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Columna
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Pluralismo en Cataluña

La presencia televisiva de Josep Cuní está amenazada, para regocijo de antiguos conspiradores que buscan moldear el periodismo independiente desde poltronas oficiales

Xavier Vidal-Folch
Josep Cuní con Monica Terribas y Jordi Basté
Josep Cuní con Monica Terribas y Jordi BastéCARLES RIBAS

Esta breve historia va de periodismo. Sobre todo, del peligro que acecha al pluralismo informativo audiovisual en Cataluña, justo cuando esta atraviesa una encrucijada política de mayor cuantía.

Antes de seguir, sepa el lector/a que el firmante tiene interés en el asunto. Colabora como analista en el programa del protagonista.

El protagonista es Josep Cuní, la estrella del periodismo televisivo en catalán (cinco premios Ondas, la Creu de Sant Jordi). Procedente de Radio Barcelona/SER, recaló luego en Catalunya Ràdio, en Com-Ràdio y en TV-3. Hasta que en 2011 el conde de Godó, patrón de La Vanguardia, le contrató para revitalizar su incipiente televisión. Con acierto, a juzgar por los resultados.

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Al mando de un novedoso informativo/magacín de tarde/noche —dura tres horas, un formato inédito— en 8Tv, ha logrado desafiar la inveterada hegemonía de la radiotelevisión oficial, escorada, como nunca, al militantismo (secesionista). Empatando o aventajándola en audiencia. Arrasando en influencia.

Sobre dos pilares: mucha información caliente y una tertulia plural, algo que debería ser obvio, pero lo es menos en el ecosistema catalán (y en algunos otros). Destacan en ella desde la ubicua musa indepe, Pilar Rahola, hasta el preciso notario federalista Juan José López-Burniol.

Ese pluralismo le valió a Cuní el dicterio sectario: de “feudo unionista” tildaron su programa. Otros no perdonaron su pase a la privada. O no entendieron su desafío profesional, compaginar la información dura, política y económica, con los sucesos o las catástrofes sociales cotidianas.

Ahora, complejas circunstancias amenazan la continuidad de la presencia televisiva de Josep Cuní, para regocijo (o premio) de antiguos conspiradores que buscan moldear el periodismo independiente desde poltronas oficiales. Desactivarlo. Desmocharlo.

Sucede justo cuando se abre el cuatrimestre más peliagudo del procés independentista: cuando más urge la pluralidad.

Se dirá que la tele en catalán es minoritaria en audiencia frente a las grandes cadenas. Pero también goza de la mayor influencia en cuanto a la cuestión catalana. Siendo más minoritarias TVE/San Cugat y la local Betevé, el riesgo al definitivo monopolio oficialista (de hecho) se avizora asfixiante.

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