Buenos Aires en Sants

La Flyhard es la sala más argentina de Barcelona. El modelo de este minúsculo teatro situado en el barrio de Sants no es otro que el porteño: programa textos contemporáneos de autores vivos, con preferencia por la comedia, y sus cuarenta y seis butacas permiten disfrutar de la interpretación de los actores casi en primer plano. Durante el pasado festival Grec, la plataforma que reúne a diez salas de proximidad barcelonesas On el Teatre Batega estrenó un proyecto argentino-catalán que, después de su exhibición veraniega, regresa a los teatros este inicio de temporada. En la sala Flyhard se puede estos días ver Silvia, una obra escrita y dirigida por Nelson Valente e interpretada por un elenco argentino; en el Maldà se recupera La paella dels dijous (La paella de los jueves), con texto de Cristina Clemente, dirección de Muguet Franc y un elenco catalán; y en la sala Versus Glòries podremos ver Rovira vs. Rodríguez, de Valente y Clemente, la tercera parte de la trilogía que reúne a las dos familias escénicas. Como si fueran tres capítulos de una serie, los montajes se pueden ver consecutivamente, pero también funcionan de forma independiente.

Tal como suele ocurrir con el teatro argentino contemporáneo, en Silvia no es tan importante el “qué” sino el “cómo”. La historia es lo de menos: Silvia y su hijo Jorgito viajan de Buenos Aires a Málaga para reunirse con Mónica, la otra hija, y el caradura de su novio. La muerte del marido de Silvia es el detonante de este inesperado reagrupamiento familiar y, como no podía ser de otra manera, los secretos del pasado y las sorpresas del presente no tardarán en estallar. El reducidísimo tamaño de la sala Flyhard (escenario de tres por cuatro metros con el público a ambos lados) es ideal para hacernos viajar inmediatamente al salón de esta familia disfuncional y gritona como todas las familias. La muerte, la resignación, las promesas de un futuro mejor y los arrepentimientos del pasado conviven con la comedia amable, que se ve sorprendida por ráfagas súbitas de drama inesperado.

Los cuatro intérpretes argentinos están fantásticos, pero sobresalen especialmente Lide Uranga como Silvia y Julian Ponce en el papel de Jorgito. La manera en que escuchan en escena, cómo simplemente “están” y, sentados en el sofá, llenan de peso toda la sala mientras escuchamos en la extraescena las voces de los otros personajes, es digna de premio de interpretación. Mayra Homar y Gabriel Beck también están estupendos, aunque quizás aprietan demasiado los tornillos de la comedia: Valente es un buen director de actores, y este desajuste de tono se compensa por la enorme capacidad interpretativa de todo el elenco, que pasa de la risa a la emoción en un abrir y cerrar de ojos.

El espacio escénico (diseño de Elisenda Pérez), que los espectadores habituales de la Flyhard han visto ya de mil y una formas, nos regala aquí un nuevo y sorprendente uso de la puerta de emergencia, especialmente en una última escena de antología. Los seguidores de Nelson Valente están de enhorabuena: a partir del 15 de septiembre el teatro Borràs recupera Els gossos (Los perros), otro texto escrito y dirigido por el argentino en una producción de la sala Trono de Tarragona. Buenos Aires no estuvo nunca tan cerca.

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