Rajoy: “A ningún español le intranquiliza la abdicación”
El presidente del Gobierno enmarca en la “normalidad” la sucesión en Monarquía
El presidente del Gobierno ha demostrado de nuevo, en un discurso muy medido que buscaba estar a la altura del momento histórico que se vivía en el Congreso, que su gran obsesión política es la normalidad. En alguna ocasión, incluso ha bromeado con la idea de que él aspira a gobernar en el aburrimiento. Rajoy está convencido, y así lo ha explicado muchas veces, de que la estabilidad política en España, el hecho de que él tenga mayoría absoluta y haya acuerdos de fondo entre PP y PSOE en los grandes asuntos como la abdicación es básico para salir de la crisis económica. Y todo su discurso ha estado centrado en esa idea, en que hay normalidad total en la sucesión, y no hay nada que temer, ni siquiera al debate monarquía-república en el que él no ha querido entrar salvo para decir que la mayoría de los españoles como señaló la encuesta de EL PAÍS, sigue prefiriendo la monarquía.
Para mostrar esa normalidad, en un discurso que ha buscado en todo momento ofrecer una imagen positiva del país, muy alejada de la que planteaban Alfredo Pérez Rubalcaba y otros portavoces de la oposición, Rajoy ha apelado a la historia. "Nunca, en la historia de los dos últimos siglos, se ha producido la sucesión en la jefatura del Estado con la normalidad con la que se produce esta. A ningún español le intranquiliza la abdicación, nadie cree que se abre una etapa de incertidumbre. España permanece tranquila".
Rajoy, en un discurso de indiscutible defensa de la Monarquía y que no ha planteado en ningún momento la posibilidad de reformar la Constitución -al contrario que todos los demás portavoces- ha reivindicado apelando de nuevo a la historia que España está mucho mejor hoy que hace 39 años, cuando Don Juan Carlos fue designado Rey por las cortes franquistas 48 horas después de la muerte del dictador. "A veces lo olvidamos. Hace 39 años España era un economía de desarrollo medio, un país sin libertades fundamentales, una sociedad cerrada sobre sí misma, un actor aislado y poco relevante en la escena internacional. Hoy, a pesar de los problemas, es una economía desarrollada, un país de derechos y libertades, un actor internacional integrado y respetado. Hemos dejado hace tiempo de ser una democracia en construcción, somos una democracia consolidada y estable".
Rajoy quería evitar entrar en los asuntos polémicos, y tampoco ha dado espacio en su breve discurso a la crisis catalana, el gran desafío también para Felipe VI. Como mucho, una mención indirecta al hablar del aún Príncipe de Asturias: "se ha esforzado en conocer de primera mano y en defender la diversidad de nuestros pueblos y culturas. Don Felipe valora inmensamente ese patrimonio de diversidad y entiende la importancia de su contribución a la unidad de todos".
A veces lo olvidamos. Hace 39 años España era un economía de desarrollo medio. Hoy, a pesar de los problemas, es una economía desarrollada Mariano Rajoy
Pero sobre todo el presidente, que ha recibido los mayores aplausos de su grupo cuando reivindicaba la figura de Don Juan Carlos, ha querido ofrecer normalidad absoluta y huir del debate monarquía-república. Ese asunto se resolvió, según su visión, en 1978 y el PP no tiene ninguna intención de reabrirlo, lo que lo hace inviable porque es imposible cambiar la Constitución sin el PP a no ser que se hundiera tanto en las próximas elecciones que bajará por debajo de 1/3 de los diputados, algo muy poco probable. "La forma política de Estado no está en el orden del día de esta sesión" ha insistido varias veces. "España es una monarquía parlamentaria con hondas raíces históricas porque así lo quieren los españoles que dispusieron además en la Constitución que heredarán la corona los sucesores de Don Juan Carlos", ha rematado.
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