Amantes del pensamiento
Wolfram Eilenberger reúne las ideas de cuatro filósofas esenciales: Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, Simone Weil y Ayn Rand
El filósofo alemán Wolfram Eilenberger (1972) sorprendió al público con su ensayo Tiempo de magos (Taurus), sobre cuatro filósofos esenciales del siglo XX: Benjamin, Wittgenstein, Heidegger y Cassirer. Este nuevo libro —tan inteligente como el anterior— trata de otro cuarteto filosófico, esta vez femenino: Simone de Beauvoir, Simone Weil, Ayn Rand y Hannah Arendt.
Eilenberger inicia su ensayo —muy bien traducido— presentando las vidas de estas mujeres singulares a comienzos del decenio de 1933 a 1943, un periodo que fue clave en el desarrollo humano e intelectual de cada una de las protagonistas y decisivo en la historia de Europa. Ninguna tenía entonces más de 27 años y todas iniciaban su andadura en el camino del pensamiento. En esa época, una jovencísima De Beauvoir impartía clases de filosofía y mantenía una relación amorosa peculiar con Sartre. Empezaba a pensar como una mujer consciente de su capacidad intelectual y sentía un gran anhelo de emancipación, que esperaba satisfacer reflexionando sobre su estar en el mundo. En Alemania, Arendt fue interrogada por la Gestapo por distribuir propaganda antinazi; enseguida tendría que huir del país a causa de su ascendencia judía. Había estudiado filosofía con Heidegger, de quien fue amante secreta. Weil, judía francesa, era una entusiasta de la filosofía; de tendencias anarcosindicalistas, quería experimentar en su propia carne la realidad social de la gente trabajadora. Era persona frágil de cuerpo pero muy tenaz en su voluntad; quizá tanto como Alisa Zinóvievna Rosenbaum —más tarde Ayn Rand—, una muchacha rusa y judía que entonces acababa de huir del infierno de la Unión Soviética para establecerse en Norteamérica. Soñaba con escribir novela y teatro para divulgar las ideas que bullían en su mente, centradas en la defensa del derecho a la singularidad y contra la anulación del individuo típica del comunismo.
Con estos preliminares, Eilenberger entreteje las vidas dispares de estas cuatro mujeres excepcionales y busca similitudes en sus ideas, todavía incipientes, y en su lucha tenaz por sacarlas adelante. De Beauvoir, Arendt y Rand disfrutaron de un merecido éxito en su madurez, Weil murió joven y sus obras aparecieron póstumas.
Esta última, una “idealista” o una “lunática”, quería demostrar su coraje en defensa de la verdad y del cambio social también en la acción: en 1936 llegó a España para luchar por la República, ilusionada con promesas libertarias. Pero se desengañó pronto. Expresó sus dudas sobre la idoneidad de los métodos comunistas, y los comisarios políticos la tacharon de “fascista”. Inútil para el frente (se accidentó una pierna), fue devuelta a Francia. Allí encontró que su familia albergaba en casa a Trostki, huido de Rusia; Simone mantuvo agrias discusiones con él, defensor acérrimo del totalitarismo soviético. Tras el desengaño político, Weil escribió unos textos muy lúcidos en los que proclamaba la similitud de nazis y comunistas: sus sistemas odiaban la democracia, la libertad y hasta la justicia social.
En este sentido, la nietzscheana y liberal Ayn Rand alertó de que la auténtica pesadilla del siglo XX era el ansia del Estado omnipotente por dominar a los ciudadanos. Con su novela El manantial cosechó un éxito fabuloso: escenificaba la lucha épica de una voluntad particular contra la maquinaria colectiva que pretendía machacarla. También Arendt fue una crítica severa de los totalitarismos, y De Beauvoir concibió una filosofía de la libertad personal. Como amantes del pensamiento, las cuatro dejaron obras de enorme actualidad, reflexionaron sobre problemas que siguen sin solución y plantearon preguntas esenciales: ¿cómo ser más libres y más inteligentes? ¿Cómo nos relacionamos con los demás? ¿Qué hacer por el bien de la sociedad? Nunca hay que dejar de leerlas.
El fuego de la libertad
Autor: Wolfram Eilenberger. Traducción de Joaquín Chamorro Mielke.
Editorial: Taurus, 2021.
Formato: 378 páginas. 29,90 euros.
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