE rehabilitó a la agrupación de Móstoles, la segunda más importante de la región, para que pudiera votar. Llevaba casi cuatro años disuelta sin que la dirección del PSM la renovara. Al conocer la decisión del comité de Garantías del PSOE federal, la misma que adoptó para que los afiliados de Móstoles pudieran votar en las primarias, Gómez salió en tromba y acusó a Ferraz de maniobrar para favorecer a Rubalcaba.

Tras enviar una carta de protesta a Zapatero e interponer un recurso porque considera incoherente la decisión de Ferraz sobre Móstoles, Gómez ha permitido el voto de 273 afiliados de la agrupación disuelta que esta mañana han elegido a sus representantes para participar en el congreso regional de este fin de semana. En la mente de todos, las consecuencias que tendrá el 38º Congreso federal sobre la federación madrileña. Algunos consideran que quien gane el cónclave de Sevilla tendrá el apoyo suficiente para dar una nueva vuelta de tuerca a la conflictiva federación madrileña.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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