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‘Falsestuff’, teatro que te vuela la cabeza

Nao Albet y Marcel Borràs vuelven a dar muestras de su genialidad escénica en el Centro Dramático Nacional

De izquierda a derecha, Sau-Ching Wong, Joe Manjón y Nao Albet, en 'Falsestuff'.
De izquierda a derecha, Sau-Ching Wong, Joe Manjón y Nao Albet, en 'Falsestuff'.GERALDINE LELOUTRE
Raquel Vidales

Cada espectáculo de Nao Albet y Marcel Borràs es una fiesta. Con Mammón deslumbraron y Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach era una locura que te volaba la cabeza. También lo es Falsestuff, montaje que presentaron en 2018 en el Teatre Nacional de Catalunya y que acaban de reestrenar en una nueva producción del Centro Dramático Nacional. Aunque esta vez la chifladura se hace un poco larga por razones que explicamos más abajo, sigue siendo imaginativa, vacilona y muy divertida.

Resumiendo mucho, Falsestuff trata de una compañía teatral que se dedica a plagiar obras de otros y a representarlas por todo el mundo haciéndose pasar por los creadores originales. Su líder es André Fêikiêvich, un maestro falsificador que empezó copiando cuadros y después se pasó a las artes escénicas, suponemos que porque le resultaba más divertido o extravagante. Lo que pasa es que su último trabajillo no salió bien y ahora le persigue un tal Boris Kaczynski, director de un importante festival internacional al que estafaron y se presenta en el local de ensayos del grupo con deseo de venganza.

En ese punto de la historia es donde realmente comienza Falsestuff y todo lo que viene después es una reconstrucción de las andanzas de Fêikiêvich a través de episodios clave de su vida, con la particularidad de que cada uno se representa en un estilo distinto: a modo de thriller, danza-teatro, wéstern, alta comedia italiana, teatro posdramático europeo, teatro de objetos con vídeo en directo, monólogo francés. Es decir, la obra cuenta la historia de una compañía que falsifica espectáculos de otros a través de escenas que a su vez falsifican estilos de otros. Hay que jugar a jugar a adivinar a quién están copiando cada vez: desde Castellucci a Tarantino. Hay hasta un coloquio de esos que organizan los teatros después de algunas funciones para que el público charle con los artistas.

Hay más capas, pero no las vamos a desvelar aquí porque precisamente una de las señas de identidad del dúo Albet-Borràs es que ellos mismos son unos maestros estafadores, no te puedes fiar ni un pelo de lo que te están contando. De hecho, todos sus espectáculos resultan ser una especie de fake que se va desmontando como un puzle. Falsestuff no solo es también un genial fake, sino que juega con ese concepto y lo convierte en materia prima argumental como disparadero para desarmar el concepto de autenticidad en el arte. También para poner en evidencia que la “originalidad” es algo tan anhelado como excepcional. Cuando un artista se distingue y triunfa acaba siendo replicado hasta convertirse en tópico.

Lo mejor de Falsestuff es que exprime los tópicos de cada estilo, pero no cae en la parodia. Porque la obra no pretende mofarse del arte ni de los artistas, sino que puede entenderse como una reivindicación y un acto de amor hacia todo lo que les ha formado como creadores. Ellos mismos explican en la escena del coloquio que no querían hacer sketches, sino escenas bien armadas con principio y final. Quizá por eso el espectáculo se alarga demasiado. Sobre todo en la primera parte porque la historia central de Fêikiêvich apenas avanza. En la segunda mitad todo se dispara y transcurre velozmente.

Otra gran baza del espectáculo son los intérpretes. Un reparto integrado por los propios Albet y Borràs y actores de distintas nacionalidades que cantan, bailan y se comunican en inglés, chino, alemán, lituano, castellano, galés, italiano y francés. Tiene sentido: un tiroteo tarantiniano no luce igual en inglés que en español. Cada estilo, en su idioma.

Falsestuff

Texto y dirección: Nao Albet y Marcel Borràs. Reparto: Nao Albet, Marcel Borràs, Naby Dakhli, Thomas Kasebacher, Joe Manjón, Johnny Melville, Diana Sakalauskaité, Laura Weissmahr, Sau-Ching Wong y Pedro Azara. Teatro Valle-Inclán. Madrid. Hasta el 25 de junio.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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