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“Los ingredientes para la vida llegaron de fuera de la Tierra”

Después de contribuir a desvelar que los cometas contienen oxígeno y compuestos orgánicos con ‘Rosetta’, Luisa Lara participa en dos nuevas misiones a Mercurio y Júpiter

La astrofísica Luisa Lara, después de la entrevista.
La astrofísica Luisa Lara, después de la entrevista.Luis Spínola

Luisa Lara está embarcada en un viaje al planeta más desconocido del Sistema Solar. Se trata de un mundo ligeramente mayor que la Luna donde las temperaturas oscilan entre los 400 grados y los 170 bajo cero. La misión BepiColombo, que se lanza en 2018 y está financiada por las agencias espaciales de Europa y Japón, estudiará en detalle Mercurio, el planeta más cercano al Sol. El objetivo de Lara es analizar la orografía y las fallas de este planeta rocoso. Investigadora en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, Lara (Alcalá la Real, Jaén, 1966) también participa en Juice, la misión europea a Júpiter y sus lunas, que pueden albergar vida. Su último trabajo fue como investigadora de uno de los instrumentos de la misión Rosetta, la primera que ha orbitado y aterrizado en un cometa. De visita en Madrid para participar en una conferencia sobre esta misión organizada por la empresa espacial Sener, Lara habla en esta entrevista de sus próximos proyectos y de la posibilidad de encontrar vida más allá de la Tierra.

Pregunta. ¿Qué datos sorprendentes ha desvelado Rosetta sobre los cometas?

Respuesta. Ha habido muchos descubrimientos inesperfVeados. Destaca la existencia de oxígeno molecular. No se ha detectado este compuesto en ningún objeto del Sistema Solar salvo en la Tierra, donde es de origen biológico. Este es un descubrimiento importante y nos ayuda a saber cómo se formó el Sistema Solar. También se ha hallado glicina, el ladrillo principal para construir ácidos nucleicos [ADN] en presencia de agua líquida. Hemos podido saber que este cometa [67P/Churyumov-Gerasimenko] se formó por la colisión de dos cuerpos a muy baja velocidad y el estrechamiento del cuello es precisamente por el intercambio de material entre ellos. Su orografía es muy rica. Hay un acantilado de casi 1.000 metros de altura donde la pendiente gravitacional es de casi 90 grados, más que cualquiera que se pueda encontrar en la Tierra. Con imágenes de alta resolución hemos detectado que la sublimación del hielo es tan grande que rocas de decenas de metros son capaces de saltar y de moverse de sitio y hemos visto el desplazamiento. Una vez se comiencen a estudiar todos los datos la visión de conjunto va a ser verdaderamente sorprendente.

P. ¿Todo esto aclara cómo pudo surgir la vida en la Tierra?

Mercurio es el planeta menos explorado del Sistema Solar y nos puede ayudar a entender mejor los exoplanetas recién descubiertos

R. Tenemos todos los ingredientes, pero la receta para preparar la vida es complicada. En la superficie de la Tierra había agua líquida que probablemente vino de los asteroides. Si la Tierra fue bombardeada por material meteorítico y ese material produjo océanos de agua y después llegaron a impactar cometas que traían glicina, lo más seguro es que en determinadas condiciones empezasen a formarse los primeros ácidos nucleicos y de ahí la vida. Lo que está claro es que los ingredientes para la vida llegaron de fuera, la Tierra no los podía tener de forma original.

P. Usted participa en la misión BepiColombo a Mercurio, ¿por qué es interesante estudiarlo?

R. Es el planeta menos explorado del Sistema Solar y a la vez un paradigma. ¿Qué hace ahí, tan cerca del Sol? ¿Con un periodo de rotación sobre sí mismo tan peculiar [un año dura 88 días terrestres]? No tiene corteza, probablemente la perdió en una colisión masiva. Ahora que se están descubriendo tantos exoplanetas en torno a estrellas cercanas, este planeta va a ayudar a poner en contexto otros sistemas planetarios. Es interesante porque parece que tiene agua helada en las zonas sombrías, no debe ser propia, sino de inyecciones de partículas de polvo interplanetario. Tiene una superficie con muchos impactos de meteoritos, lo que es lógico. Al estar tan cerca del Sol, todo lo que vaya hacia él le da. La Agencia Espacial Europea ha ido a casi todos los planetas del Sistema Solar menos este. La misión consiste en dos sondas. Una estudiará el planeta en sí y otra se centrará en la interacción con el viento solar. Las órbitas serán muy excéntricas, con lo que habrá imágenes de muy alta resolución. También se va a hacer un mapa completo de toda la superficie. Tecnológicamente es un reto viajar tan cerca del Sol. Este planeta de día tiene hasta 700 Kelvin (420 grados centígrados) y de noche tiene 100 (173 bajo cero). Los instrumentos tendrán que sobrevivir a esto.

Se van a realizar dos o tres sobrevuelos de Europa a riesgo de perder la misión

P. ¿Cuál va a ser su trabajo?

R. Tenía pensado trabajar en la estructura de fallas a partir del altímetro láser, Bela. Este instrumento es muy novedoso. El láser medirá el tiempo de vuelo de los fotones y sacará a partir de ellos la orografía del planeta. Mi trabajo se centrará en las imágenes, ya que vamos a ver Mercurio a muy alta resolución.

P. Usted también participa en la misión Juice a Júpiter, ¿en qué trabaja exactamente?

Si tuviera que invertir mi fortuna en buscar vida, iría a Encélado

R. Estamos participando en dos instrumentos. En Gala, el equivalente al altímetro láser Bela, nuestro trabajo será hacer altimetría. En Ganímedes [la luna de Júpiter] se hará un mapa orográfico de toda esta luna y no solo eso, también conoceremos la forma en la que rota y si se puede conectar con el océano líquido que hay debajo de la superficie helada. En Europa tenemos una luna muy afectada por el campo magnético y la radiación que hay allí. Júpiter acelera el viento solar a velocidades espantosas, hasta el punto de que un inofensivo núcleo de oxígeno o helio se convierte en mortal para la electrónica de la nave. Se van a realizar dos o tres sobrevuelos de Europa, a riesgo de perder la misión en ellos. Es la primera vez que se van a hacer este tipo de vuelos en estas lunas. El Instituto de Astrofísica de Andalucía también trabaja en la cámara Janus, desarrolla la fuente de alimentación, la rueda de filtros y el control de mecanismos con un contrato con Sener.

P. Recientemente se han descubierto exoplanetas que podrían tener océanos similares al de Ganímedes. ¿Cuál cree que es el lugar donde será más probable encontrar vida?

R. En el caso de los exoplanetas, todavía predomina más la imaginación que la realidad. Si tuviera que invertir toda mi fortuna en buscar vida iría a Encélado [luna de Saturno] y probablemente también a Europa. Titán es más complicado. A pesar de que hay una sopa química muy rica, buscar en un cuerpo así, con una atmósfera tan densa y cubierto de lagos de metano y etano, es mucho más complicado. Encélado es mejor candidato que Europa porque este último no presenta fracturas en el hielo por las que sale material. Yo iría a esa luna con un espectrómetro de masas igual que el de la misión Rosetta. Por ahora, esta misión no existe.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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