Las críticas de teatro de la semana: un diálogo entre clásicos y contemporáneos y una Regenta bobalicona
Los expertos de ‘Babelia’ reseñan los estrenos recientes más destacados
El rey de Tartaria se muere sin aclarar cual de sus dos hijos debe sucederle: así comienza El castillo de Lindabridis, de Calderón. También el padre de Lucía Carballal falleció prematuramente, antes de que pudiera preguntarle por qué puso tierra de por medio cuando era una niña. Inspirándose en dicha comedia caballeresca, la autora madrileña ha escrito La fortaleza por encargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que produce la puesta en escena de ambas. Ana Zamora dirige la primera de ellas como si fuera una entretenida película de animación en la que galanes y faunos compiten por la princesa prometida. Carballal, en cambio, se interroga sobre el estado de ánimo de Lindabridis y sobre la búsqueda de marido a la que se ve abocada, por imposición de su hermano, pera enlazar enseguida su peripecia personal con la de tan fantástico personaje.
Ana Ozores, Emma Bovary, Anna Karenina. Son nombres asociados al arquetipo de mujer que sucumbe a las emociones, nerviosa, histérica. Pero si han pasado a la historia de la literatura es gracias a que no son puros clichés, sino personajes de gran profundidad psicológica. Víctimas de la hipocresía burguesa, presas del romanticismo novelesco como vía de escape. Pero no pusilánimes ni estúpidas. Reducirlas al estereotipo las convierte en bobaliconas, y la versión teatral de La Regenta adaptada por Eduardo Galán y dirigida por Helena Pimenta hace justamente eso.
'El castillo de Lindabridis', de Calderón de la Barca, y 'La fortaleza', de Lucía Carballal
'La Regenta', de Leopoldo Alas 'Clarín'
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