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De vender algodones de azúcar a preparar un magnicidio: así son Los Copitos, la banda que atentó contra Kirchner

Los chats que intercambiaron los acusados revelan un plan para “gatillar y no fallar” en un nuevo intento

Federico Rivas Molina
Fernando Montiel atacante Kirchner
Una captura de vídeo muestra la detención de Fernando Sabag Montiel, el hombre que apuntó con un arma de fuego a Cristina Fernández de Kirchner el 1 de septiembre de 2022 en Buenos Aires.RR. SS.

Se hacen llamar Los copitos. No es un nombre muy original: venden copos de azúcar en las plazas y en las puertas de las escuelas. Son seis y tienen un jefe: Gabriel Carrizo, de 27 años, dueño de la bombona de gas y el carrito de donde salen esas nubes de algodón rosado que se deshacen en la boca. En el resto del grupo hay una mujer, Brenda Uliarte, de 23 años, y un hombre de 35 llamado Fernando Sabag Montiel. En la última semana de agosto, Carrizo, Uliarte y Sabag Montiel movieron el carrito cargado de algodones de azúcar hasta la casa de Cristina Kirchner. Cientos de personas se reunían allí cada día para apoyar a la vicepresidenta, que por esos días enfrentaba un pedido de 12 años de cárcel por parte de un fiscal que la investiga por presunta corrupción. Vender copos de azúcar en un sitio tan poco habitual no fue una decisión motivada por cuestiones comerciales.

El 1 de septiembre pasado, Sabag Montiel gatilló un arma a centímetros de la cabeza de Kirchner. Uliarte, que estaba allí, huyó con disimulo entre la gente. Horas después, escribió al teléfono de Carrizo frustrada por el resultado del ataque. “La próxima vez voy y gatillo yo”, le escribió al dueño de la bombona, visiblemente molesta porque la bala de la Bersa que llevaba Sabag Montiel nunca salió. El 2 de septiembre al mediodía, Uliarte, Carrizo y otros cuatro integrantes de la banda de los Los Copitos se plantaron frente a la cámara de un telediario para aclarar que no tenían nada que ver con el atentado. Carrizo se presentó en la entrevista como el líder de los vendedores de copos de azúcar y UIiarte como novia del magnicida fallido. Dijeron entonces que Sabag Montiel, atrapado en el momento del ataque, era un lobo solitario que había ocultado sus planes al resto de sus compañeros. La mentira duró poco.

Uliarte fue detenida días después cuando abordaba un tren de cercanías en Buenos Aires. La policía arrestó también a Agustina Díaz, una joven que Uliarte tenía agendada en su teléfono como “amor de mi vida”. Carrizo cayó 13 días después, cuando desde los tribunales le pidieron que pasase a retirar el teléfono móvil que había dejado en manos de la policía tras declarar como testigo. Todas las miradas están puestas ahora en este joven de 27 años del que poco se conoce. Es un marginal, pero no recibe planes de ayuda estatal. En el pasado trabajó en una empresa de equipos de refrigeración y en un local de comidas rápidas. Ahora tenía una bombona y un carro de copos de azúcar que, según él, daba de comer al resto de los integrantes del grupo. Los mensajes que intercambió con Uliarte, la novia del atacante, días después del disparo fallido contra Kirchner desarmaron poco a poco la idea de que Sabag Montiel había actuado solo.

“La próxima voy y gatillo yo, Nando falló. Yo sí sé disparar bien, no me tiembla la mano”, le escribió Uliarte a Carrizo la misma noche del atentado. “¿Querés hacerlo?”, le preguntó el líder del grupo. “Te juro que sí. Y no me va a fallar el tiro. Pero hay que pensarlo bien. Pasa que Nando no tiene mucha práctica y le tembló el pulso”, le contestó la joven. La conversación avanzó luego hacia estrategias de escape. Uliarte no cree que ha sido identificada hasta que Uliarte le advierte que ya circula en todos los medios que es la novia del atacante. “Te diría que vengas acá”, le dice Carrizo. “¿Posta, que saben mis datos? Estoy en un lugar seguro”, le responde UIiarte, sin saber que pronto sería arrestada.

La justicia ha imputado hasta ahora a Sabag Montiel y Uliarte como coautores del intento de asesinato de Cristina Kirchner. Este jueves, los jueces negaron a Agustina Díaz la excarcelación al considerarla al menos encubridora de todo el plan. Carrizo está preso a la espera de que se decida si finalmente es procesado. El día del ataque, el líder del grupo cambió su estado de whatsapp con una amenaza al presidente Fernández. “¡Seguro el próximo sos vos, Alberto! ¡Tené cuidado!”, escribió. La frase convenció a Fernández de que era el próximo objetivo de la banda de Los Copitos, como dijo en una entrevista la semana pasada.

La justicia no ha podido determinar aun si la cadena de responsabilidades termina en Los Copitos. No tiene pruebas contra los otros tres vendedores de algodón de azúcar que trabajaban bajo las órdenes de Carrizo ni han encontrado evidencia de que haya detrás un cerebro con intereses políticos más sofisticados.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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