30 marchas piden la dimisión de Wert
Manifestaciones en toda España contra la reforma educativa y los recortes. La protesta da síntomas de fatiga
El llamamiento fue claro: una treintena de marchas en toda España han pedido este miércoles la destitución del ministro de Educación, José Ignacio Wert, de forma que pueda abrirse un nuevo debate en la comunidad de enseñanza sin el proyecto del Gobierno sobre la mesa. Los manifestantes han exigido que se rectifique el "desmantelamiento" de la educación pública y, en Cataluña, la defensa de la lengua ha servido como elemento movilizador. Pero la protesta da señales de fatiga ante la reiteración de frentes; las marchas de Madrid y Barcelona han reunido a algunos miles de personas, menos de las que se han movilizado en otras convocatorias de los últimos meses. “Wert dimite, el pueblo no te admite”, clamaban en la capital española.
“La educación no es un gasto, es inversión”, fue el lema de central de la protesta celebrada en Madrid y algunos de los lemas más coreados en las protestas de otras ciudades. También se repitieron gritos en contra de la mercantilización de la educación. “En estos momentos nos encontramos con unas medidas que muestran la incompatibilidad de una educación pública y de calidad dentro de un mercado cuyo único objetivo es el beneficio económico a corto plazo”, criticaron los convocantes de las protestas a través de un manifiesto.
La Lomce contempla adelantar a tercero de ESO la elección de itinerarios hacia la FP o el bachillerato; reválidas en ESO y bachillerato que evalúen la calidad del sistema y fomenten la competitividad entre centros; especialización de las escuelas por materias o planes de calidad.
“Es una ley injusta, que profundiza en la privatización de la educación”, critica César Gómez, estudiante de Historia en la Universidad de Barcelona. Este joven censura que se refuerce la importancia de la asignatura de Religión en la Lomce. “Es una interferencia de la Iglesia en el aula, cargándose todos los avances conseguidos durante dos décadas en pro de la escuela laica”, añade.
Lucía García, que cursa segundo de Bachillerato en Madrid, repartía octavillas anunciando la huelga en educación que el Sindicato de Estudiantes ha convocado para el próximo febrero. “Tenemos que seguir con la lucha”, razona, “porque esta ley no es democrática. Tampoco está bien que segreguen por sexos o impongan la asignatura de religión obligatoria, que le quita tiempo a otras materias más importantes”. García, que duda entre elegir la carrera de Matemáticas o Química el próximo año, está preocupada por las tasas universitarias que no sabe si podrá afrontar.
Albert Vilallonga desafió al frío de Barcelona y junto a su hijo de siete años salió a la calle para denunciar el “deterioro” que está percibiendo en la escuela. “Mi hijo ha estado dos semanas sin clase porque no han sustituido la profesora que se puso enferma. Se hacen menos excursiones por falta de profesores y se empieza a notar falta de mantenimiento en el patio”, denuncia el padre.
"Por una España plural y libre. Educar, al PP y al clero", se leía en muchas pancartas. Son las que Martín Sagrera, profesor de universidad jubilado, había pasado varios días confeccionando en su casa. En su mano, una veintena de carteles, cantidad que fue mermando según los repartía entre los manifestantes. "Las he hecho porque estamos regresando a tiempos de la dictadura con un sistema educativo que no respeta la diversidad ni religiosa ni de las autonomías. Es contrario a la Constitución", sentencia.
Las protestas no solo dirigieron sus críticas contra los recortes del Gobierno central. Algunas comunidades ya llevan afanándose con las tijeras hace un par de años, como en Cataluña. Uno de los ámbitos donde más se ha notado es en la educación infantil, ya que la Generalitat ha recortado un 50% las subvenciones a las guarderías públicas. Dori Anglada es profesora en el jardín de infancia L'Harmonia de Barcelona y se queja de que la combinación de los ajustes autonómicos y estatales está hacinando las aulas, mientras se reduce el profesorado.
En Madrid, se acusó a la es presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, de ser una de las precursoras de los recortes. Así lo cree, Mireille Tumba, profesora de francés en un instituto, que ha acudido a la protesta acompañada de sus dos hijas de 8 y 10 años. "Con Esperanza teníamos el anticipo. Ahora legislan lo que ella ya hacía en Madrid", denuncia. Esta madre de origen belga teme que sus hijas no tengan acceso en España a una educación pública de calidad y no descarta marcharse del país para garantizársela. "No nos manifestamos por una paga extra", se queja en referencia a las declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón quien dijo que ese era el motivo por el que protestaban los funcionarios de Justicia. "Parece de broma que la ley que se llame de ‘mejora’ cuando va a empeorar las cosas. En Madrid ya estamos sufriendo los recortes, donde hay alumnos que pasan tres semanas sin profesor porque no se cubren las bajas. Eso no les importa, que hagamos huelga sí", zanja.
La defensa de la lengua también estuvo presente en las comunidades con lengua cooficial, como Cataluña o la Comunidad Valenciana. El anteproyecto prevé relegar el catalán, el euskera y el gallego a una asignatura de “especialidad” por detrás de las troncales y las específicas. Esta polémica hace una semana enfrenta a Gobierno y Generalitat catalana y que se visualizó en el plante de la consejera de Enseñanza catalana, Irene Rigau, en la reunión del ministro Wert con las autonomías la semana pasada. Ayer Ministerio y Generalitat se reunían de nuevo para intentar acercar posiciones en cuanto al trato del catalán en la Lomce.
En el último año las protestas se están multiplicando, cosa que está empezando a generar cierto cansancio. En Madrid se habían convocado dos manifestaciones, una desde la Plaza de Colón y otra desde la de Neptuno, aunque han confluido en Cibeles, donde se han agrupado pocos miles personas. Una protesta descafeinada comparada con otras organizadas durante el año por la comunidad educativa. También adelgazó la protesta de Barcelona, con una plaza Sant Jaume más despejada que en la del pasado lunes en defensa del catalán, a pesar que la Guardia Urbana cifró la primera en 4.500 y la de ayer en 5.000 personas. No obstante, entre los congregados consultados por este periódico la opinión era común: no importa cuántas manifestaciones haya, hay que ir y seguir con la lucha. "Hay que desalojar a este Gobierno de la Moncloa", ha insistido en su discurso Eduardo Sabina, de Fete-UGT.
Con información de Ezequiel Moltó y Juan Manuel Játiva.
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