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El petrismo hace fracasar la moción contra la ministra acusada de pánico económico

La oposición colombiana intentó su primera moción de censura sin votos a su favor contra Irene Vélez, política que lidera la transición energética

Irene Velez (c), Ministra de Minas, en las instalaciones del Senado de Colombia, el 30 de noviembre de 2022.
Irene Velez (c), Ministra de Minas, en las instalaciones del Senado de Colombia, el 30 de noviembre de 2022.ministerio de minas
Camila Osorio

La palabra clave en este partido es pánico, pero el debate es quién lo genera. De acuerdo a la oposición colombiana, la ministra del Minas y Energía Irene Vélez, encargada de manejar la transición energética del presidente Gustavo Petro, ha dado un número de declaraciones sobre el futuro de los hidrocarburos que han generado “pánico económico” y puesto en riesgo la autosuficiencia energética de Colombia. De acuerdo al petrismo, los que están generando pánico económico son los de la oposición inventando que las declaraciones de la ministra tienen tanto poder que pueden afectar el precio del dólar más que la inflación mundial o la Reserva Federal de Estados Unidos.

“¿Quién acá es el que especula realmente? ¿Quién es el que está generando el pánico?”, preguntó, retóricamente, un congresista del Partido Verde que apoya a la ministra. Encontrar la respuesta requiere entrar a la Cámara de Representantes, el lugar donde Vélez enfrentó la primera moción de censura del gobierno Petro. El petrismo, sin embargo, cerró filas y respaldó a su ministra. La oposición, envés de lograr su primera victoria contra el gobierno, terminó atornillándola en el gobierno.

El enfrentamiento político empezó a la misma hora a la que jugaban México y Argentina, pero los congresistas no faltaron a la cita por lo que pasara en Qatar. A favor de Vélez había cartulinas pegadas en los muros y balcones de la plenaria, como “gracias ministra” o “La transición energética se construye con Irene Vélez”. Los congresistas del petrismo asistieron en tenis —un símbolo de apoyo después de que Vélez fue criticada por ir a una reunión en estos— y varios Ministros le enviaron mensajes de apoyo en redes sociales. Alfonso Prada, del Interior, estuvo al lado de Vélez casi las nueve horas que duró el debate. Incluso el Ministro de Hacienda, el único del gobierno que ha sido algo crítico a ella, la felicitó en redes por lograr reducir las tarifas de energía del país y acuerdos con el sector de hidrocarburos.

La oposición no cuenta con suficientes votos para lograr la renuncia de la ministra —votación que se llevará a cabo el próximo martes— pero aun así dieron la pelea. No tenían tantos carteles a su favor en el Congreso, pero colgaron unos en blanco y negro que pedían la #CensuraAMinMinas en cada una de sus sillas. Seis representantes la acusaron de primípara, de académica y activista ambiental que no tiene experiencia laboral en el sector de hidrocarburos. “Es como tener a un vegano dirigiendo Fedegán”, dijo un representante del partido uribista Centro Democrático. Cuestionaron que Vélez modificara manuales para contratar a 31 funcionarios, que ahora podrán ser filósofos o antropólogos, aunque reconocieron que muchos otros Ministros de Minas han hecho lo mismo en el pasado.

La oposición convocó a la ministra argumentando sobre todo que generó pánico económico cuando habló en un evento de la teoría del decrecimiento —que pide a los países del norte cambiar su forma de consumo— y por repetir que no abrirá nuevos contratos para explotación de petróleo y gas porque quiere reemplazar esas fuentes de energía con energías renovables. De acuerdo a la oposición, esas declaraciones no solo terminaron impactando el precio del dólar, sino que la Ministra puede dejar sin energía a los colombianos en 8 años, cuando anticipan se acabarán las reservas actuales. “¿Cómo le vamos a garantizar a la gente que no tenga que volver a la leña?”, preguntó una congresista del partido de derecha Cambio Radical.

El fantasma de Venezuela también apareció para generar más miedo, porque la oposición argumenta que Colombia terminará dependiendo de la producción de hidrocarburos de los vecinos. “¿Cuál es el negocio que ustedes tienen con la dictadura de Nicolás Maduro?”, preguntó el representante Miguel Polo Polo, que empezó su intervención diciendo “sí al petróleo, sí al gas, sí al fracking”. El pánico, enfatizaron varios, es que Colombia termine dependiendo de la energía de Venezuela como Europa depende de la de Rusia.

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La oposición, sin embargo, se puso encima la imposible tarea de probar que las declaraciones de la Ministra tengan más poder que la inflación global, la amenaza de recesión, y el alza de las tasas de interés en varios bancos del mundo —movimientos que no solo han devaluado a la moneda colombiana sino a muchas otras. “La oposición nos dice que la ministra genera pánico económico como si ella pudiera afectar la economía internacional”, dijo la representante petrista Susana Boreal, que llevó al congreso una cartulina en la que explicó el ABC de las decisiones en el Banco Central de Estados Unidos, como si fuera una profesora de primaria.

“No es una ministra, es un nuevo gobierno el que no les gusta a ustedes”, dijo la senadora ambientalista Isabel Zuleta. El plan de gobierno de Petro decía, en la campaña presidencial, que no se firmarían nuevos contratos de explotación. Así que el petrismo cerró filas frente a un punto: el objetivo de la oposición no es Irene Vélez, sino el proyecto que ganó las elecciones, y eso no podrán tumbarlo.

Hacia las nueve de la noche buena parte de la oposición se había ido a casa, mientras que la mayoría del petrismo seguía en sus sillas firmes junto a la Ministra. Todos los partidos de la coalición de gobierno pronunciaron su apoyo a Vélez, incluido el Partido Conservador, que lo dudó por un momento. Finalmente, con los presentes, llegó el turno de la Ministra. Y en sus primeras palabras, ella reconoció el pánico en la sala.

“La transición energética será segura y gradual”, aseguró para calmar los nervios. A la oposición le recordó que fue el gobierno del expresidente Iván Duque el que se comprometió a reducir las emisiones de carbono para el 2030, y que varios de los países más ricos a los que Colombia exporta hidrocarburos planean dejar de comprarlos para el mismo año o 2035, así que el país necesita diversificar su canasta exportadora y una forma de hacerlo es invirtiendo en energías limpias que, se espera, serán más baratas.

“A veces, el cambio da miedo”, dijo. “A veces el cambio genera oposición. Pero el cambio es también lo que esta ciudadanía decidió”.

Sobre los contratos para petróleo y gas, el tema más álgido para la oposición, Vélez dijo que hay 381 actualmente, de los cuales 118 son contratos de exploración, y añadió que el gobierno no tiene intención de frenar ni uno solo de esos. “Creemos que es importante dar todas las garantías de exploración, con responsabilidad social y ambiental”, dijo. Unos 35 están suspendidos y el Ministerio se compromete a apoyarlos para ver cómo pueden ser viables. Pero con respecto a nuevos contratos de petróleo, Vélez dijo que no serían viables una vez puedan vender esa explotación, porque para entonces la demanda se habrá reducido y encarecido considerablemente a nivel mundial.

“¿Qué va a pasar con la vaca cuando ya nadie quiere su leche?” preguntó la Ministra, que explicaba las lógicas del mercado con alegorías a la economía de un campesino. “Si dependemos de lo que nos da esta única vaca, y no aseguramos que tenemos marranos, gallinas, el día que la vaca esté enferma lo vamos a percibir”, dijo en contra de la dependencia de hidrocarburos.

Vélez habló de integrar a filósofos, antropólogos u otras ciencias sociales a su Ministerio porque este se vería beneficiado de un enfoque interdisciplinario que ponga en el centro a las comunidades del país que no se han beneficiado del mercado de los hidrocarburos. “Mi norte, como mujer, como madre y como ministra, ha sido siempre estar del lado de los vulnerables, los históricamente marginados”, dijo al principio de su discurso, reconociendo que ella también viene de esa escuela de las humanidades y las ciencias sociales. “A veces es el lugar político de poner a la ciudadanía en el centro que genera miedo, resistencia”, añadió hacia el final de su intervención. El pánico no lo tiene el mercado, es el mensaje. El pánico es al cambio de gobierno.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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