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Los enfrentamientos entre Petro y Trump en cinco actos

Estados Unidos descertificó a Colombia en la lucha antinarcóticos, revocó la visa del presidente y vuelve a amenazar con la inminente imposición de aranceles

Colombia y Estados Unidos han sido estrechos aliados por décadas. Sin embargo, Gustavo Petro y Donald Trump, dos presidentes en las antípodas ideológicas, impredecibles y muy proclives a fijar posturas a golpe de redes sociales, han chocado prácticamente sin tregua en los nueve meses en que han coincidido en el poder. Estos son los cinco momentos más críticos.

26 de enero: Petro rechaza los vuelos con deportados de Trump

La primera alerta de tempestades diplomáticas llegó en enero, en un domingo de vértigo. Recién posesionado, Trump dio la orden de iniciar una guerra comercial contra Colombia, luego de que Petro impidió el aterrizaje de dos aviones cargados de deportados esposados de pies y manos, por considerarlo un trato indigno. El republicano amenazó con aranceles de 25% que serían devastadores para la economía colombiana. El equipo diplomático colombiano entendió la dimensión del problema y se movió con rapidez, apoyado por los buenos oficios de figuras de distintas orillas, desde expresidentes hasta empresarios. Había un consenso en la urgencia de solucionar la crisis lo antes posible, pues de lo contrario se corría el riesgo de llegar al lunes, cuando abren los mercados cambiarios y se materializarían las amenazas cruzadas de los dos mandatarios. El entonces saliente canciller Luis Gilberto Murillo, con línea directa con Marco Rubio, llevó el grueso de las conversaciones con la Casa Blanca para solucionar un desencuentro que se resolvió a contrarreloj.

3 de julio: Rubio llama a consultas al embajador norteamericano en Bogotá

La segunda crisis explotó a principios de julio, cuando el Secretario de Estado, Marco Rubio, llamó a consultas a su embajador interino en Bogotá por las “declaraciones infundadas” del presidente Gustavo Petro. El jefe de Estado había insinuado en un discurso que Rubio estaría detrás de un golpe de Estado en su contra, un señalamiento que repitió con más fuerza después de que EL PAÍS reveló unas conversaciones del excanciller Álvaro Leyva en las que asegura haberse reunido con dos republicanos cercanos a Rubio, Mario Díaz-Balart y Carlos Antonio Giménez. Este último celebró la decisión de Rubio, pero ninguno de los dos abogó por castigos económicos o políticos al país, solo insistieron en llamar la atención del presidente colombiano. Petro decidió entonces también llamar a su embajador en Washington D. C., Daniel García-Peña, una movida delicada en la misma semana en que había renunciado su canciller, Laura Sarabia, por un desacuerdo con el mandatario frente al contrato de expedición de pasaportes. Los dos embajadores eventualmente regresaron sin mucho ruido a sus puestos, y sin aranceles como castigo, pero dejando un sabor amargo. A finales de ese mismo mes, Rubio expresó su apoyo a Álvaro Uribe cuando fue encontrado culpable de soborno de testigos en una primera instancia, pero su defensa no provocó mayores tensiones diplomáticas.

15 de septiembre: Trump descertifica a Colombia en la lucha antinarcóticos

En un duro golpe, la Administración Trump optó por desaprobar el desempeño de Colombia en la lucha antidrogas. “Estados Unidos nos descertifica después de decenas de muertos”, se lamentó Petro durante un Consejo de Ministros televisado en el que se anticipó por minutos al esperado anuncio oficial. “El incumplimiento de Colombia de sus obligaciones en materia de control de drogas durante el último año se debe exclusivamente a su liderazgo político”, señaló en su pasaje más ácido el memorando de la Casa Blanca, firmado por el republicano. A pesar de sus críticas, también abrió la puerta a medidas de excepción para mantener la cooperación por motivos de interés nacional –una suerte de descertificación parcial–. Colombia es por mucho el primer productor mundial de cocaína, pero ha sido también un tradicional aliado de Estados Unidos, que solo lo había degradado en esa clasificación en tiempos del expresidente Ernesto Samper (1994-1998). El drástico recorte en la ayuda de USAID por parte de Trump ya había representado un duro golpe para Colombia, que, sin embargo, aún recibe un apoyo sustancial.

26 de septiembre: Estados Unidos revoca la visa de Petro

El departamento de Estado decidió revocar la visa del presidente Gustavo Petro justo cuando regresaba de Nueva York. El presidente colombiano había viajado allí para la Asamblea General de Naciones Unidas, donde condenó, como otros mandatarios de la izquierda latinoamericana, los ataques indiscriminados de Israel en Gaza, que no duda en calificar como genocidio. Pero tres días después de su intervención, se le vio con megáfono en mano en una manifestación propalestina en las calles neoyorquinas. Junto al cantante Roger Waters, llamó a que los soldados norteamericanos desobedecieran las órdenes de Trump en lo que respecta a Israel. El Departamento de Estado anunció que revocaba la visa del colombiano cuando este estaba ya en el aire con destino a Bogotá. En solidaridad, varios miembros de su gabinete, como su canciller, Rosa Villavicencio, renunciaron también a su visa.

19 de octubre: Trump señala a Petro de ser un “líder del narcotráfico” y anticipa aranceles

En una durísima declaración en Truth, su red social, el presidente norteamericano dijo que Petro es un “líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas” y anunció que pondría fin a los “pagos y subsidios” a Colombia. Poco después, el senador republicano Lindsey Graham, un estrecho aliado, dijo que Estados Unidos se preparaba para imponer aranceles, y el mandatario estadounidense confirmó a periodistas que se propone hacer muy pronto el anuncio del monto. “El problema es con Trump, no con Estados Unidos”, reaccionó Petro, además de llamar nuevamente a consultas a su embajador en Washington. La nueva escalada se produce después de varias semanas en las que el colombiano ha sido un crítico muy vocal del despliegue militar estadounidense en el Caribe, dirigido en teoría contra los cárteles criminales venezolanos a los que la Casa Blanca ha declarado la guerra sin la autorización del Congreso. La víspera, Petro había denunciado que al menos una de las embarcaciones atacadas era colombiana y que el bombardeo “presumiblemente” ocurrió en aguas de su país, contra un “pescador”, por lo que pidió explicaciones al Gobierno de Estados Unidos.

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