Un antiguo mentor de Niemann equipara su talento con el de Kárpov
Dlugy califica de “ridícula” la actitud del campeón del mundo, Carlsen, al acusar sin pruebas al joven estadounidense
Maxim Dlugy (Moscú, 1966; residente en Nueva York) es, de pronto, un personaje importante aunque casi nadie lo conozca fuera del ajedrez. Fue mentor del polémico Hans Niemann, estadounidense de 19 años a quien el campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen, acusó sin pruebas de tramposo en la partida que perdió contra él hace mes y medio. Salpicado gravemente por el escándalo, Dlugy asegura que Niemann -confeso de hacer trampas como menor de edad por internet, pero no en torneos presenciales ni en los dos últimos años- es un genio equiparable al excampeón del mundo Anatoli Kárpov, lo que explicaría la gran brillantez de algunas de sus partidas, y augura que Carlsen deberá enfrentarse a procesos judiciales, salvo que pida disculpas.
Dlugy fue un gran maestro de élite, sobre todo en la modalidad relámpago (cinco minutos por jugador para toda la partida) en la que incluso batió una vez a Gari Kaspárov. Conoció a Niemann cuando tenía 11 años, fue su entrenador hasta los 14 (vía Skype, porque Hans vivía en California) y luego una especie de mentor: “Cuando Hans tenía 13 años, vi cómo destrozaba a un maestro internacional. Aquella partida me hizo llorar. Aplicaba exactamente lo que yo le había enseñado. Me convenció de que era excepcionalmente brillante. Tanto, que me recordaba a Kárpov, a quien también entrené durante cierto tiempo”, recuerda Dlugy en una entrevista con el semanario alemán Der Spiegel, la primera que concede, por consejo de sus abogados, desde que Carlsen encendió la espoleta del escándalo.
Dlugy también recuerda la parte más conflictiva del carácter de Niemann, quien previamente había sido alumno de un colegio para superdotados en Países Bajos: “Era muy irrespetuoso con sus rivales, sobre todo tras ganarles. Cuando nos conocimos [Mundial sub 12, Sudáfrica 2014], le gané casi todas las partidas rápidas que jugamos. Y quizá por eso logré que me respetase y que nos lleváramos bien”.
La ruptura de la relación profesional entre ambos coincidió con “turbulentos problemas” en la familia de Niemann, cuya progresión deportiva se estancó durante dos años, con un desenlace peculiar: “A los 16, y con uno de los mayores talentos que yo he visto en los muchos jóvenes que he entrenado, Hans logró una beca en el Columbia Grammar School, se independizó y empezó a dar clases de ajedrez para salir adelante”. Dlugy se vio con él algunas veces en Nueva York para jugar partidas rápidas, lo aconsejó y le puso en contacto con buenos entrenadores.
Esa curiosa relación entre ambos hubiera sido privada sin el escándalo de telenovela que tantas páginas y minutos de radio y televisión ha llenado desde el pasado 4 de septiembre. Carlsen pierde ante Niemann en la 3ª ronda de la Copa Sinquefield de San Luis (EEUU), se retira del torneo y acusa a Niemann, sin pruebas ni indicio sólido alguno, de haber hecho trampas. Niemann reconoce que hizo trampas por internet en dos periodos de su vida, a los 12 años y a los 16, pero nunca desde entonces y jamás en partidas presenciales: “Fue el mayor error de mi vida. Aprendí la lección”.
El club de ajedrez por internet Chess.com, que dice tener más de 90 millones de usuarios y está comprando por 82 millones de dólares el grupo de empresas Play Magnus, cuyo principal accionista es Carlsen, aumenta y amplifica entonces el escándalo con varias acciones polémicas. Rompe su política de máxima discreción y revela que Niemann hizo trampas en más de cien partidas telemáticas, sin explicar por qué esperó tanto para expulsarlo dos veces de su plataforma. Publica un informe muy detallado sobre la carrera de Niemann en torneos presenciales -algo totalmente ajeno al ámbito empresarial de Chess.com, que solo se dedica al ajedrez en línea-, subrayando su fulminante ascensión entre 2020 y 2022. Y, pocos días después de una críptica manifestación de Carlsen –”Parece que Dlugy ha hecho un buen trabajo con Niemann”-, Chess.com difunde correspondencia privada con Dlugy, en la que demuestra que este fue sancionado dos veces por hacer trampas en la plataforma.
Dlugy tiene una explicación para esos dos castigos. En la primera ocasión, él jugaba partidas por Chess.com mientras daba clase a sus alumnos, con el fin de que estos se implicasen y le dieran ideas, en un ejercicio práctico. Después de que Chess.com le expulsase por ayuda ilegal de computadoras, Dlugy descubrió que uno de sus alumnos estaba consultando un programa informático muy potente en lugar de darle ideas con su propia cabeza. Esa explicación fue aceptada por Chess.com, quien le dio una segunda oportunidad.
Pero, según Chess.com, Dlugy volvió a hacer trampas en una partida de 2020. El club virtual le dio 72 horas para confesar por escrito. Dlugy asegura que no hizo trampas, pero pensó que si no accedía a la petición, su reputación como profesor-entrenador se vería muy dañada. Así que optó por una confesión falsa: “Era todo absurdo. En ese torneo podía haber ganado un premio de 500 dólares, pero yo cobro mucho más con mis clases diarias, y preservar eso era lo importante”.
Dlugy explica la reacción de Carlsen tras perder ante Niemann de manera muy similar a la de otros observadores expertos: “Yo tenía el máximo respeto por Magnus, a quien conozco personalmente porque hemos jugado muchas partidas rápidas (…). Creo que se puso furioso cuando Hans le rompió una racha de 52 partidas invicto (…). Y quizá también tenga un problema personal con Hans, cuyo comportamiento es a veces insufrible”.
Niemann “lo está pasando muy mal desde aquel día”, según Dlugy, quien ha hablado varias veces con el acusado desde entonces. “Muchas noches sin dormir y grandes dificultades para concentrarse en las partidas que juega”, añade. Pronostica que Niemann -quien disputa estos días el Campeonato de EEUU con un juego inferior al suyo habitual-, llevará a Carlsen ante los tribunales. Y en cuanto a él mismo, pide dos cosas para no recurrir a los jueces: “Una petición de disculpas de Magnus por involucrarme en esto. Y otra de Chess.com por publicar correspondencia privada”.
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