En primera línea de fuego por 900 euros
Los efectivos de las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales se levantan contra la empresa pública Tragsa
En la memoria de Cristóbal Medeiros quedó grabado cómo "el fuego levantaba por sí mismo las piedras del suelo" durante el incendio de Castrocontrigo (León) de 2012. A su compañero Santiago Terol tampoco se le olvidan esas llamas, "de hasta 20 metros", que arrasaron más de 11.000 hectáreas y movilizaron hace tres veranos a más de 800 efectivos de extinción. Tanto Medeiros como Terol, miembros de las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF), se encontraban entre ellos. "Recuerdo ese fuego porque fue especialmente duro. Pero he ido a tantos...", añade de inmediato el primero, de 29 años, metido en este oficio desde hace ya casi una década y puesto ahora en pie de guerra para reclamar mejoras laborales: "Hay meses que no cobramos ni 900 euros".
Los 545 trabajadores de las BRIF convocaron esta semana tres días de huelga y prevén iniciar otra de carácter indefinido el 27 de julio. Le piden a la empresa pública Tragsa, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, un aumento del sueldo y que se les reconozca dentro de la categoría profesional de bombero forestal. "También que se fomente la búsqueda de una segunda actividad para los compañeros que, llegado el momento, por edad o accidente, no puedan seguir desarrollando esta profesión. Que se encarguen del mantenimiento de las bases, de la logística o de conducir los camiones, por ejemplo", señala Jorge Nieto, delegado de CC OO, que recuerda que los brigadistas deben superar todos los años una prueba física. "Si no lo hacemos, nos vamos a la calle".
Ese es uno de los problemas que más le preocupa a Santiago Terol: el futuro incierto. Natural del municipio alicantino de Alcoy, a sus 35 años vive en Daroca (Zaragoza) con su mujer e hijo, a pocos kilómetros de una de las diez bases que las BRIF tiene repartidas por todo el territorio nacional. "Yo llevo ocho años metido en la lucha contra los incendios. Si a los 55 soy incapaz de pasar las pruebas, ¿qué hago entonces?", afirma. "¿Quién va a contratar a unas personas mayores que llevan toda la vida laboral dedicándose a esto?", se pregunta Nieto.
Los brigadistas cobran 16 pagas de entre 900 y 1.000 euros brutos. A ese importe se le suma un único plus de 112 euros mensuales durante los 4 meses que dura la época de mayor riesgo de incendios. "Eso son 3,7 euros al día por jugarme la vida", apunta Nieto. "Nada más". Pese a que el Ministerio de Medio Ambiente presume de ellos: "Son equipos altamente especializados, que pueden actuar en situaciones de máxima exigencia". Creadas como unidades helitransportables, se plantan en apenas unas horas en cualquier punto del país. Las comunidades autónomas les piden ayuda a menudo.
Lejos del acuerdo
Siete de la mañana de un lunes en Ejea de los Caballeros (Zaragoza). El incendio que, a principios de junio, arrasó 14.000 hectáreas de la comarca de Cinco Villas está casi estabilizado. Luis, de 38 años, salió de la base de Toledo y aterrizó aquí el domingo. Y se tiró todo el día apagando el fuego que cercó cinco pueblos. En apenas unos minutos, volverá a la tarea: "No cobramos complementos de toxicidad, disponibilidad, movilidad nacional o secreto profesional".
Es inmoral que la empresa considere abusivos los aumentos que hemos pedido
En plenas negociaciones, Medio Ambiente le pasa la pelota a Tragsa y esta se defiende: "Los incrementos exigidos [de un 30%] están muy lejos de las retribuciones medias del sector y de las posibilidades de una compañía pública en serias dificultades económicas". Además, añade, los encargos han caído un 65% desde 2009.
"Es inmoral que la empresa considere abusivos los aumentos pedidos por profesionales que se juegan la vida. Además, Tragsa ha mantenido en su seno durante los peores años de la crisis a ejecutivos venidos en muchos casos de la política, que cobran más que el presidente del Gobierno y reciben jugosos bonus adicionales", responde la Asociación de Trabajadores de las BRIF. De momento, el acuerdo entre las partes, admiten los sindicatos, apenas se divisa.
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