_
_
_
_

Fetulá Gülen, de mentor de Erdogan a acusado de ser su verdugo

La influyente cofradía del clérigo musulmán, exiliado en EE UU, señalada como inductora del golpe

Gülen en 2013 en Saylorsburg, Pensilvania.Vídeo: Selahattin Sevi (AP) / EL PAÍS VÍDEO
Juan Carlos Sanz

El solo nombre del imán Fetulá Gülen representaba hace un par de décadas la invocación de la liquidación del Estado laico para la cúpula kemalista de generales y altos funcionarios que entonces dirigía Turquía. El clérigo musulmán había construido un imperio de universidades, residencias para estudiantes y medios de comunicación —bien relacionado con la banca y el mundo de los negocios— en torno a su tarikato cofradía Hizmet (Servicio), equivalente dentro del culto musulmán al Opus Dei para los católicos.

Más información
La población frena en la calle el golpe de Estado en Turquía
El sultán, la historia y los generales
EE UU y Rusia llaman a evitar un derramamiento de sangre en el país
Inestabilidad en un país clave para la UE
El golpe, ¿quién sabe o la purga continúa?

De hecho, Gülen tuvo que exiliarse en Estados Unidos para librarse de la caza de brujas que puso fin al mandato de Necmettin Erbakan, el primer jefe de Gobierno islamista en la historia de Turquía, y al del entonces alcalde de Estambul, Recep Tayyip Erdogan. Desde su aparente reclusión en la sede de una fundación educativa en el Estado de Pensilvania, no ha dejado de enviar mensajes a sus millones de adeptos en todo el mundo ni de influir en la política turca.

Oficialmente, la cofradía de Gülen condena el terrorismo islamista, llama a la tolerancia y defiende la democracia y el avance de la educación en el mundo musulmán. Sus detractores laicos, sin embargo, temen que solo esté intentando socavar los cimientos de la secularidad con una agenda oculta confesional. Sus rivales en el campo islámico —encarnados por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco) de Erdogan— le acusan de haber urdido la trama golpista militar que en las últimas horas ha intentado acabar con el orden constitucional en Turquía.

Con sus influyentes medios de comunicación —como el ahora intervenido diario Zaman, el de mayor circulación del país—, los gülenistas ayudaron a la formación de Erdogan a alzarse con el poder en 2002 y a convertirse en una formidable maquinaria de ganar elecciones. Los adeptos de Hizmet infiltrados en el aparato del Estado, en las Administraciones de justicia y policial sobre todo, contribuyeron a organizar los macroprocesos en los que cientos de altos mandos militares fueron procesados acusados de conspirar para derribar al Gobierno.

¿Quién es realmente Fetulá Gülen? Los teólogos le citan como un erudito islámico moderado favorable al acercamiento entre las tres grandes religiones monoteístas, bien visto tanto en el Vaticano como en Israel. Nacido en 1938 en la provincia de Erzurum, en el este de Anatolia, e hijo de un imán (un puesto de funcionario público en la Turquía de Atatürk), comenzó a predicar en una mezquita de Edirne, cerca de la frontera con Grecia. Pronto fue trasladado a Esmirna, en la costa del Egeo, una ciudad liberal con escaso fervor religioso.

Inspiración sufí

A mediados de los años sesenta rompió lazos con la visión rigorista del tarikat Nurcu (los seguidores de la luz) y creó su propio movimiento de inspiración moderada y sufí. Su objetivo fueron las clases medias conservadoras, que buscaban una buena educación para sus hijos en la turbulenta Turquía de los años setenta en los que las guerrillas de ultraizquierda combatían a bandas de ultraderecha como los Lobos Grises.

Pero después de haberse consolidado como gobernante hegemónico y de haber debilitado el poder político de las Fuerzas Armadas turcas —que apearon del poder a cuatro Gobiernos civiles entre 1960 y 1997—, la deriva autoritaria de Erdogan, plasmada en la brutal represión de los manifestantes del parque de Gezi de Estambul en 2013, le enfrentó con su antiguo mentor islámico. Desde entonces el primer ministro se refiere siempre al movimiento de Gülen como una “estructura paralela” dentro del Estado para controlar el poder. El Gobierno del AKP había expulsado ya a miles de miembros de Hizmet de la judicatura y las fuerzas de seguridad y ha solicitado a Estados Unidos la extradición de Gülen. Pero las purgas sistemáticas de sus adeptos que Erdogan ha desencadenado ahora tras la intentona golpista no han hecho más que empezar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_