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Una gripe obliga al Papa a suspender todas las audiencias previstas para hoy

Juan Pablo II ya dio evidentes muestras de fatiga ayer durante del rezo del Ángelus

La salud del papa Juan Pablo II, de 84 años, es de nuevo motivo de preocupación después de que hoy se viera obligado a suspender todas las audiencias previstas debido a un "proceso gripal", según han informado fuentes del Vaticano sin dar más detalles. El Papa ha reducido sus actividades y sus viajes en los últimos meses a causa de su delicado estado de salud.

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"Debido a un proceso gripal, comenzado en la jornada de ayer, se ha aconsejado al Santo Padre que suspenda todas las audiencias previstas para hoy", ha señalado esta mañana en un escueto comunicado el portavoz vaticano, el español Joaquín Navarro Valls, que no ha ofrecido más detalles sobre el estado de salud del Papa. No obstante, Navarro ha aclarado que, pese a la gripe, Juan Pablo II sí ha recibido a los encargados de preparar el Anuario Pontificio de 2005, que le han entregado el primer ejemplar. Según fuentes vaticanas, el Papa tuvo fiebre ayer y hoy aún mantenía algunas décimas. De momento, se desconoce cuantos días estará alejado de su trabajo.

Para mañana tiene previsto reunirse con obispos de Suiza en visita ad limina (la que están obligados a realizar a la Santa Sede todos los prelados del mundo cada cinco años) y el miércoles debe celebrar la tradicional audiencia pública, que le permite reunirse con fieles procedentes de todas las partes del mundo. Fuentes vaticanas han asegurado que, de momento, las audiencias de los próximos días no han sido modificadas. En todo caso, dependerá de la evolución de la gripe. La alarma por el estado de salud del octogenario Pontífice se desató ayer al mediodía tras mostrar importantes señales de debilidad. Así, se le vio tembloroso, con la voz cansada y ronca y con graves dificultades para hablar y respirar en el transcurso del rezo del Ángelus, dirigido a los presentes en la Plaza de San Pedro, entre ellos centenares de jóvenes del movimiento Azione Cattolica, desde un balcón de sus habitaciones.

Un "problema intestinal" en 2003

El Papa se vio incluso obligado a interrumpir su mensaje tras el primer párrafo para reponerse. Fue casi imposible entender su mensaje, cuyo contenido se ha conocido a través del comunicado oficial de la Santa Sede. Según la nota, el Papa pidió que la educación para la paz empiece ya desde la infancia y que se desarrolle tanto en las escuelas como en la familia. Los médicos afirman que el temblor y la fatiga del Papa son síntomas de un proceso gripal, que en los últimos días ha afectado a miles de italianos por la misma ola de frío sufrida en España. La última vez que el Papa tuvo que suspender sus actividades por enfermedad fue el 23 de septiembre de 2003, cuando un "problema intestinal" le impidió celebrar la audiencia general del miércoles.

Aquel día, sacando fuerzas de flaqueza, saludó al final del acto por radio a los fieles presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano y les dijo que "sentía" no poder estar con ellos. Tenía la voz débil y temblorosa y hablaba con la cabeza agachada y dando muestras de sufrimiento -como se vio en las imágenes mostradas después por televisión-, pero no quiso perderse el acto. Ésa no fue, sin embargo, la primera vez que el Papa renunciaba a celebrar la audiencia general por motivos de salud. En marzo de 1996 también se vio obligado a suspenderla debido a un problema digestivo y en febrero de 1997 tuvo también que cancelarla al sufrir fiebre. La de septiembre de 2003 fue, sin embargo, la primera en la que tuvo que ser sustituido por un cardenal, el secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano.

Sus dolencias comenzaron tras el atentado del 13 de mayo de 1981, que estuvo a punto de costarle la vida al ser tiroteado por el turco Ali Agca. El Papa fue sometido a una operación en la que le fueron extirpados 55 centímetros de intestino. Poco después sufrió una infección derivada de la operación y, en 1992, se le detectó en el colon un tumor benigno que le fue extraído y le extirparon la vesícula biliar. Un año después, sufrió una caída que le produjo una luxación del hombro derecho con fractura de la glena, y tuvo que volver a pasar por el quirófano. En 1994, se fracturó el fémur derecho en otra caída, al resbalar cuando salía de la bañera. En aquella ocasión se le implantó una prótesis de titanio para sustituir la cabeza del fémur. A todo esto hay que unir, entre otras afecciones, gripes, trastornos intestinales y la extirpación del apéndice.

Juan Pablo II, durante una recepción celebrada en el Vaticano el pasado sábado.
Juan Pablo II, durante una recepción celebrada en el Vaticano el pasado sábado.

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