Ryan Castro: “Crecí en un entorno superhostil”
El reguetonero colombiano acaba de lanzar su primer álbum, ‘El Cantante del Ghetto’, un homenaje al barrio que lo vio crecer, Pedregal, Medellín, y donde empezó su carrera cantando en buses
Ryan Castro quiere hacer suyo este año. El reguetonero colombiano acaba de lanzar su primer álbum, El Cantante del Ghetto, en el que homenajea al barrio que lo vio crecer, Pedregal. Fue allí donde empezó su carrera cantando en autobuses a tan solo 17 años de edad. Hoy día, lejos de tener que buscarse la vida en la calle, Bryan David Castro Sosa (Medellín, 1994) ha pasado por las tarimas de Coachella — como invitado sorpresa de la brasileña Ludmilla el primer fin de semana del festival de este año y junto al mexicano Peso Pluma el segundo — y los Latin Music Awards. Ahora, se prepara para una gira europea este verano y otra en Estados Unidos en otoño. Para él, este ascenso meteórico ha sido “una chimba”. “Tocar en escenarios tan importantes para nosotros es como graduarnos. Estar en el juego y poner nuestro sello de Medellín, de Colombia, para que nosotros, la nueva generación de Colombia, podamos seguir escalando”, cuenta por videollamada desde Miami.
Castro irrumpió en la escena de la música urbana con su tema Mujeriego en 2021, un merengue fusionado con reguetón, y el siguiente año con Jordan, su canción más escuchada en Spotify con más de 518 millones de escuchas. Con su nuevo disco — que incluye colaboraciones con reguetoneros de grandes ligas como Arcángel, Ñengo Flow y Jowell & Randy — Castro espera conectar más íntimamente con sus fans. Será su carta de presentación: un trabajo en el que no solo demuestra de lo que es capaz musicalmente, experimentando con sonidos como la salsa y el dancehall, sino que también reivindica sus orígenes, su vida en lo que llama “el ghetto”, donde la violencia era cotidiana. “El álbum viene de todas las historias del barrio y todo lo que yo crecí viendo y viviendo”, asegura.
Pregunta. ¿Cuál fue la parte más difícil de cantar en buses en aquellos años?
Respuesta. Aparte de cantar, pues porque cantar era bien difícil, era estar todo el día peleando en la calle para uno poder hacerlo, ¿entiendes? No era tan deportivo, como que hoy me subo a este bus y voy a cantar, sino que también había un orden en la calle para uno poder hacer una ruta. O que los choferes de los carros dejaran a uno cantar, esa era la parte difícil. Siempre era mucha pelea.
P. En la canción Big Dreams del nuevo álbum, habla de haber crecido entre maldad. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué tipo de maldad?
R. Cuando yo era adolescente, en el barrio donde yo crecí había mucha violencia. Obviamente, se veían mucho las drogas también… Cuando yo estudiaba había balaceras, cuando iba para el estudio también había balanceras. Ese fue el entorno superhostil en el que yo crecí.
P. En la misma canción dice: “La necesidad nos volvió creativos, la música nos despertó el sentimiento de estar vivos”. ¿Cómo supo que la música sería la vía, no necesariamente para escapar de esa realidad porque sigue muy conectada a ella, pero para lidiar con lo que le rodeaba?
R. Siempre que había una problemática en el barrio, yo lo escribía. Siempre estaba escribiendo lo que estaba pasando y lo transmitía en la música. Entonces, yo digo que la música me sirvió también como un refugio para salir de todas esa tempestad que había ahí afuera.
P. El nombre del nuevo álbum — El Cantante del Ghetto — viene precisamente de esas experiencias…
R. Claro que sí.
P. La palabra “ghetto” en Estados Unidos tiene una connotación racial, se usa sobre todo de forma despectiva para hablar de la comunidad afroamericana. Obviamente, usted viene del barrio, con todas las experiencias que eso conlleva, pero no es negro y aun así eligió usar la palabra “ghetto” en vez de “barrio”. ¿Por qué?
R. Yo básicamente la usé porque, como tú dices, viene del género urbano y lo que a mí me educó fue la música de ellos. Yo lo aprendí de eso: del rap, del reguetón, del hip hop, del dancehall, de toda esa música de Estados Unidos, de Jamaica, de Panamá… Yo no lo veía por el color de piel ni nada eso, sino que yo lo veía más como algo que era del género urbano. Para mí el ghetto representa el barrio, la gente humilde, la gente trabajadora, la gente de cultura. Por eso más que todo lo adopté.
P. Su nuevo álbum tiene muchas referencias al salsero puertorriqueño Héctor Lavoe, empezando por el propio nombre del disco, ya que Lavoe es conocido simplemente como “El Cantante”. ¿Por qué se inspira tanto en él?
R. Me llamaba mucho la atención su manera de expresar su vida en la música. Obviamente, como persona él no es el mejor ejemplo a seguir, pero musicalmente me parecía que expresaba muy bien su dolor, expresaba muy bien su desamor, sus cosas con la fama y con el dinero… Cuando empecé a escuchar su música y a conocer más de él, realmente me gustó mucho porque muchas veces nosotros como artistas tenemos un dolor y no lo expresamos tan bien como él lo hacía.
P. Lavoe batalló contra muchos demonios, entre las drogas y el SIDA, que al final acabaron con él. ¿Qué partes de él quisiera emular? ¿O mejorar?
R. Yo lo vi como ejemplo en ciertas cosas, pero también lo vi como un espejo para no coger ese camino. Porque vi que él, siendo una superestrella, escogió un mal camino, y yo decía como que, “uy, alguien tan talentoso, ¿cómo podría irse por acá?” Pero de las dos maneras aprendí mucho de la carrera de él.
P. En el álbum también tiene canciones con heavy hitters del reguetón, como Arcángel, Ñengo Flow, Jowell & Randy… ¿Cómo fue trabajar con ellos?
R. Para mí es un orgullo y quiere decir que mi proceso va bien y que estoy trabajando de la manera correcta. Todos llevan tantos años en la música que ser aceptados por ellos y tener una amistad, poder hacer música juntos, estar en sintonía y en buena vibra, la verdad que para mí es un orgullo.
P. Arcángel lleva toda una vida dando cátedra en el reguetón. Debe ser una gran experiencia aprender de él.
R. Demasiado. También porque él es un caballero y sabe muy bien lo que hace y pienso que no trabaja con cualquier persona tampoco. Se sabe mover.
P. Dentro del reguetón, y la música urbana en general, hay mucha oferta musical, sobre todo ahora. ¿Qué le diferencia de otros reguetoneros?
R. Ser original y hacer mi corriente diferente al resto. En un género donde hay tantos artistas, uno logra distinguirse porque conecta con la gente.
P. El reguetón últimamente está yendo mucho hacia el techno y la música electrónica, mientras que usted ha estado trabajando con salsa, con merengue…
R. Es otra vibra, claro.
P. ¿Por qué le parece importante experimentar con diferentes sonidos?
R. Refresca y también hace que los fanáticos de uno se aferren más a uno porque ven que no voy pegado a la moda. A veces cansa escuchar todo el tiempo lo mismo.
Antes del disco nuevo, Castro ya había trabajado con compatriotas como Feid — en Monastery (2021) y Ritmo de Medallo (2023) — y Karol G, quien lo ha tenido como invitado especial en su gira mundial Mañana Será Bonito en distintas ocasiones, además de haber cantado juntos en el remix de Una Noche en Medellín (2023).
P. Usted es parte de una nueva generación de reguetoneros y reguetoneras que han salido de Colombia en los últimos años. ¿Se inspiró en ellos?
R. Me parece que son personas de ejemplo, la verdad. Karol G y Feid, todos ellos para mí tienen una carrera impecable y no son personas que se han pegado a la controversia o al chismerío... Para mí son personas que son súper trabajadoras y que nos dan ejemplo, no solo a mí, sino que a toda una generación, de que se puede salir adelante haciendo las cosas bien, sin atropellamiento, sin hablarle mierda del otro y nada de eso. Obviamente, ahora son superestrellas y eso nos motiva a seguir adelante.
P. ¿También le gustaría inspirar a una nueva generación de artistas colombianos?
R. Por supuesto, esa es la intención: dejar un legado no solo musicalmente, sino que inspirar. Que la gente diga “uy, quiero ir detrás de Ryan”.
P. Más allá de la música, ¿cuáles son sus placeres más sencillos?
R. Estar en mi barrio, compartir con mi familia, salir a caminar, montar en bicicleta… Cosas de la vida natural. Obviamente estar en el estudio y hacer esas cosas también me generan placer, pero otras cosas diferentes a la fama y al trabajo me hace sentir tranquilo.
P. ¿Pasa mucho tiempo en casa, en Medellín?
R. No, y eso es algo que me a veces me frustra en la música. Trabajas, te compras una casa y nunca estás en la casa. Pero al final del día creo que uno sabrá cuándo parar y hasta qué momento darle para poder disfrutar. Pero no, no paso casi tiempo en casa, la verdad. [Se ríe.]
P. Como bien dice, la industria de la música puede ser abrumadora. ¿Tiene algo que lo mantenga centrado o motivado?
R. Mis amigos, mi equipo de trabajo. Los amigos con los que yo ando todo el tiempo, que trabajan conmigo, son parceros míos desde hace mucho tiempo. Entonces son gente con la que yo me puedo divertir hablando de otra cosa que no tenga nada que ver con la música y eso me mantiene ahí nivelado.
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