El último vuelo de Fabrice Champion
El trapecista que quedó tetrapléjico tras un accidente en el Fórum, hallado muerto en la selva amazónica de Perú
Su muerte empezó en Barcelona hace algo más de siete años. Era el verano del Forum Universal de las Culturas y de la amplia programación desplegada por toda la ciudad y sobre todo en el basto recinto del Forum. La compañía francesa Les Arts Sauts acababa de estrenar, bajo una burbuja gigante, un precioso y preciso trabajo de sincronización aérea titulado Ola Kala, que en griego significa “todo va bien”. Pero la cosa, irónicamente, se torció. Un sábado por la tarde, durante el ensayo previo a la función, dos de los quince trapecistas que participaban en el montaje, Stephan Duroi y Fabrice Champion, chocaron frontalmente en el aire cuando intentaban realizar una pirueta y cayeron sobre la red de protección desde unos 10 metros de altura. Fueron trasladados de inmediato al Hospital del Vall d’Hebron. Duroi, aunque grave, quedó fuera de peligro, pero Champion se dañó la médula espinal y la intervención quirúrgica no le salvó de acabar en silla de ruedas.
Formado en el Centro Nacional de las Artes Circenses de Châlons-en-Champagne, Champion se especializó en trapecio; en 1992, acabada su formación y con 20 años, se unió a un par de amigos y juntos empezaron a actuar en la calle con un camión que hacía las veces de trapecio. Uno de ellos, Germain Guillemot, amigo de la infancia, fue su compañero-portador durante casi toda su carrera. En 1993 otros tres trapecistas se sumaron a la compañía, que acabaría evolucionando en Les Arts Sauts. La altura, la sensación de ingravidez, la sincronización absoluta de los ejercicios y el trapecio como único elemento circense aéreo fueron la marca de la casa. Champion se separó de Les Arts Sauts en un par de ocasiones porque el ritmo agotador de las giras no le permitía recuperarse. En 2003 volvió para el último espectáculo de la compañía, Ola Kala, con un nuevo partenaire.
Tras el accidente, Champion se sometió a rehabilitación y tratamientos varios. Siguió un duro programa de ejercicios en Moscú y consiguió crear un número de trapecio para los alumnos de la escuela nacional de circo de Rosny, cerca de París. Su esfuerzo durante estos seis años y su voluntad de superación quedan reflejados en un documental, Acrobat, que Olivier Meyrou ha rodado en 2011. Recoge también su acercamiento al budismo. “Si pudiera escoger entre volver a andar o tener más confianza en mí mismo, me quedaría con la segunda opción”. En noviembre se fue solo a Perú para participar en una ceremonia chamánica. Catorce horas de avión, un trayecto en helicóptero y otro en piragua lo llevaron hasta el paisaje de Fitzcarraldo, donde quería seguir un curso de iniciación a las medicinas tradicionales amazónicas. El 26 de noviembre por la mañana fue hallado muerto. La noche anterior había ingerido unas hierbas durante un ritual. Tenía 39 años.
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