‘Little women’: niñas, mujeres, prostitutas
En la versión libérrima de Lucia del Greco del clásico de Louisa May Alcott se fía todo a la estética en un montaje en el que los personajes performan distintos tipos de feminidad


De nuevo, una adaptación de una novela. Una vez más, una versión libérrima, un espectáculo que toma el material literario como inspiración para volar hacia otro lugar. Lucia del Greco ha dejado el título original en inglés, Little women, para, paradójicamente, distanciarse de una novela extremadamente conocida. Las Mujercitas que Louisa May Alcott publicó en 1868 han sido el libro favorito de varias generaciones de mujeres, elemento icónico de la cultura popular que muchos hemos conocido a través de sus adaptaciones cinematográficas: desde el cine mudo, pasando por versiones con Katharine Hepburn, Elizabeth Taylor, Winona Ryder o Emma Watson. Todo un catálogo de feminidades, a la que ahora se le suma este montaje que funciona como una cara B de la novela original.
Las cuatro hermanas March son una mezcla inquietante de niñas, muñecas de porcelana y títeres
En las propuestas de Lucia del Greco la estética lo es todo, aun corriendo el riesgo de comerse el resto de los elementos. Aquí, la escenografía y la iluminación diseñadas por Cube.bz son tan o más importantes que la dramaturgia, y lo mismo se puede afirmar del vestuario de Pau Aulí. En un no-lugar de paredes negras (el espacio exterior o del subconsciente) nos encontramos con doce vitrinas. Las cuatro hermanas March son una mezcla inquietante de niñas, muñecas de porcelana y títeres. Sus jaulas de cristal funcionan como prisión y aparador, convirtiéndolas en mercancía expuesta: la carnicería o el barrio rojo de Ámsterdam, todo es la misma cosa. El maquillaje iguala a las cuatro protagonistas, las despoja de su aspecto humano y las convierte en autómatas. La bailarina condenada a girar infinitamente en la caja de música. Pau Aulí ha diseñado unos trajes que descomponen el corsé y el miriñaque, dejando a la vista la estructura de ballenas, los tules y las crinolinas. Ángeles caídos o ángeles del hogar, animalitos enjaulados en unas cajas con agujeritos para que puedan respirar. El peep show y el confesionario también son una caja.
Uno de los grandes aciertos del montaje es su paisaje sonoro: la música original compuesta por Pol Batlle y el sonido de Roc Mateu nos sitúan en el territorio del sueño y la fantasía. Música de otro mundo, celesta, suavidad y pajarillos cantando. El vecino Laurie (un expresivo Joan Esteve) es un animal que husmea y acecha a sus víctimas: el personaje habla en inglés (sin sobretítulos) en una decisión que ralla lo esnob. Entre las cuatro hermanas, destaca especialmente Elisabet Casanovas en el papel de Jo: ella es quien entra más a fondo en el juego propuesto por la directora. La distanciación y extrañamiento de su interpretación son la clave: estamos ante cuatro mujeres que performan la feminidad. Voz suave, gestos graciosos y risitas. Miriam Moukhles acerca su tono de voz a la artificiosidad del doblaje, Paula Jornet es una Amy preocupada por su nariz y Blanca Valletbó es la virgen suicida de la familia, el personaje que encontrará en la muerte su deseo de transcendencia.
La señora March pasa aquí de madre a Madame, ya que su deseo de casar a sus hijas la convierte en la jefa del prostíbulo familiar
Es una lástima que una actriz excelente como Mia Esteve esté tan desaprovechada: la señora March pasa aquí de madre a Madame, ya que su deseo de casar a sus hijas la convierte en la jefa del prostíbulo familiar. El movimiento diseñado por Lorena Nogal y Ariadna Montfort descompone la corporalidad de las niñas y nos regala momentos de gran belleza. Dislocación física y vacío existencial. Por fortuna, el espectáculo solo dura poco más de una hora: el dispositivo escénico es muy potente, pero la dramaturgia (con asistencia de Enric Nolla) es redundante y repetitiva. Las cuatro hermanas March están condenadas a seguir performando su feminidad hasta el final de los tiempos. Las muñecas sexuales hiperrealistas de nuestros días siempre tienen cara de niña.
Little women
Texto: Louisa May Alcott. Versión libre y dirección: Lucia del Greco.
Reparto: Elisabet Casanovas, Joan Esteve, Mia Esteve, Paula Jornet, Miriam Moukhles y Blanca Valletbó.
Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 30 de noviembre.
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