Sonrisas y cordialidad en la comunión de la infanta Sofía

Sofía de Borbón y Ortiz, hija menor de los Reyes de España, ha recibido este miércoles por la mañana la primera comunión en una ceremonia de carácter privado. La Infanta, segunda en la línea de sucesión al trono, ha recibido el sacramento junto al resto de sus compañeros de clase de Cuarto de Primaria del colegio privado Nuestra Señora de los Rosales. Por deseo del centro escolar, el acto ha sido muy sencillo y la Familia Real española se convirtió en una invitada más al acto religioso. Dadas las dimensiones de la iglesia en la que se ha celebrado la misa —La Asunción de Nuestra Señora, en Aravaca—, solo podían asistir los familiares más íntimos de los niños. Junto a Sofía, han estado sus padres, su hermana, la princesa de Asturias, sus abuelos y su bisabuela, además de su padrino Konstantin de Bulgaria. También ha acudido Ana Togores, esposa del padre de la Reina, aunque no posó en la fotografía por deferencia a la exmujer de su marido.

La Familia Real ha posado para los fotógrafos antes de entrar al templo. Decenas de curiosos congregados en los alrededores prorrumpieron en aplausos y vítores. Una imagen que ha permitido volver a ver en público a la Familia Real al completo, por primera vez en casi 10 meses. La Infanta, vestida con el uniforme escolar, dijo: “Estoy tranquila”. Aunque a su lado la Princesa de Asturias respondía a la pregunta sobre los nervios de su hermana asintiendo con la cabeza. Ha sorprendido la cordialidad con la que se ha mostrado don Juan Carlos tanto con doña Sofía, con quien se le ha visto bromear y sonreir, como con doña Letizia. Gestos que en el caso del Rey emérito no son casuales, ya que él maneja a la perfección este tipo de situaciones para lanzar los mensajes que considera oportunos.

Al igual que hizo su hermana mayor, la infanta Sofía ha ido vestida con el uniforme del centro educativo: falda gris y camisa blanca al que ese día se le añade como únicas galas una corbata azul con rayas doradas y una chaqueta tipo blazer azul marino con el escudo del centro bordado. Para la ocasión, la Reina ha vuelto a confiar una vez más en Felipe Varela, a quien ha convertido en su diseñador de cabecera. El color dominante en el estilismo fue el verdeagua, tono que el Rey también eligió para su corbata.

La ceremonia religiosa, en la que Sofía ha leído un extracto de uno de los salmos, ha sido oficiada por el capellán del colegio, fray Javier, y los Reyes, junto a su primogénita, han tomado asiento en los primeros bancos reservados a los padres y hermanos, a quienes se ha colocado en riguroso orden alfabético. Don Juan Carlos y doña Sofía, junto al resto de familiares de la Infanta, se han sentado unas filas más atrás.

Sofía tiene 10 años y es una niña muy alegre, traviesa y extrovertida que mantiene una excelente relación con su hermana Leonor. Debe su nombre a la reina Sofía como explicó doña Letizia al nacer la pequeña. Fue un pequeño homenaje a la madre del Rey.

Los Reyes intentan que sus hijas lleven una vida lo más parecida posible a la de otros niños de su edad pero la llegada de don Felipe al trono las ha acercado un poco más a la vida pública aunque se cuentan con una mano las veces en que se dejan ver: el desfile de la Hispanidad, la Misa de Pascua de Palma y las vacaciones de agosto en Marivent. El resto de su actividad es privada. No ocurre lo mismo en otras casas reales donde se da más información de los miembros más jóvenes de las familias reales. Al ser preguntado en alguna ocasión don Felipe por esta cuestión explicó: "Son muy pequeñas, ya tendrán tiempo".

Tras la misa, la familia se reunió en un almuerzo en la residencia de los Reyes en el palacio de La Zarzuela. Al tratarse de un acto familiar no se ha informado de los asistentes pero se espera que asista toda la familia del Rey, incluida la infanta Cristina. El sábado habrá una fiesta infantil a la que también parece que están convidados todos los primos de la infanta Sofía, incluidos los primos Urdangarin.