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El alto número de golpes al yihadismo sitúa a España en el punto de mira

Las fuerzas de seguridad desarticularon este año varias células que ideaban atentar Casi 200 islamistas están presos y más de 600 radicales han sido arrestados desde el 11-M

Jorge A. Rodríguez
Reunión de la comisión de evaluación de la amenaza terrorista. Foto facilitada por el Ministerio del Interior.
Reunión de la comisión de evaluación de la amenaza terrorista. Foto facilitada por el Ministerio del Interior.EFE

El alto número de operaciones contra el yihadismo y la “continua reivindicación para incorporar Al Andalus a Dar al islam (la morada del islam)” mantienen a España en el punto de mira del terrorismo internacional. La última constatación fueron los cuatro tuits del 17 de julio lanzados desde una cuenta ligada al Estado Islámico (ISIS), en los que se pedía atacar cárceles para liberar presos islamistas. España tiene casi 200 reclusos de este corte, sometidos a control especial, consecuencia de las 629 detenciones efectuadas desde 2004. Este año han sido desbaratadas varias células que planeaban atacar en nuestro país.

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Tras los atentados del viernes en París, los servicios antiterroristas han revisado la amenaza y la situación del Estado Islámico en relación con España, y han concluido en el mantenimiento del nivel de alerta cuatro sobre cinco. Estas son sus principales conclusiones:

La amenaza. Policía, Guardia Civil y CNI aseguran que existen “planes operativos genéricos emanados de células vinculadas a Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico] y Al Qaeda que podrían tener como objetivo España”. Entre estos está la petición de liberar presos de la organización tunecina Ajnad Al Khifala. También están los llamamientos de ISIS a atacar a uniformados: fuerzas de seguridad y militares. Los informes revelan: “Es indudable que la participación en la coalición internacional contra el Daesh supone un incremento de la amenaza contra nuestro país”. Además, a principios de mes se alertó de la posibilidad de que España fuera escenario de atentados contra intereses o personas de Francia, Estados Unidos, Rusia e Israel, fundamentalmente.

Los intentos. El 8 de abril, los Mossos d'Esquadra desarticularon una célula que, según los investigadores de la Operación Caronte, pretendían secuestrar y degollar a un policía y colgar el vídeo en Internet, así como “atentar contra el Complejo Central de los Mossos d’Esquadra, una comisaría de los mossos sita en la plaza de España de Barcelona y el Parlamento de Cataluña”. Los servicios de seguridad han detenido a seis lobos solitarios en Ceuta con intención de atentar. Otros tres fueron detenidos el 3 de noviembre en Madrid cuando, según los investigadores, estaban dispuestos a llevar a cabo, “en cualquier momento, actos terroristas como los sucedidos recientemente en otros países de nuestro entorno” a las órdenes de ISIS.

La prevención. “No podemos esperar a que consigan armas o explosivos”. Esta frase es un mantra entre los servicios antiterroristas y quienes combaten este fenómeno en la Audiencia Nacional, donde los investigadores mantienen reuniones diarias con jueces y fiscales para informar de casos de yihadismo y judicializarlos, si procede. Casi todas las operaciones policiales han sido ejecutadas cuando los planes yihadistas estaban solo en fase de ideación y eran captados en las escuchas, seguimientos y rastreos de las redes. El tiempo corre contra los investigadores, ya que la radicalización de una persona “normal” a veces se produce en semanas o meses. Es el caso de Walid Oudra, de 26 años, detenido el 3 de noviembre en Vallecas (Madrid), que en pocos meses dejó a su novia y su vida disipada, fue captado por un “guía espiritual” y pasó a estar “disponible para cometer atentados”, según la descripción del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Solo ha trascendido un caso en el que la célula había adquirido un arma: el de las dos parejas de hermanos detenidos en Ceuta el 24 de enero “que estaban en posesión de una pistola Glock”, una semiautomática de 14 o 15 disparos por cargador muy fácil de usar. El nivel de la amenaza sobre España se evalúa semanalmente en el Ministerio del Interior. La advertencia es siempre la misma: es imposible reducir el riesgo a cero.

Radicalizados y retornados. “Es un peligro para nuestro país el continuo incremento de individuos radicalizados a través de Internet susceptibles de desplazarse a Siria o de atacar en España en el caso de no poder viajar”, subrayan fuentes antiterrorristas. Pero también son un peligro los retornados tras combatir en Siria e Irak, entrenados y enfervorizados: 133 radicales han partido desde España y 25 han regresado. De ellos, 15 están en prisión.

Detenciones y presos. Tras el 11 de marzo de 2004 (192 muertos y 1.858 heridos), España ha ejecutado 140 operaciones en las que fueron detenidos 591 presuntos terroristas. Otras 14 operaciones en colaboración con otros países han supuesto la detención de 38 islamistas más. Este año han sido arrestadas 90 personas por terrorismo internacional. En las cárceles permanecen unos 200 islamistas (186, según el dato de agosto de Instituciones Penitenciarias). El Ministerio del Interior les aplica un protocolo de especial control para conocer sus planes, sus contactos y detectar nuevos prosélitos.

País de tránsito. Los aeropuertos españoles están siendo utilizados por yihadistas que pretenden saltar a Irak y Siria, lo que “incrementa la amenaza contra nuestro país”. El de Barcelona ha sido utilizado por yihadistas radicados en España y “por muchos de los que se encontraban en Francia”. El de Málaga ha sido elegido por radicales procedentes de Marruecos. Francia pidió ayer a España que extreme el control en las fronteras españolas. También son un riesgo las redes de captación, que han tenido especial éxito en Cataluña, Madrid, Ceuta y Melilla.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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