Casablanca estrena una modalidad del ajedrez, con triunfo de Carlsen
Las partidas se inician desde una posición conocida (entre 10 y 12 movimientos), equilibrada y con juego agudo para ambos bandos
Continúa por diversos caminos la porfía para que, en el ajedrez, la ciencia (preparación casera con computadoras de potencia bestial) no pese mucho más que el arte (creatividad e improvisación) y el deporte (apuros de tiempo, tensión, competitividad). La Bolsa de Casablanca, patrocinadora de certámenes de ajedrez desde 2022, ha optado por elegir posiciones interesantes de partidas históricas como punto de partida para el enfrentamiento entre cuatro estrellas actuales: el noruego Magnus Carlsen, el indio Viswanathan Anand, el estadounidense Hikaru Nakamura y el egipcio Bassem Amin. Como ocurre con mucha frecuencia en todas las modalidades, triunfó Carlsen.
En los círculos de la élite del ajedrez hay un reconocimiento mayoritario de que se debe cambiar algo para reducir el número de empates tras escasa lucha o poco riesgo, así como el de partidas cuyos primeros 20 o 25 o incluso más lances se efectúan de memoria porque han sido minuciosamente preparados con ajedrecistas de silicio que calculan millones de jugadas por segundo. Sin embargo, la opinión mayoritaria es justo la contraria entre los aficionados de nivel medio o bajo: han invertido años en elaborar un repertorio sólido de aperturas y defensas, y se sienten desnudos si se les priva de ese arsenal, como ocurre con el ajedrez 960 (la posición inicial de las piezas en la primera fila se sortea justo antes de cada partida).
Pero ni siquiera en el ajedrez profesional hay consenso en cuanto a qué hay que cambiar concretamente. Por ejemplo, el próximo lunes comienza en Stavanger (Noruega) el Norway Chess, donde todas las partidas en tablas son inmediatamente seguidas de un desempate relámpago (la partida termina en unos diez minutos). En esa misma línea se manifiesta el maestro internacional marroquí Mohamed Tissir: “Hay que estimular la combatividad, buscar fórmulas para que un jugador profesional gane mucho más dinero si lucha más; por ejemplo, una cantidad fija por participar, pero una gran diferencia entre el primer premio y los siguientes”.
Otro debate de gran actualidad, que en Casablanca surgió con fuerza este sábado, durante la primera ronda, es el de la diferencia entre la perspectiva humana o de máquina a la hora de evaluar una posición. La elegida como punto de partida de las partidas inaugurales (Carlsen-Anand y Nakamura-Amin) fue una del Mundial de La Habana en 1889, entre el austriaco Wilhem Steinitz y el ruso Mijaíl Chigorin. Para los ajedrecistas de silicio, esa posición está equilibrada pero, en conversaciones con EL PAÍS, los cuatro participantes coincidieron en que es más fácil jugarla con blancas, especialmente en la modalidad rápida (la partida suele durar menos de una hora).
Carlsen no dudó en mostrarse de acuerdo con sus compañeros tras la victoria sobre Anand: “Ciertamente, yo vi enseguida varios planes lógicos para las blancas, y necesité bastante más tiempo para ver las mejores ideas para las negras”. Anand reconoció: “Mi primera impresión fue que yo estaba perdido antes de empezar. Luego ya me surgieron varias ideas, pero en una partida rápida el consumo de tiempo es un factor muy esencial”.
Nakamura, que se impuso a Amin, propuso que todas las posiciones iniciales sean elegidas por los propios participantes -no por votación de los aficionados ni por sorteo tras una preselección de dos grandes maestros, el marroquí Hicham Hamdouchi y el francés Laurent Fressinet- para que el criterio humano prevalezca sobre el de la máquina. Y añadió: “En una partida a ritmo clásico [lento], yo jugaría a gusto esa posición con negras, pero reconozco que a este ritmo partía con ventaja”. Y el egipcio se mostró de acuerdo. Hamdouchi vislumbra la creación de un algoritmo de inteligencia artificial que produzca posiciones apropiadas, de acuerdo con los criterios establecidos.
El torneo se ha jugado en un bellísimo palacio, Mahkamat al-Pasha, y fue precedido por diversos actos. En especial, una fiesta conmemorativa del centenario de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en el parque de la Liga Árabe, con una exposición de fotos, exhibición de partidas simultáneas y otras actividades. La Bolsa de Casablanca y el Gobierno de Marruecos (su ministro de Educación, Chakib Benmoussa, presidió la ceremonia inaugural), bajo el patronazgo del rey Mohammed VI, se han propuesto que la importancia de Marruecos en ajedrez, muy dañada por la gestión durante muchos años de una federación nacional muy cuestionada, sea proporcional a la que tiene como país.
El consejero delegado de la Bolsa de Casablanca, Tarik Senhaji, explicó a este periódico el origen de la idea: “Empecé a dar vueltas al asunto cuando vi las doce tablas consecutivas del Mundial Carlsen-Caruana, Londres 2018. Pero el ajedrez 960 no nos terminaba de convencer porque, en muchas partidas, los jugadores maniobran en la apertura hasta lograr una posición que se parezca a la del ajedrez clásico”.
El enorme éxito de la serie Gambito de Dama (Netflix) fue el detonante: “Me fijé en que las posiciones de partidas que se ven en la serie, elegidas por Gari Kaspárov como asesor de la productora, eran agudas y muy interesantes. Entonces nos faltaba la oportunidad ideal para estrenar la idea a lo grande, y ha llegado con el centenario de la FIDE y la magnífica disposición de los jugadores invitados”.
¿Repetirá el año próximo? “Tengo que estudiarlo con mi equipo, pero mi postura inicial es que sí. Y tal vez debamos discutir si mantenemos este ritmo o lo hacemos más lento. Por ejemplo, con 45 minutos para cada jugador, de tal modo que puedan pensar con calma sobre las sutilezas de la posición inicial”. En todo caso, Senhaji está muy satisfecho: “Esta tercera edición de la Semana del Ajedrez en Casablanca nos ha dado a conocer en el mundo entero”.
Clasificación final: 1º Carlsen 4,5 puntos; 2º Nakamura 3,5; 3º Anand 3; 4º Amin 1.
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