Un genio de 19 años y siete tipos duros disputan el Candidatos en Madrid

De un genio se puede esperar casi todo. Y Alireza Firouzja lo es, pero inexperto. A los 16 años renegó de su país, Irán, harto de que le obligasen a perder por incomparecencia frente a israelíes. El pasado 1 de diciembre, ya francés, se convirtió en el 2º del mundo (ahora es el 3º) a los 18 años. El sábado cumplirá 19 en el Torneo de Candidatos, que se disputará en el Palacio de Santoña de Madrid desde el viernes. Sus siete rivales, en una liga a doble vuelta, son durísimos; y despiadados, porque solo el vencedor retará a Magnus Carlsen en abril de 2023.

“Me he adaptado muy bien a Francia. Vivo en Chartres, una ciudad muy agradable, con una catedral preciosa. Y creo que estoy bien preparado”, dijo Firouzja a EL PAÍS este miércoles mientras visitaba la sala de juego. Le acompañaba su padre, Hamidreza, quien fue bastante minucioso al preguntar a los responsables de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) por los baños, las alfombras (si tendrán el grosor suficiente para evitar el ruido por el crujido de la madera cuando los jugadores paseen), la luz, las comparecencias ante la prensa y el público después de las partidas, etc.

Y eso fue todo, porque ambos se marcharon raudos, sin quedarse a la conferencia de prensa, donde el único jugador presente fue el estadounidense Fabiano Caruana. Los contratos de los ocho gladiadores del tablero no incluyen la obligación de acudir a esa cita, algo impensable en cualquier otro deporte profesional, a pesar de que los premios suman 500.000 euros. Preguntada por ello, la directora general y presidenta adjunta de la FIDE, la letona Dana Reizniece-Ozola, resaltó: “Esta vez no hemos querido molestarles”, pero reconoció que “deberían cooperar más y mostrar su faceta humana, ahora que el ajedrez está ganando en popularidad en todo el mundo”.

Un análisis frío y racional indica que Firouzja no está entre los principales favoritos. Caruana, subcampeón del mundo en 2018, el chino Liren Ding, actual 2º del escalafón, y en menor medida el ruso Ian Niepómniashi, subcampeón el pasado diciembre en el Mundial de Dubái, superan claramente al franco-iraní en experiencia, juego sólido y conocimiento enciclopédico de las aperturas (primera fase de cada partida, que se prepara en casa con potentísimas computadoras). Y los otros cuatro son también de armas tomar, capaces de tumbar a cualquiera o incluso de ganar el torneo si rinden al 100% de su capacidad. Dos de ellos son los más veteranos: el azerbaiyano Teimur Radyábov, de 35 años, y el estadounidense Hikaru Nakamura, de 34. Y dos son los más jóvenes después de Firouzja: el polaco Jan Duda, de 24, y el húngaro Richard Rapport, de 26, quien ha anunciado su deseo de jugar por Rumanía en cuanto se lo permitan las leyes.

Ahora bien, nadie duda de que Firouzja es un genio, lo que obliga a añadirlo entre paréntesis en cualquier pronóstico. Preguntado al respecto, Caruana se mostró de acuerdo, con importantes matices: “Es verdad que nunca ha jugado el Candidatos, pero yo estuve a punto de ganarlo en mi primera participación. Su talento es gigantesco, y ahora tiene además un buen equipo de entrenamiento. Pero este torneo es mucho más duro que cualquier otro donde él haya brillado. Ciertamente, ser el 2º del mundo a los 18 años resulta asombroso, pero creo que eso se debió a las circunstancias de un momento concreto; sería exagerado considerar que hace seis meses él era el mejor del mundo después de Carlsen. Eso sí, su potencial es inmenso”.

En realidad, con la información existente hoy, no hay garantía alguna de que Carlsen defienda su título el próximo abril porque en Dubái dijo que solo lo hará si el retador es Firouzja, porque es el único que le motiva. Nadie, salvo su padre y representante, Henrik, sabe si ese anuncio refleja lo que el campeón piensa o es una manera de presionar a la FIDE para que cambie de una vez el tradicional formato de la final del Mundial (un duelo a catorce partidas con gran tendencia a empates que aburren a una gran mayoría de los aficionados). Caruana incidió en ello: “No sé si ahora piensa como en diciembre. Si yo estuviera en su lugar, defendería mi título contra el retador oficial, quienquiera que fuese. La paradoja es que en el Torneo de Candidatos siempre decimos que el único puesto importante es el primero, pero en este caso puede ocurrir que el duelo se dispute entre los dos primeros de Madrid”.

En la conferencia de prensa inicial nadie habló de Rusia, pero esa palabra y sus trágicas conexiones actuales flotan en el ambiente del ajedrez. El ruso Serguéi Kariakin, subcampeón del mundo en 2016, se había ganado una plaza en Madrid, pero ha sido descalificado por la FIDE por apoyar la agresión a Ucrania mientras Niepómniachi y otras 43 personalidades del ajedrez ruso (jugadores, directivos, entrenadores, periodistas…) firmaban un manifiesto en sentido contrario. Gran parte de ellos ha salido del país por miedo a las represalias.

Mucho más delicada es la situación del presidente de la FIDE, Arkady Dvorkóvich, quien fue presidente adjunto de Rusia y asesor de Putin en asuntos económicos. También dirigió la organización del Mundial de fútbol en 2018. Tras condenar la invasión de Ucrania de forma clara y dimitir como presidente de la Fundación Skólkovo (un complejo de empresas innovadoras similar, salvando las distancias, a Silicon Valley), fue citado en un periódico ruso condenando el nazismo y el fascismo, aunque sin conectarlo de manera explícita con el Gobierno de Ucrania, probablemente bajo enromes presiones porque no quiere marcharse del país con su familia. Este jueves presidirá la ceremonia de inauguración en el hotel Four Seasons de Madrid, procedente de Panamá y Colombia (en campaña electoral para ser reelegido como mandamás de la FIDE en agosto), y de camino a Lausana (Suiza) para seguir intentando convencer al COI de que el ajedrez (miembro de ese organismo desde 1999) entre en los Juegos Olímpicos.

A la FIDE le vendría muy bien que el vencedor del Candidatos no sea Niepómniashi, porque cualquier otro puede generar patrocinadores y sede no rusos para el Mundial del próximo abril. Quién lo diría: ajedrez y Rusia han sido siempre poco menos que sinónimos, pero ahora interesa que se hable de Madrid.

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