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TRONO DE JUEGOS
Columna
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La rentrée también es digital

Tras un (pequeño) parón estival, el mundo de los videojuegos encara un fin de año que también se prevé extraordinario

Imagen de 'Starfield'.
Imagen de 'Starfield'.
Jorge Morla

Los tiempos del ocio digital son más fluidos, conscientes sin duda de que representan a un fenómeno global, sabedores de que el otoño en París es verano en Argentina y viceversa. Pero en verano se descansa y, con todo, septiembre funciona también de parteaguas de la temporada del mundo de los videojuegos. En el futuro alguien paseará a la orilla del Sena pisando las hojas caídas, resguardado en su abrigo negro y bajo un cielo encapotado, preguntando a los buquinistas por cartuchos de la Nintendo 64, ediciones de coleccionista de Play Station One o carcasas especiales de la primera XBox. Ese futuro se materializará, sin duda, si los años venideros del mundo de los videojuegos son tan fructíferos como este.

Mirar hacia atrás a lo que ha supuesto este año da vértigo, pero lo que queda de temporada no le va a la zaga. Después de obras colosales como Tears of the Kingdom, después de Resident Evil 4, después de Hogwarts Legacy o de Diablo IV, pensábamos que tendríamos un respiro. Pero en estos meses estivales han impactado en este mundo dos meteoritos llamados Starfield y Baldur`s Gate 3, de los que daremos buena cuenta en este espacio, pero de los que baste decir que, si la aventura espacial Starfield ha supuesto una ligera decepción para algunos, baldur`s Gate ha sido, sin duda, la sorpresa del año. El juego de rol clásico, ambientado en un mundo de fantasía medieval y cuyo sistema de juego se basa en el clásico juego de mesa Dragones y Mazmorras, es una experiencia soberbia, con una narrativa que se puede encaramar, por derecho propio, entre las mejores de la década.

Un grupo de aventureros de 'Baldur's Gate 3'.

No estaba entre los supuestos mejores juegos del año y, de repente, compite de tú a tú con Zelda de cara a los premios gordos. Habrá que ver el poso que deja, pero su salida en PC hace un mes (en Play Station 5 se produjo la semana pasada) no ha dejado indiferente al mundo digital. Y su influjo apunta a ser mayor que sus ventas o notas: puede ser uno de esos juegos que tuerce el brazo a toda una industria y obliga a todos los demás a mejorar para estar a su altura.

Y Starfield y Baldur`s Gate no han venido solos. Este mes queda Lies of P, esa truculenta versión de Pinocho pasada por el tamiz retorcido y lúgubre de la saga Souls. Y el mes que viene llega Assassin’s Creed Mirage, llega Lords of the Fallen, llegan Marvel’s Spider-Man 2 o Super Mario Bros. Wonder. Y a finales de mes caerá el largamente esperado Alan Wake 2. Y eso solo si hablamos de octubre. En noviembre, por ejemplo, llegará Call of Duty: Modern Warfare 3. En el fondo son pinceladas, porque habrá muchísimos más para apuntalar una idea que hay que dejar bien clara: estos aquí citados son puñado de títulos que cualquier otro año coparían las portadas durante un trimestre pero que, en este extraordinario 2023, deben darse codazos para conseguir su espacio en las bibliotecas de los jugadores (y no digamos ya su porción del pastel mediático). Ese es, en realidad, el gran drama de un año como este que estamos viviendo: que Lords of the Fallen (por poner un ejemplo un poco más modesto que los titanes que se vienen) no colme las expectativas de ventas porque, sencillamente, la gente no se enterará lo suficiente de que un juego así ha salido.

Y por si fuera poco, seguro que hay sorpresas. Seguro que hay un indie agazapado, esperando su momento. Una noticia de las grandes, algún anuncio de algún juego largamente esperado. Algo pasará, seguro, que termine de redondear este 2023, un año que no olvidaremos y que se ha empeñado en no dejarnos ni leer ni ir al cine ni hacer nada que no sea estar con el mando entre las manos.

Imagen promocional de 'Lies of P'.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.

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