Ya no nos queda Berlín
Danielle de Picciotto, artista norteamericana afincada en Alemania, publica ‘Ahora somos nómadas’, el diario gráfico de su experiencia sin casa y en permanente gira junto a su marido, Alexander Hacke
“Berlín parecía barato y fácil para la gente que venía de Londres, París o Madrid, donde los alquileres son altísimos.” Danielle de Picciotto (Tacoma, 1965) se refiere al éxodo de quienes, obligados por la crisis financiera de 2008 y el efecto dominó de Lehman Brothers, optaron por salvar su sueño vital emigrando a la capital alemana. “Pero para los que somos de aquí, los alquileres ya habían subido casi un 100% y los sueldos seguían siendo los mismos. Este nunca fue un lugar donde ganar mucho dinero y hacer una gran carrera, así que nos vimos obligados a estar continuamente de gira para poder pagar el piso. Y como no estábamos dispuestos a renunciar a nuestra carrera artística para pagar el alquiler, decidimos deshacernos de nuestra casa”. La música, cineasta, escritora y performer utiliza el plural porque incluye a su marido, el músico Alexander Hacke, parte de Einstürzende Neubaten, a quien conoció hace ahora 20 años a través de Nick Cave y sus Bad Seeds.
El viaje arrancó a principios de la pasada década, pero el diario gráfico que cuenta la aventura, Ahora somos nómadas, aparece ahora en España editado por Cielo eléctrico. La historia tiene absoluta vigencia en un momento en que irse a vivir a una caravana, volver al pueblo o reavivar trabajos extintos ya no es una idea romántica sino la brutal realidad de mucha gente. La pareja se deshizo de casi todo —”yo guardé mis bienes más preciados: mi violín, mi ordenador y mis botas de cowboy”— y empezó a buscarse la vida. “Nuestro objetivo”, cuenta Danielle, “era encontrar un sitio donde hubiera una comunidad de artistas interesante y una seguridad social decente, alquilar un apartamento lo suficientemente grande para vivir y trabajar los dos, y que no nos costara dos tercios de nuestras ganancias o nos obligara a estar de gira sin parar. Decidimos viajar hasta encontrar ese lugar”. Pasaron más o menos tiempo —en el libro lo ilustra con trazo naif— en Nueva Zelanda, México, Reino Unido, Estados Unidos, Budapest, Praga o Irlanda.
La experiencia nómada está tan sujeta al malentendido romántico como a la adrenalina que proporciona el no tener rumbo fijo. ¿Qué hay entre una y otra? “Ser nómada es extremo. Tiene efectos en tu salud y en tu configuración mental. Es un asunto muy complejo y puede convertirse en algo peligroso si no tienes cuidado, así que nos lo tomamos muy en serio. Dejamos de beber y de fumar. Nos hicimos veganos y empezamos a meditar y hacer yoga para estar lo más saludables y tener la mayor claridad mental posible. Cada paso que das importa porque si cometes un error lo puedes pagar muy caro, así que tratamos de planear siempre con antelación el siguiente movimiento y qué íbamos a hacer.” Aprovecharon el tiempo con giras, residencias y comisariados; publicaron álbumes y libros, trabajaron sin descanso: “da mucho trabajo ser nómada”.
“Creo”, dice De Picciotto respondiendo a la pregunta de si recomienda la experiencia, “que es algo muy interesante que te cambia la vida. Solo puedes llevar una maleta y tienes que reducir todo, lo que resulta increíblemente liberador. Está bien tener solamente un par de zapatos y dos libros. Hacer cosas se vuelve más importante que tener cosas. Es diferente para cada persona y carácter, por ejemplo Alexander empezó a sentirse incómodo después de un tiempo porque echaba de menos tener su propia habitación. Pero a los dos nos hizo felices porque cambió nuestras vidas y nuestras perspectivas. Ser nómada te abre la mente. Aprendes a manejarte con la gente de un modo completamente diferente. Tener un montón de amigos extranjeros en países distintos con hábitos muy diferentes es hermoso”.
Vivimos bajo un sistema interesado exclusivamente en el beneficio y la expansión. El mundo se está convirtiendo en un lugar más y más caro. La gente se está yendo al campo en todas partes. Creo que es fantástico que todo el mundo esté cada vez más interesado en una vida más sostenible.
Pese a que aquel periodo de 18 meses que cuenta su libro quedó atrás hace tiempo, el espíritu que lo atraviesa no ha desaparecido de su vida. Al contrario: “La gentrificación ha tomado el mundo. Vivimos bajo un sistema interesado exclusivamente en el beneficio y la expansión. El mundo se está convirtiendo en un lugar más y más caro. La gente se está yendo al campo en todas partes. Creo que es fantástico que todo el mundo esté cada vez más interesado en una vida más sostenible. Tenemos que cambiar las cosas debido al cambio climático rápidamente. Hay que dejar el coche, dejar de volar y tomar trenes. ¡Menos carne y pescado y más veganismo! Hay que dejar de utilizar plástico. El movimiento general será en esta dirección pero mucha gente no está dispuesta a renunciar a la vida fácil y continuará viviendo de un modo que no es bueno para nuestro medio, así que no sé qué pasará”.
De por medio, el Covid: la pandemia no solo truncó cualquier idea nómada, sino de viajes cercanos, circunstancia fatal para los artistas. “A pesar de todo nos ha dado la posibilidad de descansar. Para nosotros ha estado bien, porque la verdad es que estábamos exhaustos. Íbamos a estar de gira durante todo 2020, pero nos tocó en Berlín, en nuestra oficina, donde estuvimos viviendo. Y fue una buena experiencia gracias a que teníamos un ministro de Cultura nuevo y realmente bueno, Klaus Lederer, que organizó de inmediato un plan para ayudar a sobrevivir a los artistas. Se tomó la situación muy en serio para todos los freelancers y peleó por nosotros. Marca la diferencia que los políticos se tomen en serio la cultura y el underground.”
Considera la artista que el nomadismo está aquí para quedarse: “Creo que la emigración en general se va a convertir en un asunto muy importante en el futuro. Ya lo es: debido a los alquileres disparatados, al cambio climático y a los problemas políticos, grandes masas de personas se están desplazando. Esta situación no solo afecta a artistas, pero creo que pondrá las cosas más y más difíciles a nuestro colectivo. Si la vida se vuelve más difícil para todos, ¿quién tendrá dinero para sostener el arte? Yo, como músico underground, estoy acostumbrada a estar constantemente inventando nuevas maneras de salir adelante, pero a las familias de clase media con hijos les va a ser cada vez más difícil ser tan flexibles”.
“Las comunas son definitivamente una opción interesante. Creo que todos tendremos que apoyarnos más unos a otros”, opina De Picciotto, que fue, por cierto, una de las cofundadoras de la Love Parade. “Aquella fue una experiencia increíble, especialmente cuando coincidió con la caída del Muro. El espíritu original ya no está ahí —el mundo ha cambiado tanto—; ahora hay cuestiones diferentes que las nuevas generaciones están visibilizando a través de nuevas convocatorias. Ahora es su turno inventarse el nuevo mundo.” Mientras, ella y su marido, siguen buscando: “El año que viene volveremos a girar de nuevo, y luego ya veremos qué pasa. Quién sabe por dónde saldremos. Aún no hemos encontrado nuestro lugar. Todo es posible”.
'Ahora somos nómadas'
Autor: Danielle de Picciotto. Traducción de Carola Aikin Araluce.
Editorial: Cielo eléctrico, 2021.
Formato: 209 páginas, 27 euros.
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