El Estado Islámico y Al Nusra desafían al Ejército libanés
La suerte de los soldados capturados por el Estado Islámico y Al Nusra desestabiliza al Líbano
La crisis desatada por el Estado Islámico (EI) y el Frente Al Nusra en Líbano hunde progresivamente al país en el caos. Las fuerzas de seguridad libanesas arrestaron este jueves a 250 refugiados sirios en la ciudad de Ersal —a 17 kilómetros de la frontera este con Siria—, epicentro de los combates entre yihadistas y tropas libanesas el pasado mes de agosto. La ola de arrestos, que suman un total de 450 detenidos en seis días, llega como respuesta a los repetidos ataques contra efectivos del Ejército libanés.
Tras las masivas detenciones, medios locales citaban la respuesta de Al Nusra (Rama Siria de Al Qaeda), que reaccionaba a través de un mensaje en Twitter: “Al pueblo libanés. Vuestro Ejército está trazando el camino de vuestro futuro al entrar en Ersal y humillar a las gentes suníes. ¿Estáis preparados para pagar el precio por confiar en él? Estamos esperando vuestra respuesta.”
“A las cuatro de la mañana, entraron en nuestra tienda. Nos llevaron a mí y a mi tío”, relata Wisam, de 30 años, que rehúsa dar su apellido por temor a represalias. El joven asegura no tener vínculo alguno con Al Nusra ni con el EI. Fue liberado el mismo día de su arresto. “Nos llevaron a una sala y me interrogaron sobre a quién conocía de los terroristas. Me golpearon repetidas veces hasta romperme varios dientes y hacerme una brecha en la cabeza”, relata al teléfono desde Ersal tras haber sido tratado de sus heridas.
El pasado 2 de agosto, yihadistas del EI y combatientes de Al Nusra atacaron varias posiciones de las Fuerzas Armadas libanesas, dejando un balance de 72 muertos (55 civiles) y más de 200 heridos (135 civiles). En respuesta a la participación del partido-milicia chií Hezbolá, que lucha junto al régimen de Bachar el Asad, los yihadistas optaron por transferir la lucha a territorio libanés. Tras cinco días de combate se replegaron a territorio sirio capturando a 30 uniformados entre soldados y policías. Respondiendo a una llamada hecha por el líder del EI, Abubaker al Bagdadi, en un vídeo difundido por Internet, los milicianos intentan canjear los soldados por islamistas encarcelados en la prisión libanesa de Rumieh.
Ante la negativa del Gobierno libanés de entablar negociación alguna, los yihadistas han cumplido sus amenazas. En lo que va de mes, el EI ha decapitado a dos de los soldados capturados, mientras que Al Nusra ejecutó de un tiro a un tercero. Otros dos uniformados fallecieron en un atentado con explosivos ocultos en una carretera de Ersal. A diferencia de otras zonas en Siria, en la región de Calamún, fronteriza con Líbano, Al Nusra y el EI coordinan sus operaciones.
Ersal es un oasis suní en medio de la región chií de la Bekaa, controlada por Hezbolá. Sus habitantes apoyan abiertamente a los rebeldes sirios y han acogido a decenas de miles de refugiados. Es también la única válvula de escape para los 5.000 rebeldes que se estima que combaten en Calamún para aprovisionarse de munición, alimentos y poner a salvo a sus familiares. “Hoy salieron seis camiones del Ejército repletos de sirios. Las detenciones son un mensaje por parte del Ejército libanés hacia los yihadistas. Les quieren decir que si no liberan a los soldados, las represalias caerán sobre los refugiados sirios. Entre los refugiados hay muchos allegados de combatientes de Al Nusra y del EI”, asegura una fuente cercana a la alcaldía de Ersal.
La unidad del Ejército libanés se resquebraja bajo la presión desde diferentes flancos. Los familiares de los 22 soldados que permanecen capturados han iniciado una agresiva campaña mediática instando a políticos, militares y religiosos a negociar por la liberación. Los intentos de mediación por parte del Consejo de Sheijs suníes no sólo no han dado resultado, sino que han exacerbado las diferencias entre el Ejército y la comunidad suní. La connivencia, incluso colaboración, de algunos refugiados sirios para con los yihadistas ha despertado una ola nacional de rechazo hacia los refugiados. Los grupos suníes más conservadores acusan a su vez a las Fuerzas Armadas libanesas de connivencia con Hezbolá, y han protagonizado en los últimos días varios ataques contra posiciones del Ejército. Acusado de cortocircuitar las negociaciones con los yihadistas, el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, declaró este martes que no se opone a una negociación para liberar a los presos, pero que esta ha de hacerse “desde una posición de fuerza”.
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