_
_
_
_

Un gitano en el malecón

El cantante Pitingo presenta su nuevo trabajo de fusión cubana y flamenca, 'Malecón Street', en el Teatro Calderón

Pitingo durante una actuación.
Pitingo durante una actuación.SAMUEL SÁNCHEZ

El decorado evoca unos soportales habaneros y media docena de músicos, nada más levantarse el telón, hacen como si disputaran una partida callejera de dados. Un poquito de ambientación bulliciosa para que Pitingo presentara anoche su nuevo trabajo, Malecón Street, en la primera de las tres fechas consecutivas programadas en el Calderón, su teatro talismán. Sigue siendo opinable que lo de Antonio Manuel Álvarez constituya una buena noticia para el nuevo flamenco, pero no le podremos negar la capacidad de convocar a un público abundante, entusiasta. Repeinado y elegantón como él, que alternó blanco y negro a la manera de un galán.

Con su bien acreditada vocación de transformar el flamenco en varieté, Álvarez marchó este año a Cuba para descubrir que "cubano y gitano acaban en ano" (sic). Y, vaya, parece claro que no necesitábamos ni semejante hallazgo poético ni que nos descubrieran unas sonoridades caribe-ñas que ya teníamos bien referenciadas. Pero cuando se viene de, ejem, aflamencar a Donna Summer o Stevie Wonder, cualquier decisión resulta tranquilizadora. Felicitémonos de que el bajista y productor Yadam haya conseguido que Pitingo suene menos afectado y manierista en Quizás, quizás o El manisero. Hasta es notable su lectura contenida, a media voz, de un bolerazo como Nosotros.

A Pitingo le acaba afeando su afición al pastiche, a que sus conciertos parezcan diseñados por José Luis Moreno. Alterna un aceptable Son de la loma con el momento Eurovisión de Contigo en la distancia, a dúo con una Merche embutida en lentejuela roja. Ofrece un interludio flamenco junto a la guitarra mágica de Juan Carmona, pero emerge entre humo, como si en vez de un cantaor esperásemos a Houdini. Y lo termina abaratando todo, un flamenco de marca blanca. Bulería Alipende, rumba Hacendado: productos para consumo cotidiano y poco pretencioso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_