Un paseo por la otra Mallorca

La isla de Mallorca es conocida por sus playas, por sus calas y por sus interminables baños de sol. Muchos de los visitantes primerizos preguntan si hay montañas, o si se puede hacer senderismo. La respuesta es rotundamente afirmativa. La Sierra de Tramontana es una cordillera montañosa de 90 kilómetros de largo, por unos 15 kilómetros de ancho, desde el cabo Formentor en Pollença, hasta el cabo de Sa Mola en Andratx. Posee cotas de más de 1.000 metros, como el Puig de Massanella (1.348m.) o el Puig Major (1.445m).

En el año 2010 se inauguró la Ruta de la Piedra Seca, un recorrido de senderismo para aquellos que les gustan caminar más cerca del cielo. Este recorrido atraviesa la Sierra de Tramontana, de punta a punta. El nombre se debe a la gran cantidad de construcciones de pared que se encuentran por el camino. Posee 132 kilómetros, y aprovecha los antiguos caminos de la sierra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011.

El recorrido está concebido en ocho etapas, de entre cuatro y siete horas diarias de marcha. Al final de cada una de ellas la ruta ofrece al senderista refugios muy económicos y con espectaculares vistas, como el monasterio de la Trapa o el refugio de Muleta, en el puerto de Sóller.

La Ruta de la Piedra Seca ofrece una inmejorable forma de conocer la fauna y la flora de la isla, con impactantes vistas de la sierra y auténticas estampas de la isla. Inmensos encinares, estampas de pequeños pueblos como Biniaraix o Deiá, pequeñas calas con antiguos embarcaderos para los pescadores, o embalses de agua cristalina sobrevolados por algún buitre negro en busca de carroña, ayudarán a transformar el imaginario popular vinculado a la isla.

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