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El día más dulce de Thorfinnsson

Un aficionado islandés se basa en un tema táctico muy conocido- la entrega de un alfil en h2- para adaptarlo a una posición más compleja, que requiere sacrificios adicionales

Leontxo García

El cerebro de los ajedrecistas está muy influido por patrones: estructuras típicas de piezas o peones de las que han visto partidas, quizá muchos años atrás, que pueden recordar de forma consciente o inconsciente; esto último es lo que llamamos intuición, que podemos definir como la memoria inconsciente.

La intuición de Thorfinnsson, un aficionado islandés de alto nivel, pero prácticamente desconocido fuera de su país, funcionó muy bien el 16 de mayo de 2015. Él sabía que en el tipo de estructura que tenía en el tablero es frecuente sacrificar un alfil contra el enroque del rival. Pero pronto vio que la forma tradicional de ese sacrificio no funcionaba en esa posición concreta, sería un suicidio. Sin embargo, lejos de desistir y pensar en otra cosa, Thorfinnsson profundizó en el patrón, buscó maneras creativas de adaptarlo, se fio de su intuición, aceptó el alto riesgo… y así creó una pequeña obra de arte.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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