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El canciller austriaco promete a Juncker que defenderá la UE

“Juzgaremos al Gobierno por sus hechos”, señala el presidente de la Comisión

Lucía Abellán
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, da la bienvenida al canciller austríaco, Sebastian Kurz, a su llegada a Bruselas este martes.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, da la bienvenida al canciller austríaco, Sebastian Kurz, a su llegada a Bruselas este martes. EMMANUEL DUNAND (AFP)

El nuevo canciller austriaco, Sebastian Kurz, afrontó este martes su primer examen en Bruselas. Apenas un día después de tomar posesión en el Gobierno que ha constituido con la extrema derecha, Kurz acudió veloz a la capital europea para calmar los ánimos de los socios comunitarios. Como si de un credo se tratase, la palabra proeuropeo resonó al menos una decena de veces durante la media hora que duró la comparecencia posterior al encuentro que mantuvieron Kurz y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

“Hemos tenido un debate intenso. El nuevo canciller lidera un Gobierno con un programa proeuropeo. Juzgaremos al Gobierno por sus actos”, anticipó Juncker, que dijo haber encontrado una correspondencia absoluta entre las intenciones del Ejecutivo austriaco y las de la Comisión.

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La situación en Austria resulta compleja. Por un lado, el nuevo canciller, un joven dirigente de 31 años, pertenece al Partido Popular Europeo, la principal familia política en Europa, de la que proceden los tres presidentes de las grandes instituciones comunitarias. Por otro, Kurz se ha aliado con el Partido de la Libertad (FPÖ), una formación de ultraderecha, antisemita y no precisamente proclive a la Unión Europea. El partido dejó huella en el club comunitario cuando su líder Jörg Haider intentó acceder al Gobierno en 2000 y acabó recibiendo sanciones de sus socios europeos.

Tanto Kurz como Juncker se emplearon a fondo en desterrar esas ideas, como si la presencia de este partido fuera una mera anécdota. “Me gustaría enfatizar que somos un país proeuropeo, activamente implicado en la UE y que nos gustaría que eso continuara”, recalcó Kurz en la sala de prensa de la Comisión Europea.

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Quitar hierro

Ambos dirigentes rehusaron referirse a las posiciones radicales del FPÖ, que maneja tres ministerios clave: Interior, Defensa y Exteriores, aunque este último no controlará directamente los dosieres europeos. Como justificación, Kurz dejó entrever que pactar con el FPÖ no había sido su primera opción y que recurrió a ellos porque “los socialdemócratas no quisieron pactar”.

Pese a admitir que no es “amigo de la extrema derecha”, Juncker quiso quitar hierro a la presencia de este grupo populista en el Gobierno de Austria y citó como precedente el caso de Grecia. “También tuve que trabajar con los compañeros de coalición de extrema derecha de Alexis Tsipras”, lanzó, en referencia al partido nacionalista que lo sostiene en el Gobierno, Anel.

Ya desde su primera comparecencia, Kurz quiso dejar claro que su posición será estricta en uno de los asuntos que más crispa el debate político en Bruselas: la migración. “La reubicación [de refugiados] no es la respuesta para resolver la crisis migratoria. Europa debería decidir quién entra en sus fronteras, no los traficantes”. Con matices, esta postura se enmarca en la línea defendida por otros Gobiernos sin presencia de opciones extremas.

Antes de ver a Juncker a última hora del día, Kurz se entrevistó también con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Este miércoles se citará con el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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