Trozos del Retiro en la solapa
Seda rústica, terciopelo y encajes. Tejidos antiguos con los que María Bort crea sus prendas y pequeñas obras de arte, como la colección de broches inspirada en los ‘tesoros’ que de niña encontraba en el parque
Toda una vida entre telas, hilos, seda, pieles y agujas. Los pequeños escaparates de la tienda de María Bort (Madrid, 1946) están llenos de broches y detrás de cada uno hay una pequeña historia que la autora ha ido soñando. Quiso ser pintora, pero la vida le decantó por otros derroteros. Desde muy joven estudió en París y ahí aprendió hacer buenos patrones, que sin duda se percibe en las piezas de su tienda MB (Menorca, 1). “No soy de la que sigue las modas, diseño mis prendas según me apetezca, aborrezco crear piezas con los colores que se ponen de moda una temporada porque eso se queda en el armario y no te lo vuelves a poner”.
Bort es una arqueóloga de las telas. Pero no le gustan todas. Se preocupa por buscar la riqueza de las antiguas que, mezcladas con otras contemporáneas, aporta a sus prendas ese sello indiscutible. No quiere saber nada del fieltro, pero le brillan los ojos cuando habla del tejido con el que más le gusta trabajar, la seda rústica. “Con ella puedes hacer de todo, desde chaquetas hasta bolsos. Es un placer trabajarla porque es muy agradecida.
Cuando no encontraba una tela concreta, hasta hace poco, se permitía el lujo de pintar algunos rollos con la tonalidad que buscaba. “Ahora eso es imposible porque los precios que tendría que poner a la ropa serían casi impagables”, comenta. Admite que la competencia es muy dura. “Quedan muy pocas modistas buenas en Madrid y la fabricación en países pobres ha abaratado la confección, salvo la de las grandes firmas que es disparatada”. Siente pena cuando mira las telas con las que se cosen ahora. “Además de ser malas no están bien hechas. No valen para nada”, afirma mientras muestra un abrigo de alpaca negra y terciopelo por dentro. “Permite llevarlo por el día y darle la vuelta por la noche para ir más elegante”, destaca.
Balenciaga es para ella el maestro de los maestros. Y luego Galliano: “Es imaginativo y sus colecciones son especiales. Hay otra mucha gente que se autodenomina diseñador y solo son plagiadores y creadores de humo”.
Los broches de MB son especiales. Una de las colecciones está dedicada a los tesoros que de niña escondía entre la arena del Retiro. Son pequeñas piezas que hablan de la imaginación de esta mujer que le gusta jugar con el movimiento y la versatilidad de las obras de arte en miniatura. “Los broches para cerrar la pieza me gusta hacerlos a mí porque es difícil encontrar alguno que me entusiasme”. Bort viaja a las ferias de París, Londres o Italia para buscar piezas antiguas para sus broches, encajes que pueda insertar en alguna pieza o botones que den el toque definitivo a una de sus creaciones. No se ha dedicado a la pintura, como era su pasión, pero las obras de su pequeña tienda rebosan creatividad.
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