La ejecutiva y el peluquero que derrotaron a Theresa May
Gina Miller, que demandó al Gobierno británico por su intención de iniciar el proceso de salida de la UE sin contar con el Parlamento, acaba de ganar la batalla judicial
Gina Miller no es una persona dada a lamentarse. Tampoco acostumbra a huir de la confrontación. Por eso en la mañana del pasado 24 de junio, cuando supo que sus conciudadanos habían votado mayoritariamente por abandonar la Unión Europea, Miller se planteó qué podía hacer ella. Abogada de formación, esta gestora de fondos británica, nacida hace 51 años en Guyana, acabó protagonizando todo un desafío judicial al Gobierno británico que este jueves por la mañana, al menos en primera instancia, acaba de ganar.
Hija de un ex fiscal general de Guyana y afincada en Londres desde 1976, Miller es la demandante principal en la causa contra el Gobierno británico por su intención de iniciar el proceso de salida de la UE sin contar con el Parlamento. El Tribunal Superior ha fallado este jueves a favor de Miller: son los legisladores, ha dicho, quienes tienen la competencia para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso de ruptura. El fallo supone un durísimo varapalo para el Gobierno de May, que ha anunciado que lo recurrirá. A las puertas de la sala, Miller ha celebrado sin estridencias su victoria en un proceso que, ha declarado, “no trata de política sino de procesos”. La justicia, ha añadido, ha tomado la decisión acertada porque “de lo que se trata es de la soberanía del Parlamento”. “No se trataba de ganar o perder, sino de ver qué era lo correcto. Ahora podemos avanzar con seguridad jurídica”, ha concluido.
Fundadora de una compañía de inversión privada afincada en Londres, no es la primera vez que Miller ejerce de David contra Golliat. En 2012 puso en marcha una campaña que abogaba por una mayor transparencia en la gestión de fondos de inversión. Su lucha contra los privilegios de la City, según relataba en una reciente entrevista con el Financial Times, le valió el arácnido sobrenombre de “viuda negra”.
Miller cuenta con un largo historial como filántropa, a través de una fundación que creó en 2009 y que, según registros públicos, gastó 136.000 libras (153.000 euros) en 2015. Contribuyó a la financiación de un hospital en el barrio londinense de Chelsea, apoya iniciativas humanitarias humildes y asesora a otras personas a encauzar su filantropía. Pero también se ha enfrentado a una parte del sector del voluntariado al denunciar, en 2013, las ambiciones salariales de algunos voluntarios profesionales y proponer un tope en los gastos de mantenimiento y administración de las entidades.
Contaba Miller en Financial Times que su reciente desafío al Gobierno la había convertido en víctima de abusos en Internet, por parte de gente que la acusaba de “frustrar en Brexit por la puerta de atrás”. “Si alguien sabe algo sobre mí, sabrá que no hago nada por la puerta trasera. Si veo algo que creo que es una injusticia, levantaré la voz”, aseguraba.
Al caso de Miller contra el Gobierno de May se suma otro encabezado por un peluquero llamado Deir dos Santos. Dos Santos votó por el Brexit, pero lo hizo precisamente para recuperar la soberanía parlamentaria. Poco ha trascendido de la identidad de este demandante, que estuvo hoy representado en el juicio por su abogado, David Greene, que lo describe como “un tipo normal” y que leyó un comunicado de su cliente a la salida. “Voté por el Brexit por la sencilla razón de que quería que el poder fuera devuelto de Europa al Parlamento británico”, ha dicho. “Pero pensé que no estaba bien que el Gobierno justamente puenteara al Parlamento y tratara de quitar derechos sin consultarlo”.
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