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JORGE DOMÍNGUEZ | POLITÓLOGO DE HARVARD

“Cuba podría convertirse en la Singapur del Caribe”

El experto cree que la isla debe cortar la fuga de cerebros para sacar provecho a sus logros educativos

El politólogo Jorge Domínguez en Puerto Rico.
El politólogo Jorge Domínguez en Puerto Rico.Neysa Jordán

Jorge Domínguez nació en La Habana en 1945 y con 15 años, en 1960, segundo año de la Revolución, se fue con su familia a Estados Unidos, donde se convirtió en uno de los principales expertos de la diáspora sobre Cuba. Con una larga carrera en Harvard, presidió la Asociación de Estudios sobre América Latina (LASA por sus siglas en inglés), que este año celebra su congreso en San Juan de Puerto Rico. Domínguez cree que con el deshielo entre Estados Unidos y Cuba el papel internacional de la isla puede pasar de la constante batalla diplomática a una integración funcional.

Pregunta. ¿Qué podría darle protagonismo a Cuba?

Respuesta. Por ejemplo, que se convierta en uno de los principales suministradores de cascos azules para Naciones Unidas, cosa que nunca ha hecho y que sería útil por su experiencia en misiones internacionales. Es un país que en los años 70 y 80 desplegó más de 300.000 hombres por distintas partes del mundo y sigue teniendo unas Fuerzas Armadas muy profesionales. Otro ejemplo: durante décadas ha invertido una enorme cantidad de recursos en formar a su gente, y la capacitación de los cubanos es extraordinaria. Si nos permitimos un salto de imaginación, Cuba podría convertirse en una Singapur del Caribe. Pero para llegar a eso primero tendría que cambiar una serie de cosas.

P. ¿Cuáles?

Los doctores que Cuba envía a Venezuela son tan buenos como los estadounidenses o los europeos, pero se les paga una miseria

R. En primer lugar los salarios. Los doctores que Cuba envía a Venezuela son tan buenos como los estadounidenses o los europeos, pero se les paga una miseria. El Estado cubano se queda un 90% de su salario. Y por eso cada vez se están yendo más. Lo mismo pasa con los deportistas. Cuba tiene que evitar la fuga de cerebros. Ya no es como antes, cuando te decían: "Sacrifícate: vas a ganar una miseria pero lo vas a hacer en nombre de la Revolución". Ya no es suficiente. Esa no es manera de construir un futuro. El lema oficial es que las reformas deben ocurrir sin pausa pero sin prisa. Yo creo que deben proceder sin pausa pero con un poquitito de prisa, porque, si no, el recurso más importante que se construyó durante medio siglo, la capacidad de los cubanos, se va a esfumar.

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P. ¿Le ha sorprendido la habilidad diplomática de Raúl Castro?

R. Sí, me ha impresionado que un general pueda combinar la idea de autoridad con el don de gentes en cumbres internacionales. Quizás es que como Raúl habla menos que su hermano tiene disposición de escuchar.

P. ¿Con Fidel Castro no habría estos cambios?

La historia que alguien escribirá algún día es si esas decisiones fueron de Fidel o si Raúl lo persuadió

R. No lo sé. Lo que sabemos es que con él no los hubo. Aunque sí se habían resuelto ya algunos asuntos puntuales desde los noventa entre EE UU y Cuba: la relación entre guardacostas, la colaboración en el perímetro de seguridad de Guantánamo... Se lograron relaciones perfectas, pero relaciones entre señores vestidos de uniforme; y el encargado de los señores vestidos de uniforme era Raúl Castro, como ministro de las Fuerzas Armadas. La historia que alguien escribirá algún día, cuando se abran los archivos, es si esas decisiones fueron de Fidel o si Raúl lo persuadió.

P. ¿El deshielo marca una nueva actitud de EE UU hacia América Latina?

R. No. Yo no veo un gran diseño de política exterior de EE UU hacia Latinoamérica. Su atención se ha concentrado y se concentra en otras partes del mundo, como ahora los países del Este de Asia. Lo que sí creo es que la decisión de Washington con respecto a Cuba, como se diría en cubano, tiene el objetivo global de que el tema de Cuba deje de joder en las relaciones multilaterales con América Latina.

P. ¿Cuál cree que sería la política del hipotético sucesor de Raúl Castro, el vicepresidente Miguel Díaz-Canel?

R. Su política es la política de Raúl Castro, y así será hasta que llegue a ser presidente, que es lo que se espera para cuando Raúl cese en 2018. Hasta ese momento hará lo que debe hacer, dirá lo que debe decir.

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