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La muerte de un caribeño por la policía desata disturbios en La Haya

Cinco agentes habían reducido a la víctima, un turista de la antigua colonia de Aruba

Isabel Ferrer

La muerte de Mitch Henriquez, de 42 años y originario de Aruba (antigua colonia holandesa en el Caribe) tras ser reducido por cinco policías el pasado fin de semana en La Haya, ha provocado graves disturbios en la ciudad, sede del Gobierno y la monarquía holandeses. En los tres últimos días, ha habido 60 detenciones, además de quema de contenedores y lanzamiento de piedras contra las fuerzas del orden en Schilderswijk, uno de los barrios de mayor concentración inmigrante. Los manifestantes califican la muerte de racista, y denuncian “la discriminación practicada en los arrestos de ciudadanos que no son holandeses autóctonos”. El alcalde, Jozias van Aartsen, y el ministerio de Justicia han pedido calma, pero la revuelta no tiene visos de ceder, por ahora.

El turista asistía a un festival veraniego de música, y según testigos presenciales, dijo a gritos que llevaba una pistola. Los agentes le detuvieron el sábado “por la fuerza, ya que se resistió, y después se encontró mal en la camioneta policial que le trasladó a comisaría”, según el primer informe publicado por la fiscalía. Henriquez no había bebido ni tomado drogas, y murió el domingo en el hospital. Varios vídeos obtenidos por testigos presenciales, y colgados de inmediato en las redes sociales, mostraron una imagen distinta. Allí se veía cómo fue tirado al suelo por cinco uniformados. Sin poderse mover, recibió repetidas veces golpes en la cabeza y las piernas. Luego fue metido a rastras en el furgón, ya que no podía andar.

Cuando la autopsia reveló que la asfixia era “la única explicación posible del óbito, y fue probablemente causada durante la detención”, la violencia estalló en el barrio. A la vista del informe forense, los fiscales han modificado sus conclusiones. La nueva versión ya no dice que tuvo problemas respiratorios en el vehículo oficial.

La familia del muerto, de todos modos, no cree que pueda hablarse de racismo, sino de violencia sin sentido. “Uno de los policías era también de Aruba. Pensamos que se trata de un abuso de fuerza”, ha declarado uno de los primos de Henriquez. Entretanto, los cinco agentes involucrados en el suceso han sido suspendidos, y Ard van Steur, titular de Justicia, ha prometido una investigación independiente sobre los hechos. “Parto de la base de que se actuó de buena fe, pero algo ha salido horriblemente mal”, ha añadido Paul van Musscher, jefe de la policía.

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